Nueva restauración en la Catedral de Cádiz: El vicario de Santa María regresa al XVIII
El Cabildo presenta su última actuación, el Nazareno de Pedro Campana, recuperado por Pilar Morillo y Álvaro Domínguez
A la imagen, de talla completa, se le ha realizado una nueva cruz
En el año 1702, el Ayuntamiento encargó a Nápoles una imagen para que el Regidor Perpetuo de la ciudad estuviera presente en el Salón de Plenos. Y esa imagen vicaria de Santa María llegó a la ciudad al año siguiente. De la Casa Consistorial pasó a la Catedral, donde en la capilla de la Adoración de los Magos ha sido testigo mudo del acontecer histórico de la ciudad hasta nuestros días sin ser ajena al paso del tiempo. Pero hoy, más de tres siglos después, el Nazareno de Pedro Campana luce de nuevo en todo su esplendor. Su restauración supone el último proyecto culminado por el Cabildo Catedral, incansable en su labor de conservación del patrimonio catedralicio, y por la pareja de restauradores formada por Pilar Morillo y Álvaro Domínguez, que suma así otro éxito rotundo en su cada vez más intensa trayectoria.
Coincidiendo con la fiesta de la exaltación de la Cruz, la Catedral repuso ayer la valiosa talla de madera policromada, que ha recuperado la fuerza, el brillo y el color concebido en Nápoles. El trabajo (de cinco meses de duración) no ha sido fácil, a tenor del deterioro que presentaba la imagen cuando llegó al taller de Morillo y Domínguez.
El propio Álvaro Domínguez resaltó el estado de oscuridad generalizada que tenía la imagen, que se unía a una importante suciedad (polvo), a restos de cera, a marcas ya calcinadas (también por efecto de la cera de los cultos), una necrosis provocada por hongos en la parte trasera de la túnica, falta de dedos en la mano derecha o daños en la zona baja por ausencia de una peana sobre la que descansara el Nazareno. Como anécdota, señalan los restauradores que el dedo meñique de esa mano derecha había sufrido un desprendimiento que fue arreglado, en algún momento de la historia, pegando de nuevo el dedo a la mano… pero al revés.
A partir de ahí, se inicia la intervención de los dos restauradores: consolidación y sellado de grietas y fisuras de la madera, revisión de los ensambles, desinsectación y consolidación de las maderas podridas, tratamiento preventivo con insecticida, desensamblado y reajuste de las piezas inestables, reintegración volumétrica de las pérdidas de soporte con madera de cedro, fijación de todas las zonas con peligro de desprendimiento, limpieza mecánica de polvo y depósitos superficiales, reintegración cromática… y colocación en su posición original del dedo meñique.
También se ha incluido en la intervención la construcción de una nueva peana que otorgue más seguridad y protección a la imagen, la limpieza de los elementos metálicos (corona de espinas y potencias) y la realización de una nueva cruz, obra de Miguel Ángel García Saucedo realizada en madera de caoba, que se le ha colocado al revés y que el Cabildo utilizará indistintamente junto a la suya habitual, de camarín, que también ha sido restaurada.
“Es una satisfacción el trabajo, porque supone recuperar la fuerza de una imagen como esta y el dibujo de la ropa”, valora Álvaro Domínguez, que resalta el trabajo que se viene realizando en la ciudad “por recuperar tantas buenas piezas como existen aquí”.
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