Un 'rascacielos' en la puerta de Cádiz

Nuevas viviendas en Avenida Juan Carlos I

Con todo vendido y recién concedida la licencia de primera ocupación, el edificio residencial de lujo ubicado en la glorieta de la Zona Franca de Cádiz está listo

Cuenta con piscina, gimnasio y vistas panorámicas

La nueva torre de viviendas ubicada en la glorieta de la Zona Franca.
La nueva torre de viviendas ubicada en la glorieta de la Zona Franca. / Jesús Marín

Ya está todo listo para entrar a vivir en el privilegiado edificio Torre d’Arenas. El nuevo hito arquitectónico en la puerta de Cádiz con impresionantes vistas panorámicas de buena parte de la Bahía, que más que de arena se presenta imbatible en el diseño de su fachada, con doce plantas de altura, treinta viviendas, garajes, trasteros, piscina, solárium y hasta gimnasio privados.

El nuevo ‘rascacielos’, levantado en la glorieta de la Zona Franca de Cádiz, responde a la primera unidad de ejecución autorizada en esta zona todavía algo inhóspita para vivir, pero que a buen seguro empezará a dar vida a esta área “de futura expansión”

El que habla es Pepe Fernández, director de la empresa promotora Nunadrola S.L., del grupo Carrod, que junto a su hija, la directora general, Elena Fernández, el arquitecto de la construcción, Juan Vega y Gonzalo Herrero, director de ejecución de la obra, muestran a Diario de Cádiz las excelencias y pequeños placeres de la Torre d’Arenas. “El esfuerzo ha sido tremendo, la empresa ha apostado fuerte por este edificio de primeras calidades y con toda una serie de detalles que lo hacen único en prácticamente toda la provincia, porque preferimos construir menos pero mejor”, dice Fernández, orgulloso del resultado.

Nada más poner el pie en la entrada, espaciosa y exquisitamente decorada, más parecida a la de un hotel que a la de un bloque de viviendas, se intuye el resto. Una visita que arranca en el garaje, de tres plantas, “cuya excavación ha sido muy complicada debido al nivel freático, pues hemos sacado 1.350.000 metros cúbicos de agua, que es el agua que cabe en 50 edificios como éste”, apunta el promotor a modo de curiosidad. Como particularidad, cada plaza dispone de instalación eléctrica para recargar vehículos y hay “dos montacargas de coches, en lugar de rampa”, que es la solución técnica que le han dado para optimizar las 35 plazas construidas.

Y del subsuelo al cielo del confort, a la que denominan la planta técnica, la más singular, la cuarta. En ella conviven los servicios comunes de los vecinos como son la piscina de 11x4, solárium, el gimnasio y una sala para tender, aparte de uno de los cuartos de las instalaciones de la mitad del edificio, “pues la otra mitad está en cubierta”. Una gran terraza con piscina sostenida en el aire y un gran gimnasio de 90 metros cuadrados desde los que se divisa la playa Victoria, sin más barrera visual que un perfil de vidrio que la bordea.

Precisamente a esta planta pertenece una de las virguerías técnicas del edificio, el vuelo de la piscina, lo que supuso “un cálculo de estructuras espectacular para plantear un sistema en vuelo sin pilares que sostuviera 24 toneladas de agua”, explica el arquitecto de la Torre d’Arenas.

Pero no es la única singularidad, pues aparte de disponer de una sala para tender y un enorme gimnasio equipado parecido al de cualquier hotel con varias estrellas, la torre cuenta con fachada ventilada de corian, convirtiéndose en pionero en su uso en lo que respecta a edificios residenciales. Un sistema que aporta ventajas en términos de aislamiento térmico y acústico, que evita problemas de condensación, “que es resistente al fuego, agentes químicos, además de no necesitar mantenimiento”, explica Pepe Fernández.

Y es que desde la promotora no han escatimado en detalles y gastos –con una inversión de 10 millones de euros–, incluidos los del diseño y uso de materiales de última generación. Lo explica el arquitecto, que ha vivido el proyecto como “todo un reto” que ha planteado al más puro estilo neoyorkino, donde vivió un tiempo, y de donde ha importado “el concepto de una vivienda volcada al salón”, desgrana tras puntualizar que “la clave del edificio está en el diseño, la personalización al cliente y la sostenibilidad”.

Por ejemplo, la elección de cocina abierta al salón,“que es la tendencia” o cerrada; un tipo de materiales u otros dentro de dos gamas a elegir denominadas Gades y Gadir –todas de Porcelanosa–, la de instalar cocina o no, domótica en los sistemas de persianas, instalación de aire acondicionado frío y calor por zona; luces graduadas y otro tipo de detallitos como la obtención de agua caliente sanitaria a través del innovador sistema de aerotermia. “En lugar de placas solares cada vecino tiene una especie de frigorífico en la casa que es de las más eficientes entre las energías renovables”.

Todo esto lo comprobamos en una de las viviendas de tres dormitorios de la novena planta, en la que nada más entrar sorprenden las bonitas vistas que ofrecen sus grandes ventanas de suelo a techo y su gran terraza. “Fíjate que se ven los dos puentes, el nuevo y el viejo, como una pequeña maqueta de Cádiz”, describen desde la enorme terraza que rodea toda la vivienda, cuyas barandillas son de vidrio laminado incrustadas directamente en el suelo, “que por cierto está elevado porque entre terraza y salón debe haber un escalón que hemos salvado con este suelo en el que no se ven los sumideros”, explica Pepe Fernández. Y es que son pocas las viviendas que interrumpen la vista en los aledaños.

Ya en el interior de esta casa en concreto, que ha costado junto a una plaza de garaje y un trastero al feliz propietario 390.000 euros sin IVA, se aprecia la calidad de los suelos, porcelánicos o laminados, de las carpinterías, los acabados de los armarios, ya revestidos, y de los estilosos baños.

Pero el caramelito del edificio, al que se accede más rápido de lo normal desde uno de los ascensores que cruza el edificio de suelo a cielo, se encuentra en la última planta, como no podía ser de otro modo, en los magníficos áticos. “Son las dos únicas viviendas completamente personalizadas, pues así se ofrecía el producto al cliente”.

Tanto, que el comprador que se enamoró de uno de ellos, de 142 metros y cuatro dormitorios más otros 120 de terraza, optó por un jacuzzi en la terraza, con parte de césped artificial y otra de tarima de madera y con una pérgola laminada regulada por sensores. Eligió su propia cocina y todos los materiales, pagando por ello, más dos plazas de garaje y dos trasteros 734 mil euros sin Iva.

Es uno de los 30 compradores, en su mayoría de la provincia de Cádiz, con 13 de Cádiz capital y 4 de fuera. Son los afortunados propietarios de la confortable Torre d’Arenas.

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