Operación desatasco en el Ayuntamiento de Cádiz
Tras reactivar dos proyectos residenciales en la ciudad, el nuevo gobierno municipal se centra en el Plan Plaza de Sevilla, donde se han solventado los problemas con la iniciativa privada
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A punto de cumplir los primeros cien días de gobierno, el gabinete del alcalde Bruno García ha tenido que dedicar más horas de lo esperado a desatascar diversas operaciones urbanísticas de la ciudad que, a pesar de su relevancia, comenzaban a acumular demasiado tiempo en barbecho, alguna incluso al borde de una paralización definitiva.
Dejando a un lado cuestiones como la Gran Regata, el acuerdo regulador o el riesgo de pérdida de la Edusi, el gobierno local se encontró en el cajón varias actuaciones que afectaban a la iniciativa privada y que no avanzaban en su desarrollo.
Dos de ellas tenían un claro componente residencial: la construcción de la Torre ABU, el edificio más alto de la ciudad con 90 pisos de renta libre, y las primeras actuaciones del Grupo Q en los Chinchorros. En ambos casos, la promotoras no podían iniciar los trabajos enfangados sus proyectos en el Ayuntamiento.
Tras varias semanas de activa gestión, ambas actuaciones ya están en marcha.
Ahora, se han logrado activar otros dos proyectos privados esenciales en el eterno Plan Plaza de Sevilla, una de esas operaciones urbanísticas de relevancia para Cádiz que acumulan décadas en su desarrollo. O, mejor, en su “no” desarrollo.
En este caso habían chocado los intereses de la cadena hotelera Barceló con la planificación urbanística municipal del suelo que iba a ocupar este hotel sobre el vestíbulo ferroviario.
El grupo hotelero rechazó el diseño aprobado por el Ayuntamiento, con el visto bueno de Adif. El proyecto estaba paralizado desde el pasado enero, hasta el punto que no se descartaba la salida de la empresa turística de esta operación.
Junto a ello, el Mercado Gastronómico, a ubicar en la antigua terminal ferroviaria de 1905, no acababa de salir adelante, a pesar del interés de sus promotores, al ir casi pareja al desarrollo del hotel por diversas cuestiones, como la llegada de los servicios eléctricos a esta pastilla de la Plaza de Sevilla, con un coste cercano al millón de euros.
Todo ello se ha ido solventando en estas semanas.
Así, Adif y Barceló ultiman ahora un nuevo documento, ya definitivo, que permitirá construir el hotel sobre el vestíbulo: un complejo de cuatro estrellas, con 180 habitaciones y una piscina en la azotea.
A la vez, el Centro Gastronómico se muestra ya dispuesto a activar su proyecto, según confirman fuentes municipales.
De esta forma, el Plan Plaza de Sevilla parece que vuelve a coger nuevo impulso (en una dinámica en los últimos años de avance-parón-avance), en este caso de la mano de la iniciativa privada.
En cuanto a lo público, Adif comenzó hace unos meses la construcción del aparcamiento en superficie en el terreno vecino a la estación en la avenida de Astilleros (donde se instalaba la carpa de Carnaval).
Las obras, sin embargo, se encuentran paradas pendientes de un modificado, lo que no afecta al presupuesto ni a la empresa que ejecuta. Una vez concluida esta obra, Adif ejecutará la segunda fase de su actuación, centrada en este caso en la construcción de una vía que conectará la plaza de Sevilla con el acceso a la nueva terminal del tren y con la entrada al hotel.
De esta forma, quedaría pendiente todo lo que le corresponde al Ayuntamiento. Curiosamente fue la administración local, durante el anterior gobierno, la que logró reactivar el Plan Plaza de Sevilla, paralizado desde hacía unos años.
Sin embargo, el Ayuntamiento, entonces y ahora, se ha topado con la necesidad de contar con financiación para ejecutar lo que le corresponde: la urbanización de la avenida de Astilleros y la construcción del Parque de la Muralla, hoy ocupado por el aparcamiento en superficie.
El Ayuntamiento y Adif están pendientes de concluir el proceso administrativo de reparcelación de esta unidad de ejecución. Este proceso se está dilatando desde hace meses, aunque ahora se indica que se encuentra ya en la última fase.
El nuevo gobierno debe definir el uso del terreno de su propiedad (en una parcela en la avenida vecina de la nueva estación), que iba a ser vendida por el anterior equipo para financiar las obras de la avenida.
En este sentido, se juegan varias ideas y todas relacionadas con la creación de bolsas de aparcamiento en la zona, que eviten así la entrada de coches en el casco antiguo. Así se plantea un aparcamiento en altura en el solar; compartir este suelo entre este estacionamiento y algún equipamiento privado; y el uso como parking de suelo portuario e incluso la propia plaza de Sevilla (en este caso mediante un subterráneo).
Cuando se vean todas las posibilidades (aquí habrá que ver los recursos económicos que se puedan conseguir) y las necesidades, se cerrará este diseño que, en todo, es una de las prioridades para el gobierno de Bruno García, al tener claro que se está hablando de una de las puertas principales de entrada al casco histórico, la que se usa desde el puente de la Constitución por buena parte de los visitantes.
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