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Osuna defiende su gestión en Rilco y culpa a los abogados del Estado

El exdelegado recuerda que hasta 2005 nadie le dice que hubiera un problema con la plataforma comercial y se queja de que "ni me pusieron sobre la pista de dónde mirar"

Osuna defiende su gestión en Rilco y culpa a los abogados del Estado
Pedro M. Espinosa

31 de mayo 2013 - 05:52

Miguel Osuna defendió ayer que Rilco no sólo no era un bluf sino que cuando abandonó su cargo iba cogiendo volumen de negocio y que los abogados del Estado estaban al corriente de las operaciones que pusieran en marcha la plataforma para fomentar el comercio con Iberoamérica. Durante más de siete horas y media, el que fuera sustituto de Rodríguez de Castro como delegado especial de la Zona Franca declaró en la Audiencia Provincial y no eludió ninguna cuestión. Osuna se había estudiado a fondo el caso y lo demostró recordando cada detalle, cada reunión, cada comité ejecutivo del Consorcio, cada viaje al otro lado del charco. Su declaración fue sólida y quiso imponer sobre todo una idea que defendió al final:“Me volqué con Rilco para tratar de hacer esa labor comercial con América. Me fui de la Zona Franca con el programa funcionando y un plan de negocio. Sólo intenté que las cosas que se estaban haciendo mal se hicieran bien”.

La cuarta sesión del juicio por el Caso Rilco tuvo como único protagonista a Miguel Osuna, para quien el fiscal pide ocho años de prisión y que tuvo una comparecencia larga en la que fue interrogado por el fiscal, los abogados del Estado, y los letrados de cada uno de los seis acusados (Rodríguez de Castro, Germán y Camila Leiva, José David Sánchez, Rafael Ortiz y el propio Osuna).

Una de las preguntas más repetidas a Osuna fue su decisión de abrir una cuenta mancomunada en el BBVA a nombre de Miami Free Zone, la empresa propiedad de los Leiva a la que abonó 2,8 millones de euros y que desarrollaba la plataforma informática, pero que necesitaba de su firma y de la de Rafael Ortiz, director general de Rilco nombrado por Rodríguez de Castro el mismo día en que presentó su dimisión, para autorizar los pagos. Según Osuna, estos se hacían conforme MFZ iba entregando parte del proyecto. También dijo que los directivos de la oficina bancaria tenían orden de avisarles en caso de que alguien intentara hacer algún tipo de movimiento de esa cuenta. Afirmó también que cuando llegó a la Zona Franca, el 13 de marzo de 2001, lo puso en cuestión todo y le chocó que ya se hubiera abonado 1.300.000 euros a través de un crédito documentario a MFZ. “Fue entonces cuando decidimos que a partir de ahí cobraría según se fuera ejecutando el proyecto”, dijo.

José Aurelio Ruiz Piña, abogado del Estado, le preguntó posteriormente si él había decidido personalmente sustituir el sistema del aval bancario para pagar a MFZ por la cuenta mancomunada, a lo que Osuna dijo que sí, puntualizando que era una práctica que ya se había utilizado con el Parque Empresarial Las Salinas y que entendió que era “lo más oportuno”.

Durante su juicio contra Rafael Román por unas declaraciones del ex portavoz del Grupo Municipal Socialista, el entonces abogado de Osuna llegó a declarar que su cliente había llegado a la Zona Franca “a limpiar la mierda”, una frase que también salió a colación durante la sesión de ayer. Osuna se enteró de las acusaciones de Román cuando trabajaba en Algeciras y lo primero que hizo fue levantar un acta notarial en el que se comprobaba “que Rilco ya estaba funcionando”.

El exdelegado aseguró igualmente que hasta el año 2002 no tuvo conocimiento de las subcontratas que Miami Free Zone había realizado, como en el caso de la empresa española Telvent, “de la que en principio me fiaba más que de MFZ porque estaba aquí”. Según Osuna, los Leiva le aseguraron que esa subcontratación no había llegado al 50% como prohibía el acuerdo alcanzado en su día y los técnicos que lo cotejaron “me informaron de que, aparentemente, eso era así”.

Osuna reconoció igualmente que viajó a Miami para comprobar cómo se desenvolvían Germán y Camila Leiva en tierras de Florida y si tenían el prestigio necesario para capitanear este proyecto. “Y lo comprobé”, para concluir a preguntas del letrado de José David Sánchez diciendo que: “Sí, creo que se les pagó lo que se les tenía que pagar”.

A preguntas del fiscal, Miguel Osuna habló de su relación con Rafael Ortiz y José David Sánchez, personas a las que conoció tras su llegada al Consorcio. Del primero dijo que se le encargó la misión de recuperar el 38% del ente logístico que se le había entregado a sociedades cuando entraban en la plataforma y a las que se les donaba el 1%. “Pero no se le contrató solo para eso, de hecho ganaba más que yo”, llegó a decir antes de explicar que nadie en el consejo ejecutivo de la Zona Franca “protestó por una contratación cuyas condiciones fueron negociadas por mí mismo”.

Osuna no hizo mucha sangre con el anterior delegado, Rodríguez de Castro, aunque sí que manifestó que antes de su llegada “en la Zona Franca se hacía todo de una manera demasiado discrecional y alegre” y que “Rodríguez de Castro estaba muy fijado en Rilco y cuando yo llego me centro sobre todo en alcanzar acuerdos con ayuntamientos de la provincia para hacer polígonos industriales. Me dedico a eso y a los problemas que Rodríguez de Castro había dejado pendientes, que fueron muchos, como las obras paradas de los edificios Glorieta y Tartessos”. También puntualizó que a la Abogacía del Estado se le preguntaba absolutamente todo.

Felipe Meléndez, abogado de Miguel Osuna en el Caso Rilco, fue el último en tomar la palabra pasadas las cinco de la tarde y tras un receso de 45 minutos. Recordó que desde que se firmó un convenio con la Abogacía del Estado, la Zona Franca se comprometía a nombrar a los dos abogados del Estado miembros del pleno con voz pero sin voto. Tras ir dando lecturas a sucesivas actas de los consejos ejecutivos, demostrando que Ruiz Piña y Manuel Ponce estaban enterados de todo lo que se aprobaba en dichas reuniones, preguntó a su cliente por un informe elaborado por Ruiz Piña en el que se asegura que Osuna no cometió prevaricación y que la cuenta mancomunada en el BBVA se creó con buen fin más allá de que fuera la fórmula más correcta legalmente o no. En ese informe también se dice que puede que la plataforma Rilco fuera creada con fines fraudulentos. Sea como fuere, el caso es que ese informe no se ha incorporado al expediente del caso que consta de más de 5.000 folios.

El abogado de Osuna le preguntó por la naturaleza de su relación con Ruiz Piña, si había alguna animadversión personal, a lo que este contestó que “le diré que el mismo día que el PSOE presenta la querella contra mí, su cónyuge, que también formaba parte del consejo de la Zona Franca, envía por correo a 200 compañeros míos de Hacienda de toda España esa querella”. Y ahí quedó eso.

Meléndez destacó que Osuna creó un doble filtro para asegurarse de que MFZ cumplía con sus obligaciones. “Por una parte creé la cuenta de la que no podía sacar dinero a menos que Rafael Ortiz y yo firmáramos una vez comprobado que el proyecto seguía su marcha;y por otra, dispuse un comité de seguimiento de efectividad del trabajo que estaba a cargo de José David Sánchez y que me daba cuentas a mí”.

Osuna responsabilizó a la Abogacía del Estado de no decirle “absolutamente nada” de las supuestas irregularidades de Rilco. “Si por lo menos me hubieran puesto sobre la pista de donde mirar”, dijo antes de quejarse de que “hasta 2005 no dicen que hay un problema”, en referencia a que no actuó hasta la llegada de José de Mier, nombrado delegado de la Zona Franca por el PSOE.

Osuna defendió que Rilco existió y llegó a decir que podría haber sido comparable al gigante asiático del comercio electrónico Alibaba, que “va a salir a cotización por 100.000 millones de euros”.

El juicio continuará el próximo lunes con testigos de la acusación.

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