Fallece el padre Máximo Pajares Barón, Canónigo y Maestro de Capilla de la Catedral de Cádiz

OBITUARIO/Tras un doloroso proceso de deterioro, a los ochenta y nueve años de edad, ha fallecido el padre Máximo Pajares Barón, un sacerdote palentino que, desde joven, decidió ejercer su ministerio en nuestra Diócesis. Tras una oposición, accedió a la canonjía con el oficio de Maestro de Capilla de la Catedral. Durante más de sesenta años, ha compatibilizado el ejercicio del sacerdocio, el oficio de músico y las tareas docentes. Profesor y Director de la Coral del Seminario, Profesor de Música en la Escuela de Magisterio y de la Facultad de Ciencias de la Educación, también ha desarrollado una intensa actividad como compositor, armonizador y arreglista, e, incluso, como investigador en el Archivo catedralicio. Entre sus publicaciones destacamos el Catálogo del archivo de música de la Catedral de Cádiz.

En sus clases y en su conversaciones mostraba un especial interés para transmitirnos su convicción de que la tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable y una herramienta de singular eficacia pastoral. Recordamos cómo repetía, una y otra vez, que la Música Sacra, unida a la palabra, proporciona un instrumento válido, no sólo para "animar" las celebraciones litúrgicas y para amenizar las enseñanzas catequéticas, sino también para llevar a cabo las "urgentes" tareas de evangelización. "No tengo la menor duda -me indicó poco antes de sufrir su última enfermedad- que la música es el vehículo más directo para expresar nuestras vivencias como creyentes y para contagiar a los demás con nuestros sentimientos".

Y es que Máximo Pajares -amante de la liturgia- cultivaba la música con el esmero de un especialista, con el respeto de un entusiasta apasionado y con el rigor de un competente profesor. La música constituía para él una profesión, una pasión y, sobre todo, el vehículo predilecto de la expresión de sus vivencias religiosas más profundas y el lenguaje más expresivo de las acciones sacramentales. "El canto -repetía- hace comunidad y pone de manifiesto la dimensión comunitaria del culto cristiano". Con sus composiciones nos demostró cómo era posible que la celebraciones religiosas tuvieran un carácter festivo y cómo la música era un ingrediente eficaz para crear una atmósfera que, al mismo tiempo, fuera solemne y alegre, respetuosa y fraternal. Que descanse en paz.

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ