Pascual Pery Junquera y la Explosión de Cádiz de 1947
Entre los documentos que la familia ha legado al Archivo Provincial de Cádiz se encuentran documentos relacionados con la catástrofe
Los técnicos del Archivo Provincial de Cádiz han comenzado a trabajar ya en la catalogación de todos los documentos que acaban de recibir procedentes del legado del almirante Pascual Pery Junquera (Ferrol 1911-Madrid 1989).
La familia del marino, uno de los más insignes militares españoles del siglo XX, han querido que una parte de los documentos que atesoraban de Pery Junquera, minucioso a la hora de guardar el relato de su vida profesional, se quedé en la ciudad de la que fue nombrado Hijo Adoptivo y que hoy le recuerda con una paseo en la Punta de San Felipe.
Pascual Pery Junquera está considerado, además, como uno de los héroes que tuvieron un papel esencial en limitar los efectos catastróficos que tuvo la explosión de parte de la Base de Defensas Submarinas ubicada en el barrio de San Severiano y que la noche del 18 de agosto de 1947 provocó la muerte de más de 150 personas, muchas de ellas niños, así como 5.000 heridos. Una tragedia que este año conmemora su 75 aniversario.
En aquel momento Pery residía con su familia en el casco antiguo de la ciudad. Era capitán de corbeta con mando en el cañonero Calvo Sotelo. Con su mujer e hijos estaba cuando escuchó y sintió la explosión. No tardó en correr hacia el muelle, pensando que podía haberse producido un accidente en los barcos de guerra que estaban amarrados en sus muelles. Pero tras ver la dirección del humo salió corriendo hasta la Base de Defensas Submarinas.
Atravesando escombros, llegó a la zona donde aún había llamas y descubrió que éstas se acercaban a decenas de minas submarinas que estaban apiladas. Inmediatamente ordenó a un grupo de marineros que le ayudasen a apagar el fuego evitando una nueva explosión que, sin duda, hubiera incrementado el dato de muertos y heridos.
Tras controlar el fuego, junto a los marineros, siguió trabajando en las labores de desescombros para intentar localizar a las víctimas de la tragedia.
El gobierno franquista hizo todo lo posible por limitar las noticias sobre esta explosión, y más al ser una base militar con material muy sensible y mal protegidos en medio de la ciudad. Por eso, aunque se pidió que se concediese la medalla Laureada de San Fernando al marino, todo quedó con una medalla individual. Tendría que ser la democracia la que, cuarenta años más tarde, le reconociese su valor.
Pascual Pery Junquera, ya retirado del servicio, hizo otro servicio encomiable por su país. Tras aprobarse la legalización del PCE por el gobierno de Adolfo Suárez en la Semana Santa de 1977, dimitieron los ministros militare del gabinete, todos ellos con un relevante pasado franquista.
Suárez no encontró a ningún almirante que quisiera asumir el puesto de ministro de Marina, hasta que Pery, que estaba en la reserva, aceptó sabiendo que con ello hacia un nuevo servicio hacia España.
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