Una ciudad que invita al paseo
La peatonalización en Cádiz
Colectivos ciudadanos consideran que debe plantearse un plan global para la peatonalización del casco
"Un día Carlos Díaz me dijo que la plaza sería un centro hostelero de la ciudad. Yo pensé que estaba loco. Hoy, hay que darle toda la razón".
El contertulio del alcalde socialista era Pelayo García, propietario del Bar Terraza. La charla se produce a principios de la década de los noventa. El lugar, la plaza de la Catedral.la plaza de la Catedral Entonces una plaza-aparcamiento, siempre llena de coches estacionados.
Entonces estaban a punto de iniciarse las obras de peatonalización de uno de los centros neurálgicos del casco histórico de Cádiz. Nada de coches, cambio de ubicación de la estatua del obispo Rancés y utilización del mármol para copiar sobre el asfalto la planta de la seo gaditana.
La obra, como todo aquella que signifique una evolución en la trama urbana, provocó las quejas de quienes mantienen una visión conservadora de la ciudad. Un cuarto de siglo largo más tarde, nadie se imagina Catedral como espacio de aparcamiento. Más aún, molesta cuando es ocupada por elementos extraños. Y, hoy, Catedral está llena de establecimientos de hostelería, como una imagen que da vida a la zona, como predijo Carlos Díaz.
"Ahí están los turistas, cuando llegan a la esquina de Pelota y se topan con la fachada de la Catedral. Antes era inimaginable, como lo era que las familias que se sientan en las terrazas pueden dejar libres a los niños para que corran por la plaza", se felicita Pelayo.
San Juan de Dios, el kilómetro 0, se peatonalizó en 2012
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Años más tarde, aprovechando los fastos del 2012, el gobierno de Teófila Martínez peatonalizó el kilómetro 0 de la ciudad, la plaza de San Juan de Dios, igualmente colapsada por el tráfico rodado. Hoy, con algunos fallos de ordenación que provoca que los coches ocupen parte de su superficie, nadie duda de lo acertado de esta obra.
Hoy, el gobierno de José María González, se prepara para la peatonalización de otra de las grandes plazas de la ciudad, la de España. Una trasera de la ciudad a pesar de las referencias históricas que la complementan. Los coches, aquí también, sirven de barrera para un aprovechamiento más saludable de uno de los mayores espacios abiertos del abigarrado casco antiguo de Cádiz.
Entre un Ayuntamiento y otro, intramuros ha ido cerrando calles a la circulación. A veces con una simple señal de prohibido el paso, otras con la reurbanización de la vía afectada.
No ha sido una tragedia. La economía de la ciudad no solo no se ha hundido sino que el casco antiguo de Cádiz es uno de los más dinámicos del país, con un comercio que sigue siendo la referencia en la provincia, frente a otras poblaciones cuyos centros agonizan y sus tiendas han sido sustituidas por las grandes superficie comerciales en los extrarradios. A todo ello se le une, desde hace pocos años, la importancia del turismo que reclama espacios por los que poder pasear, y de un sector hostelero que busca, también, suelo abierto para sus terrazas.
Según los datos que manejaba el Ayuntamiento en 2010, cerca de un tercio de las calles del casco antiguo eran peatonales o tenían algún tipo de restricción para el tráfico. Esta cifra se ha ido incrementando en los últimos cuatro años, incluyendo actuaciones como el rebaje de aceras, la eliminación de barreras arquitectónicas (más evidentes en Puerta Tierra) o la reducción del límite de velocidad. A operaciones de mayor calado, como la de la plaza de Argüelles, le seguirá al inicio del próximo mandato la peatonalización de la plaza de España y ya se comienza a estudiar un proyecto fundamental en la trama urbana como es la reordenación del paseo de Canalejas.
La cuestión es si todo este proceso de peatonalización avanza al ritmo adecuado. Al fin y al cabo, hay un dato elocuente que deja claro que ésta es una ciudad que, por su limitada superficie, invita al paseo: el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, elaborado en 2013, cuando aún gobernada el PP en la ciudad, resaltaba que el 52,68% de los trayectos se hacían a pie, frente a un 28% en vehículo privado.
Aunque pueda parecer, y lo es, un porcentaje alto, el mismo Plan del PP advertía que la persistencia del vehículo privado frente al resto de los modos de transportes se haría insostenible (el documento es de 2013) en 2020.
La densidad de población de intramuros, con más de 35.000 habitantes para poco más de un kilómetro cuadrado de zona residencial; la presencia en su suelo de todas las administraciones públicas que funcionan en la ciudad; la presencia del suelo portuario; su centralidad cultural y, cada vez más, turística, son aspectos que sin duda pueden excusar la ralentización con la que se está desarrollando la peatonalización del casco antiguo, iniciada hace ya un cuarto de siglo.
La asociación de peatones La Zancada nació hace dos años como forma de presionar a la administración ante el ritmo, demasiado pausado, de este proyecto. Para Moises Velasco y Antonio Luna, miembros de este colectivo, tienen claro que una actuación de esta envergadura necesita contar con un "plan global".
"Se habla mucho de la peatonalización, pero no hay nadie trabajando en ello. Hay que mirar el casco en su conjunto porque trabajar por áreas nunca ha funcionado, cuando además Cádiz es muy difícil de resolver", destaca Velasco a lo que Luna asevera que es esencial que "para que las cosas funcionen hay que tenerlo muy claro", lamentando que el gobierno municipal no aproveche a técnicos expertos en materia de movilidad. "Cuando hay una inercia de épocas pasadas y llega ahora un paradigma nuevo, se necesita de gente que sepa de lo que se trata".
Se pone como ejemplo actuaciones como la de San Juan de Dios, que en un principio no dejó espacio para el taxi y después reservó suelo ya peatonal para este servicio de forma precipitada; o como un espacio peatonal se ve invadido por los coches con el riesgo que ello supone para personas con problemas de visión o movilidad.
La Zancada reclama una visión global de la ciudad
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Para La Zancada es fundamental una visión de conjunto, no cerrar por cerrar, "no es hacer la calle Columela en todo el casco antiguo". Es necesario plantearse el firme que se utiliza; las necesidades de los propios residentes, a los que La Zancada considera que no se les atiende de forma adecuada por lo que promueven la apuesta por aparcamientos para residentes; la necesidad de carga y descarga; los transportes públicos; el acceso puntual de personas con diversas necesidades… Todo ello, dicen, debe de estudiarse y plantearse de forma global.
Para ello consideran esencial "sentarse con todos los colectivos afectados, que se escuchen sus peticiones", destacando que el porcentaje de rechazo a la peatonalización en algunos colectivos "a los pocos meses acaba desapareciendo" al descubrirse las bondades de las reformas. En este sentido, reconocen que desde la izquierda ideológica parece que hay miedo de emprender proyectos de calado.
Este colectivo advierte también de que no hay que dejar a un lado a extramuros cuando se habla de la mejora de los espacios para los viandantes. Al contrario, Puerta Tierra soporta la invasión del tráfico rodado, sin apenas espacios abiertos. Aquí reclaman también al gobierno local valentía en su actuación. Mencionan como ejemplo la reordenación de la avenida de Portugal, reclamada por sus propios vecinos “y que sin embargo no se está planteando bien desde el Ayuntamiento”.
"La peatonalización hay que entenderla como la medida que facilita, prioriza y promueve los espacios peatonales, garantizando la accesibilidad universal y recuperando la calle para la ciudadanía. Ello requiere sustituir el tibio, confuso e ineficaz enfoque actual de cerrar circuitos lineales y calles puntuales, por una estrategia de limitación global de acceso motorizado (graduada por tipo de usuario de forma regulada) al conjunto del casco histórico, fácilmente señalizable y asimilable por la ciudadanía y la población visitante".
La Asociación de Vecinos Cádiz Centro es una de las entidades ciudadanas que más está promoviendo la mejora de la trama urbana. Su radio de influencia incluye, además, el área con mayor carga turística y comercial de la ciudad y donde más se han incrementado las calles peatonales.
Francisco Gómez, uno de sus directivos, considera que "hay que buscar un equilibrio, porque no es bueno una peatonalización total de las vías. Hay mucha gente mayor y hay que facilitar su acceso a sus viviendas, al igual que para el funcionamiento del comercio, especialmente en la carga y descarga".
Considera el dirigente vecinal que unido a la peatonalización hay que tomar medidas para su cumplimiento, mencionando especialmente el problema de las motocicletas "que van a sus anchas. No existe ningún control". Igualmente considera vital poner en marcha aparcamientos alternativos y analizar "con datos", la viabilidad de cierre al tráfico de grandes espacios.
El comercio, uno de los pilares de la economía de la ciudad, se mira ya sin suspicacias el incremento de las calles peatonales. Tal vez haya sido positivo para estos empresarios la lentitud de todo el proceso. Hoy, para todos, resulta inimaginable el paso de vehículos por Ancha, Columela, Compañía, San Francisco… todas calles con un gran potencial comercial. Por el contrario, el sector en su mayoría está de acuerdo en esta apuesta por el peatón. Eso sí, reclaman aparcamientos disuasorios, a la vez que una mejora en la trama urbana: calles bien iluminadas, limpias y, sobre todo, con la calzada adecuada.
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