La pelea por afrontar el mantenimiento y conservación del Molino de marea del Río Arillo

Patrimonio Cádiz

La Junta afirma que al no ser BIC no es su responsabilidad, mientras que Demarcación Costas mantiene que sí, amparándose en la Ley de Patrimonio Histórico de la propia administración autonómica

Molino de mareas del Río Arillo
Molino de mareas del Río Arillo / Román Ríos

Tras la reciente inclusión del Molino de marea del Río Arillo en la Lista Roja del Patrimonio que saca las vergüenzas del legado histórico español, la Junta de Andalucía y la Demarcación de Costas se baten en pelea y aseguran que no les corresponden, respectivamente, la salvaguarda de este bien.

La Junta de Andalucía se ampara en que finalmente el molino no es Bien de Interés Cultural (BIC), sino que fue inscrito en el año 2002 en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con carácter genérico mediante Resolución de 21 de febrero de 2002 de la Dirección General de Bienes Culturales. Otra figura de protección ante la que asegura que no le corresponde su salvaguarda. De hecho, fuentes de esta administración sostienen que, jurídicamente, no les compete su mantenimiento, y que "una vez consultada la legislación en materia de Costas, al Molino de Mareas del Río Arillo no le es aplicable, al no ser dicho equipamiento un Bien declarado de Interés Cultural".

Así consta en el informe que ha emitido expresamente la Delegación de Cultura y Patrimonio Histórico al hilo de las noticias en torno al enclave situado en la frontera entre Cádiz y San Fernando, argumentando que este molino del siglo XVIII nunca fue inscrito como BIC, sino en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

Sin embargo, con esta otra figura de protección en la mano, la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía cita que "el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz es un instrumento para la salvaguarda de los bienes en él inscritos, su consulta y su divulgación, atribuyéndosele a la Consejería de Cultura la formación y conservación en el mismo".

Desde la Demarcación de Costas, que es la titular de este molino del siglo XVIII, insisten en que "la ley de Costas habla de 'inmuebles declarados de interés cultural', sea cual sea su régimen de declaración, "y la inscripción en el catálogo es una figura de protección". Añaden que es la concesionaria quien debe mantenerlo según esta ley, "pero al no haberla, le corresponde a la administración que lo protege, que es la Junta".

La inclusión del molino de marea del Río Arillo en este listado que gestiona Hispania Nostra, cuyo objetivo es visibilizar aquellos enclaves culturales que agonizan para provocar su rehabilitación, ha vuelto a llamar la atención sobre el pésimo estado de esta singular arquitectura que lleva apuntalada desde el año 2007.

Precisamente antes de la pandemia se celebró un encuentro entre todas las administraciones implicadas para activar un plan de recuperación del que se viene hablando desde finales de la década de los 90, cuando se dieron los primeros pasos para expropiar el terreno, con el anterior gobierno municipal al frente. Llegaron a diseñar incluso un proyecto cuyo coste se acercaba al millón de euros en 2008, tras emprender en 2007 unas obras de urgencia para evitar su ruina total con la consolidación y apuntalamiento de la estructura. Ahora parece que la posición de las administraciones están más lejos de aquel encuentro, lo que acercan aún más al molino a la ruina total.

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