Pepe Baena: "A veces he dicho que no a un retrato, me tiene que gustar a mí"

De cerca

El artista gaditano Pepe Baena no vive de la pintura, pero se ha hecho con numerosos premios con una obra muy costumbrista y gaditana desde la que transmite la verdad de todo cuanto le rodea

El pintor gaditano Pepe Baena
El pintor gaditano Pepe Baena / Jesús Marín

Hace casi una década que Pepe Baena decidió pintar. En su corta trayectoria ha probado con arte urbano, costumbrista, carnaval, bodegones de la tierra y retratos, en una obra muy gaditana y en continua evolución que ha cobrado fuerza y se ha hecho un hueco en el mundo del arte gaditano, desde su estudio de la calle Cobos.

—Hace diez años que empezó a pintar y han sido diez años de éxitos

–Efectivamente este año se cumplen 10 años que empecé a pintar, justo cuando nació mi niña Sara. Aunque siempre me ha gustado la pintura, desde chico, pues me gustaba ir a los museos, en los que me detenía cuando iba de excursión con el colegio y cuando me llevaban mis padres. Esto es algo que me ha influido mucho, el hecho de que a ellos les gustara la pintura. Siempre tenían cuadros en casa y de ahí viene mi afición. Y la verdad es que me va bien, estoy muy contento.

—Imagino que era el niño que despuntaba dibujando en clase...

–¡Para nada! Nunca he pintado bien, ni he dibujado bien, y todavía creo que no dibujo bien. De pequeño no despuntaba en absoluto, sacabas notas normales.

—¿Y un buen día decide pintar?

–Así es. Tenía ganas y me apunté con Ortiz Ventura, un pintor de Cádiz con el que estuve 3 ó 4 años, y poco a poco empecé a aprender de unos y de otros, a hacer cursos, a formarme. Tuve mucha suerte de dar clases con José Dodero, con el que empecé a pintar óleo y figuras humanas, y es con quien más he aprendido. Cuando vienen aquí a preguntarme si doy clases, siempre se los mando a él.

—¿Pinta todos los días?

–Todos no puedo, porque mi mujer trabaja y yo me quedo con los niños por la tarde. Pero como esté dos o tres días sin pintar, ya lo necesito. Casi todos los días lo intento.

—Una década pintando y múltiples premios conseguidos

–Efectivamente tengo unos cuantos, sí, pero también es que participo mucho. Los premios me dan mucha alegría y me motiva a seguir pintando porque te indica de alguna manera que no estás haciéndolo mal.

—Entre las distinciones, el Antonio López García en Tomelloso y cuenta en sus redes que él mismo lo llamó en persona...

–Me hizo una gran ilusión que me llamara y que me dijera que le había gustado el cuadro. Y anteriormente tuve un accésit en un concurso de Melilla siendo él jurado también. De hecho, tengo un cuadro enmarcado firmado por él, en el que dice que le gusta como pinto. Tuve mucha suerte de dar un curso con él en Olula, nos caímos muy bien. A él le gusta mucho mi pintura, le gusta que la gente cuente su vida pintando.

—¿Es uno de sus referentes como retratista?

–Me gusta mucho más Antonio López por como piensa y por cómo ve la pintura que por su pintura. En retratos mi referente es Velázquez. Es fundamental para mi pintura, de él y de su obra he aprendido mucho. También me gusta Manet y la pintura antigua en general, para luego llevarlo a lo moderno, claro. Pero en retrato y pintura humana Velázquez, sin duda.

—¿Es consciente de que no solo es una figura en el mundo del arte gaditano, sino que ha trascendido al resto de la sociedad? Le han nombrado recientemente gaditano del año en el Ateneo de Cádiz

–Sí, lo del Premio Gaditano del Año fue una sorpresa, la verdad. Es la primera vez que gano un premio al que no me presento (ríe). Te da alegría de que se acuerden de ti y lo agradezco, la verdad. Yo pregunté por qué y me dijeron que el jurado había pensado en mi, y que este premio lo tenían figuras como Hernán Cortés, por ejemplo, así que mucha alegría.

—¿Se puede decir que es el artífice del bodegón más gaditano y que fue este el inicio de la clave de su éxito? Ha pintado chocos, pescado, churros...

–A la gente le ha ido gustando todo lo que he pintado. Los cuadros de Cádiz, los autobuses, los retratos, pero es cierto que los bodegones de pescado gustaron mucho. Y cuando empecé a pintar el pescado frito, la comida, los churros... ciertamente la gente valoró la originalidad y que eran muy de Cádiz. Pero la clave de mi pintura es más bien que pinto lo que me rodea. La clave es pintar lo que a ti te gusta. Y me gusta pintar lo que tengo cerca.

—Hay mucha escena costumbrista en su obra, con su familia, sus amigos y gente cercana muy presente

–Y es lo que más me gusta, las escenas familiares y los cuadros con figura humana. Y últimamente me gustan mucho los retratos, aunque es lo más difícil de la pintura, desde mi punto de vista. Si tú pintas una caballa, da igual que tenga el ojo más grande o más chico, nadie se va a fijar, pero si pintas un retrato, si te equivocas en una pincelada, fallas. Cada vez que hago un retrato es un reto para mi, es difícil. Una vez que pintas retrato y figura humana, todo lo demás es más fácil, desde mi punto de vista, claro.

—¿Cómo elige a sus retratados?

–Salen encargos y justo ahora estoy con uno muy importante que pronto contaré, que es el más relevante que me ha salido hasta ahora y espero que le guste. Y hace poco pinté a Sánchez Rojas para la cámara de Comercio de Jerez, que me gustó bastante. Pero no siempre los acepto. Me llegan muchas veces con fotos y digo que no. Tengo que verlo, conocerlo, hacer yo la foto que voy a pintar... no todo el mundo vale para un retrato, me tiene que gustar a mi.

—¿Ha dicho entonces que no alguna vez a un retrato?

–Claro, varias veces. Y también me ha ocurrido que lo he pintado y que no me ha gustado el resultado y no lo he entregado. También es cierto que no vivo de esto, aunque creo que tampoco lo haría si viviera, porque es muy importante que primero me guste a mi.

—¿Y qué condiciones debe reunir un retratado para que lo pinte?

–Pues desconozco el motivo, pero las mujeres me resultan mucho más difícil que pintar que los hombres, por ejemplo. No sé si es por la piel, el color... no lo sé. Y aparte, hay personas a las que ves y te entran ganas de pintarlas, sabes que te va a gustar. Me pasó con el retrato de Ketama.

—¿Cómo es esto de captar la psicología del retratado?

–Te sale sin querer. No pienso en eso, solo que depende de la actitud con que lo haya captado. Muchas veces me dicen que lo he transmitido, pero no pretendo nada en este sentido, simplemente sale. Y me pasa en general, me salen las obras porque sí, por eso no podría dar clases de pintura, porque no sabría explicarlo. Mezclo color, empiezo y sale.

—Lo suyo es la pintura figurativa, fresca y cercana

–Me suelen decir que a veces parece una foto, porque la gente se ha acostumbrado a verlo en redes o en móviles, pero de cerca se ve la pintura, se ve la pincelada, se ven manchas, que es lo que me gusta. Y esto junto al hecho de pintar lo que tengo cerca son las claves de mi pintura.

—Ha tocado ya muchos palos. Retrato, bodegón gaditano, pintura costumbrista, urbanismo y carnaval, que fue su última exposición. ¿Hará una segunda parte de esta muestra?

–Justo antes de la pandemia expuse en Cajasol una exposición sobre Carnaval, y justo antes del confinamiento se terminó. Fue la última muestra en Cádiz antes de la pandemia y creo que es la mejor que he hecho. Estuve un año trabajando en ella, me encantó el resultado, fue mucha gente a verla y me gustó también hacerla en la Sala Cajasol, que es de las mejores que hay en Cádiz. De aquella muestra vendí casi todo, pero de momento no voy a continuar con Carnaval.

—¿Y tiene alguna otra exposición a la vista?

–Tengo una exposición en marzo con Javi Osuna en el Castillo de Santa Catalina con un tema que va a ser muy de Cádiz y que ya contaré. Será fotografía y pintura. Y más adelante también me gustaría exponer los cuadros de escenas familiares, porque tengo una buena colección y tengo ganas.

—Ha expuesto en salas institucionales, ¿no quiere dar el salto a las galerías?

–La verdad es que no tengo relación con ninguna, muy poca. Y me gustaría que me llamaran e incluso exponer en una sala fuera de Cádiz.

—Es carnavalero y ha pintado Carnaval. Como futbolero, ¿tiene pensado pintar la afición del Cádiz o del Atlético?

–Pues es algo que tengo pensado, pero tengo que ver la forma de encaminarlo. Si pintar la gente fuera en la plaza antes del partido, en la grada, y en torno al Cádiz sobre todo. Pero también alguno del Atlético de Madrid. Me gustaría hacerle un cuadro a Simeone como le hice al gafa (Álvaro Cervera), pero cuando gane la Champion, y eso creo que no lo voy a pintar en la vida (ríe).

—Y hablando de todo un poco, ¿qué le parece la fecha propuesta por el Ayuntamiento para el Carnaval?

–Pues me parece fatal. No tiene sentido, ni es lógico. Debería haber sido en febrero y si va la cosa mal, pues se modifica o no se hace. Pero lo que se va a hacer al final son dos carnavales. No sé qué ha pasado ahí dentro pero no le veo el sentido. Si tú realmente crees que va a ver un repunte después de Navidad de cara al Carnaval en su fecha tradicional, ¿cuándo va a ensayar la gente de cara a abril? Creo que han tenido miedo a hacer la gran fiesta después de la pandemia. Yo entendería perfectamente que dijeran que la salud es lo primero y que no haya carnaval, ¿pero en junio? Puede ser igual que ahora.

—Trabaja en el Servicio de Vídeos de la Diputación. ¿Le gustaría vivir del arte?

–No. Me gusta mucho mi trabajo y no pienso dejarlo. Si tuviera un trabajo más duro pues a lo mejor me lo pienso, pero me gusta y puedo compaginarlo bien con la pintura. Además, que lo hago para pasármelo bien y vivir de la pintura es duro, tienes que vivir con una presión que yo no tengo. Recibo encargos porque es un reto, pero es un rollo, no pintas lo que quieres.

—¿Hace falta más implicación de las administraciones, más en Cádiz donde la economía está especialmente deprimida?

–Hay que apoyar mucho más a la cultura y en Cádiz, más todavía. Creo que aquí no se apuesta por la cultura en general y por el arte en particular. Yo echo en falta en Cádiz un buen concurso de pintura, que luego podría dar para una buena exposición y en la que el Ayuntamiento podría adquirir incluso el cuadro ganador. Le pondrá el nombre Hernán Cortés, que no tiene nada en Cádiz, y podría venir a entregar el premio. Además generaría turismo, economía, atraes a pintores y a mucha gente. Te traes un buen jurado, haces una exposición... echo eso en falta. Hay muchas localidades con buenos concursos.

—¿Cómo ve la gestión del Ayuntamiento en el arte?

–Echo en falta ver al alcalde y a la concejala de Cultura en una exposición. Me gustaría verlos patear las galerías, los estudios de los pintores, nunca los he visto en ninguna que no organicen ellos.

—Un pintor de Cádiz que le guste especialmente

–Eduardo Millán me gusta mucho. Pinta al natural y ver el proceso es muy interesante. Y Fermín Villaescusa también me parece muy interesante. Aparte son muy amigos míos.

—Por cierto que el arte está muy presente en su casa. Su mujer restauradora y da clases en el estudio. ¿Alguno de sus hijos despunta?

–A mi hija mayor le gusta, e incluso ha ganado algún concurso. Y a Mateo también, pinta en casa.

—¿Cómo le gustaría que lo reconocieran como pintor?

–Me gusta que me digan que mi pintura es la verdad, porque les recuerda a sus propias situaciones, a sus propias sus casas, a sus abuelas, que . Y esto me encanta que me lo digan.

El artista que se hizo así mismo

Pepe Baena nació en Cádiz en 1979, estudió en el colegio Argantonio y realizó un Grado Superior de Imagen y Sonido en el Instituto de la Granja de Jerez. Empezó a trabajar en Canal Cádiz, hasta que pasó a formar parte del Servicio de Vídeo de la Diputación, en el que trabaja desde 2006, una actividad que compagina con su otra pasión, la pintura. Con esta última se ha hecho un hueco interesante en el mundo del arte gaditano, pese a los escasos diez años que hace que se dedica al mismo. Cuenta Baena que ni siquiera despuntaba cuando era pequeño en esto del dibujo, que ni siquiera se planteó nunca ser pintor, hasta que un día quiso pintar y decidió formarse de forma autodidacta, entre cursos y observando. Es así como se ha convertido en un pintor hecho a sí mismo, con una obra que empezó a sonar con fuerza hasta el punto de hacerse con numerosas distinciones en importantes premios y certámenes por todo el territorio nacional. Entre ellos, el Juan Aparicio de Don Benito o el de Trebujena, el Internacional de Gibraltar y el López Villaseñor.

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