Pepe, el último protagonista del Cine Gades

Recuerdos de Cádiz

Hace cincuenta años cerró la popular sala con la proyección de la película ‘¡Vente a Alemania, Pepe!’

Fachada del Cine Gades.
Fachada del Cine Gades.

Hace cincuenta años, el 4 de abril de 1971, cesó en sus actividades artísticas el cine Gades con la proyección de la cinta española ¡Vente a Alemania, Pepe!, protagonizada por Alfredo Landa.

El coqueto local, que ocupaba la manzana situada entre las calles San Francisco, Churruca, Blanqueto y Ramón de Carranza, cerró cuando aún no se habían cumplido los cuarenta años de su inauguración el 7 de mayo de 1932 con la película Eran trece, interpretada por Ana María Custodio y Juan Torena, que sin ser una de las mejores de la Fox contaba en su haber con una magnífica trama policíaca que atraía la atención del público.

El nuevo local cumplió con una necesidad en la vida local gaditana, cubriendo un vacío en la ciudad, al no contar de locales de espectáculos especialmente construidos para cine.

Por aquel entonces, Cádiz contaba con el Gran Teatro Falla y con el antiguo Teatro Cómico, luego Popular Cinema y por último cine San Miguel. Una empresa privada acometió la idea de dotar a Cádiz de un cine, al comprar el Teatro Principal, con la idea de edificar el que habría de llamarse Cine Municipal, si bien el local de la calle de San Francisco y Avenida Ramón de Carranza, se adelantó en cinco meses al Municipal inaugurado en octubre de aquel mismo año 1932.

En la crónica inaugural se decía: “Su iluminación, totalmente indirecta, permite tener alumbrada la sala sin que se vea una sola lámpara, ni aún en el juego de luces de colores cambiantes de su embocadura, en torno a la pantalla. Las condiciones del nuevo y elegante edificio son perfectas y las localidades son muy cómodas”. El arquitecto Antonio Sánchez Esteve levantó un moderno edificio y supuso una gran novedad al introducir una nueva arquitectura dentro del casco antiguo de la ciudad.

El nuevo cine sorprendió con la original iluminación, que constaba de 7.500 lámparas que aportaba luz indirecta. Mediante una disposición especial y valiéndose de una acertada combinación de colores, el 'cinema' se iba iluminando paulatinamente, con dieciséis tonalidades distintas, lo que producía un bello efecto. La visión de los proyectores y la sonoridad era perfecta. Poseía un elegante y bien servido bar, en el que no falta el más mínimo detalle. El hall, dentro de su sobriedad, resultaba muy elegante y el personal del servicio iba bien uniformado. En su estreno, el arquitecto y autor del proyecto arquitectónico fue ovacionado.

Unos días después de su apertura, el Diario destacó las “continuas broncas en la cola del cine Gades”. “Es muy frecuente que con motivo de alguna buena película se formen grandes colas en las taquillas del cine Gades. Para evitar incidentes hay siempre una pareja de guardias de seguridad, pero las broncas se suceden sin descanso”.

Al retirarse las butacas, el suelo presentaba una seria inclinación, pero ello no era obstáculo suficiente para que los estudiantes renunciaran a la diversión. Ya que en algunas ocasiones acogió bailes de sociedad durante las fiestas de Carnaval, como los organizados por los estudiantes de Medicina.

Un año después, el día de San Lorenzo de 1933, la empresa instaló un moderno sistema de refrigeración. Para solemnizar la ocasión, los caballeros asistentes fueron obsequiados con bombones y las señoritas con jazmines y nardos. Diario de Cádiz señalaba que la temperatura era tan agradable que era necesario abrigarse un poco. “Temperatura ideal 22”, se anunciaba en la fachada a Canalejas. Otra de las novedades inéditas era que las mejores localidades se situaban en el primer piso, con el nombre de sillones y que en el piso bajo se hiciera entrar al público por delante y dándole la cara a los espectadores.

Por su pantalla desfilaron películas de todos los géneros y de distintos sistemas de proyección como el llamado cine en relieve.

A los dos meses de su inauguración se estrenó la película Luces de Buenos Aires, siendo todo un acontecimiento. Además del impresionante exorno de la fachada principal publicitándola, fue excepcional su éxito por los tangos que cantaba el famoso Carlos Gardel, que el público con sus fuertes aplausos reclamaba la repetición de dichas canciones, a cuyo fin la proyección se cortaba para volver a pasar las coplas que el público con tanta insistencia pedía escuchar de nuevo.

Durante muchos años estuvieron de moda los estrenos de los viernes de este cine, congregándose allí lo más distinguido de la sociedad gaditana.

Entre dos películas españolas, Eran trece y ¡Vente a Alemania, Pepe!, se desarrolló el ciclo cinematográfico del Gades.

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