El jugador de ajedrez recibe jaque mate
Perfil de Fran González
Fran González ha jugado siempre a ser estratega y ha tenido habilidad para estar en el lado correcto pero los resultados del 26 de mayo lo han llevado a un callejón sin salida
Tímido y reflexivo, le gustaba mantener reuniones con gente ajena al partido para conocer su opinión de la ciudad
Criado en el vientre del PSOE, fue promocionado por Pérez Peralta y tuvo un enfrentamiento sonoro con Marta Meléndez
Joven en la vida, veterano en la política. El hombre de las siete vidas que ha jugado siempre en el alambre y que tenía una intuición para estar en el lugar preciso para sobrevivir, esta vez ha tenido que presentar su renuncia al meter su futuro político en un callejón sin salida tras las elecciones del pasado 26 de mayo.
Si dicen que la cara es el espejo del alma, la que tenía el domingo de las elecciones municipales era la de un hombre devastado, la de una persona que veía que había llegado el final. Aquel día dejó que se viera en carne viva sus emociones, igual que dos días antes en el final de campaña cuando recordó a un buen amigo fallecido hace unos meses cuando precisamente si hay algo que caracterizaba a Fran González es que era un buen jugador de póquer al que resultaba complicado saber si iba de farol porque la expresividad no era uno de sus fuertes.
Lo único que sí traslucía era cuando andaba preocupado por algún mal y es que el socialista le tocó vivir una experiencia muy dura cuando era niño. Eso le fortaleció pero también le obligó a vivir una infancia rodeado de mayores que le hizo madurar antes de lo preciso y también a parecer mayor de lo que realmente es.
Fran González es el ejemplo claro del político sacado de la cantera, de las Juventudes Socialistas que dirigió en la ciudad de Cádiz y que finalmente le llevó a ocupar el cargo de secretario de Organización con el singular Federico Pérez Peralta. Este estaba iniciando una renovación de las caras del partido y fue aupando a sus dos grandes apuestas jóvenes: Marta Meléndez por el lado municipal y Fran González por el orgánico. El destino de los dos se unió para la campaña electoral de 2011, donde la primera iba como candidata a la Alcaldía y el segundo era el que dirigía la citada campaña. Pero los dos cachorros amamantados por Pérez Peralta se pelearon antes de las elecciones y todo saltó por los aires.
En esa campaña fue cuando Fran González empezó a darse a conocer para el público ya que iba en la lista electoral. Su imagen, entonces sin barba, con gafas y un buen flequillo, tenía un punto misteriosa. En una conversación que tuvo lugar en la sede de Diario de Cádiz, ya mostraba que era un tipo muy reflexivo. Frente a la más batalladora Marta Meléndez, él tenía una apariencia y unas formas más calmadas, pero igualmente tenía un discurso directo.
Tímido por naturaleza, siempre le ha reconocido que le ha costado vencer ese problema para ejercer en la política. Sin embargo, no le quedó más remedio que ponerse las pilas cuando el choque de trenes entre Meléndez y él vivió su enfrentamiento en las elecciones a la Secretaría general del partido en 2012. Entonces Marta Meléndez perdió ante Fran González (los otros dos candidatos eran Francisco Piniella y José Ramón Ortega, hoy secretario de Organización) en una noche que acabó en un abrazo de los dos de cara a la galería y en el que se veía que no había el más mínimo aprecio mutuo. De manera inmediata Marta Meléndez presentó su renuncia como portavoz y Fran González ejerció ese papel, por lo que por primera vez tenía todo el poder a nivel municipal y también orgánico.
El grupo municipal se dividió en dos y sobrevivió como pudo hasta las elecciones. En el partido, Fran González dominaba sin problemas un partido del que conocía todas sus entrañas y los críticos empezaron a marcharse y a tener cada vez menos fuerza.
Las elecciones municipales en las que Fran González se presentaba por primera vez fueron de nuevo un palo para el PSOE, porque obtenía los peores resultados de la democracia. Sin embargo, desde que perdiera la Alcaldía en 1995, era la primera vez que los socialistas tenían algo que decir ya que se convertía en la llave de gobierno.
El PSOE propició el cambio, enterró el teofilato y permitió que accediera a la Alcaldía José María González 'Kichi'. A pesar de ello, desde el principio se vio que no había ningún tipo de sintonía mutua ni con el alcalde ni con su entorno, lo que ha supuesto finalmente una de las causas de su tumba política, ya que el papel ejercido por el PSOE durante estos años ha sufrido ataques tanto por la izquierda como por la derecha.
Esto ha hecho que en algunas ocasiones incluso el discurso no fuera acompañado de los hechos. Por ejemplo, cuando tocó votar la investidura de Kichi, dos días antes se celebró una reunión en Puntales y se le exigió que para dar el apoyo, el que iba a ser alcalde y su partido tenían que aportar una serie de datos económicos sobre la remunicipalización y otros asuntos. No se entregó nada, pero a pesar de ello se le dio el apoyo a Podemos sabiendo que hacerlo con Teófila hubiera sido su caída anticipada.
Pese a que dentro de su propio partido hubo voces que lo aconsejaron, jamás se planteó entrar en el equipo de gobierno para dotar de una mayor estabilidad el mandato, ya que entendía que los ciudadanos con sus votos le habían llevado a la oposición.
Y a pesar de que el equipo de gobierno necesitaba al PSOE para que lo apoyara en las principales cuestiones de la ciudad, puso a Fran González en la diana, que se convirtió en el principal punto de ataque por encima del mismo Partido Popular. A ello contribuyó a que el socialista pactó en numerosas ocasiones con el PP y Ciudadanos, algo que llegó a su momento cumbre cuando arrebataron al equipo de gobierno Onda Cádiz y la vicepresidencia de la Fundación Municipal de la Mujer.
González siempre ha sido un gran estratega. Era el jugador de ajedrez que no sólo miraba el movimiento que iba a hacer de manera inmediata sino que trataba de tener controlados otros muchos que vendrían después. Es una persona a la que siempre le ha gustado consultar las cosas de la ciudad con gente ajena a su propio partido porque necesitaba saber la opinión de los demás, aunque a veces le costara encajar algunas. Normalmente calmado en su discurso, había aprendido a manejarse bien en los debates, ante la gente y en las entrevistas. Sin embargo, carecía de la espontaneidad y la frescura que siempre mostraba Kichi.
Un miembro de Podemos decía con cierta sorna que desde que llegó todo el mundo le decía que Fran González estaba muerto desde el punto de vista político y que, al final, siempre sobrevivía. No le faltaba razón. Aislado por un PSOE provincial y regional dominado por el susanismo, González adoptó la vía pedrista cuando ésta estaba muy lejos de ser a lo que ha llegado hoy. La apuesta le salió redonda y consiguió que Cádiz se levantara contra el oficialismo y saliera victoriosa del combate.
Esto dejó muy tocadas sus relaciones con Irene García, secretaria provicnial, pese a formar parte del gobierno en Diputación, donde prácticamente fue ninguneado. Los enemigos políticos iban en aumento y, sus detractores señalan, que él también iba dejando víctimas en el camino.
A finales de 2017 refrendó su liderazgo en la Secretaría General en Cádiz, pese a que le montaron una candidatura anti Fran que aunaba a todos los enemigos que tenía en ese momento y que lideraba Blanca Flores. Poco después él mismo empezó a decir en sus círculos que tenía dudas sobre si presentarse o no a la Alcaldía y ahí surgió el nombre de Mara Rodríguez, que sin quererlo ni comerlo, se vio en el foco, lo que generó algunos problemas internos.
Fran González se movió bien y consiguió que los dos principales puestos del Estado, el de subdelegado y la Zona Franca, estuvieran ocupados por gente de su propio equipo. Todo le parecía ir con el viento de cola y hasta incluso el entorno con un PSOE muy fuerte que se impuso en la ciudad de Cádiz en las elecciones generales, le hacían presagiar que todo iba a ir muy bien. Llegó a creer que incluso le podrían salir los números para ser alcalde de Cádiz. Pero esta vez la pirueta no salió y se metió en el callejón sin salida antes citado. Era una vía sin salida también para alguien que hizo de la política su medio de vida económico y que, al perder el diputado provincial, le complicaba mucho más las cosas.
Cuando el que tiene el poder se debilita, aparecen aquellos que todavía tienen viejas cuitas y desde hace días vienen pasándole viejas facturas. Este jueves ha decidido poner punto y final a su carrera como concejal en el Ayuntamiento de Cádiz. Para sus defensores se pierde alguien que podría haber sido un buen gestor. Para sus detractores, alguien que no representaba el socialismo.
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