Pimentel su último misterio

Aparece en San Antonio un nicho que podría ser del imaginero que talló Humildad, Columna o el Carmen

El portentoso Cristo Atado a la Columna, la última obra de Jacinto Pimentel (1660), en un original contraluz.
El portentoso Cristo Atado a la Columna, la última obra de Jacinto Pimentel (1660), en un original contraluz.
Pablo-Manuel Durio Cádiz

10 de agosto 2014 - 01:00

Todo en él ha sido siempre un misterio. La leyenda ha sido una de sus grandes compañeras de viaje. No se sabe con exactitud cuándo nació, hay varios aspectos de su vida que quedan en el aire o envueltos en la incertidumbre. Y de su muerte, solo se conoce el día, empezando entonces el que puede considerarse el último de los misterios que envuelven a la enigmática figura de Jacinto Pimentel: el lugar donde descansan sus restos.

Pimentel es uno de los grandes imagineros que ha trabajado para las hermandades de Cádiz. No en vano, suyas son tres portentosas imágenes: las de los Cristos de Humildad y Paciencia y de Columna, y la de la Virgen del Carmen. A ellas se suman otras destacadas piezas, no muchas, que se han ido descubriendo y que se conservan en iglesias como San Francisco. Todo ello, curiosamente, de treinta años para acá, pese a que Pimentel nació con la llegada del siglo XVII. Hasta los años 80 no empezó a descubrirse sus autorías, lo que seguramente haya provocado este desconocimiento de un autor que vivió entre Portugal (donde algunos historiadores, como Francisco Espinosa de los Monteros, ubican su lugar de nacimiento), Sevilla (donde se desarrolla la primera parte de su obra) y Cádiz (donde se descubre al gran imaginero que fue).

Fue en esta última ciudad donde Jacinto Pimentel moriría un 2 de marzo del año 1676. Desde que su figura fue conocida y reconocida en el mundo de las hermandades, siempre se ha especulado con la posibilidad de que esté enterrado en la iglesia de San Antonio. Esto se debe a lo que se conoce por el testamento que en su día se localizó de este imaginero y que fue redactado en el año 1669. Según informa el propio Espinosa de los Monteros en una publicación de la cofradía de Humildad, dice así el testamento: "Es mi boluntad ser enterrado en la boveda de la capilla mayor de la Yglesia del señor San Antonio de padua Ayuda de parroquia de la santa yglecia desta ciudad como hermano Antiguo y uno de los fundadores de la hermandad de dicho San Antonio...".

Esta voluntad, redactada siete años antes de su fallecimiento, es el único punto hasta el que ahora se agarraban los historiadores para señalar el posible lugar de enterramiento de este insigne imaginero. Ahora, más de tres siglos después de ese fallecimiento, el último de los misterios que rodean a Pimentel cobra de nuevo actualidad.

Las obras de rehabilitación que se han iniciado en la iglesia de San Antonio han obligado a levantar parte del suelo y comprobar así el estado de la cimentación del edificio, ya que su cubierta presenta daños estructurales que hacían peligrar el sostenimiento del mismo. Con esta operación que se llevó a cabo hace unos días, la cofradía de Columna ha podido certificar que tiempo atrás contó con una cripta propia bajo la iglesia, en la zona coincidente con el altar donde reciben culto sus titulares (a la derecha del altar mayor) y donde parece que están enterrados hermanos que fueron de la corporación. Un dato éste que se conocía de palabra hasta el momento pero del que no había conocimiento.

Pero la sorpresa mayúscula que se han llevado los cofrades de Columna ha sido la existencia de un nicho diferenciado de todos los demás en esa cripta. Un enterramiento algo especial, que no tiene nada que ver con el resto de enterramientos de esa cripta. Pero además, un enterramiento que coincide justo en su posición con la ubicación del Cristo de la Columna. A los pies de su última imagen, como él había dejado escrito, refieren en la hermandad.

Muchas son las casualidades. Un enterramiento distinto a los demás y separado de ellos. Una ubicación que coincide justo debajo de donde está el Cristo de Columna, la última imagen que talló. La cripta del templo donde dejó escrito que quería descansar para siempre...

Ante este hallazgo, la cofradía informa que por el momento no se va a hacer ningún estudio ni análisis de los restos que se han hallado bajo el Cristo de Columna. Lo inesperado de los acontecimientos, los distintos frentes asistenciales y patrimoniales en los que está inmersos actualmente la cofradía y el coste que a priori pueden tener las pruebas que pudieran hacerse para determinar la identidad de la persona enterrada en ese lugar destacado de la cripta hacen que cualquier actuación en este sentido se contemple para un futuro a medio plazo.

Mientras, la leyenda vuelve a envolver la figura de Jacinto Pimentel, esta vez en torno a su última imagen realizada y a su última voluntad expresada. El último misterio de Pimentel.

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