Pokémon por Cádiz
Levantera
El juego de moda se instala con comodidad en la ciudad donde abundan los pokémon acuáticos.
No será este el primer artículo que lean sobre el último éxito en el mundo de los videojuegos. Hace poco más de una semana desembarcaba en Australia y Estados Unidos Pokémon Go, que consiste, a grosso modo, en echarte a la calle a capturar pokémon (o pokémones, aceptado por la RAE) gracias a la cámara de tu Smartphone.
El éxito ha sido instantáneo, aunque el juego arrastre multitud de fallos todavía. Ha superado a Twitter en usuarios activos diarios en Android, aparece en todos los periódicos y ha conseguido movilizar a los jóvenes y ponerlos a hacer deporte como ninguna campaña de salud gubernamental ha conseguido. Ya ha salido de forma oficial en España, aunque en esta larga semana entre la salida al otro lado del charco y la salida aquí han aparecido versiones "piratas" obtenidas de las tiendas digitales australianas y estadounidenses, por lo que todo el que quisiera jugar ha podido hacerlo.
El mecanismo es sencillo, si bien la aplicación carece de un tutorial que te explique los entresijos en profundidad. Vas por la calle con el móvil en la mano y te aparece un pokémon encima de un banco o en un paso de cebra. Lo capturas (o se te escapa) y sigues caminando. Te encuentras ahora con unos puntos de interés que te permiten recargar los recursos que utilizas en la captura de los bichos. Estos puntos incluyen iglesias, estatuas. El Ayuntamiento es uno, en Catedral hay otros… ¿Y qué hacer con tanto pokémon? Hay también puntos de interés conquistables, los "gimnasios", que tienes que conseguir midiendo la fuerza de tus pokémon con los de otros jugadores: la calle Canelo, el Monumento de la Constitución de 1812 son dos de los que hay repartidos por Cádiz.
De apariencia sencilla, el juego esconde cierta profundidad y se espera que siga mejorando. Los pokémon aparecen según tu ubicación geográfica o la hora del día. Ahora mismo, Cádiz está repleta de pokémon acuáticos que no aparecen en las zonas de interior, aparecen pokémon fantasma al caer la noche, pokémon tipo fuego junto a gasolineras… Sin ir más lejos, San Fernando tiene una fauna totalmente distinta a la de Cádiz.
No es raro encontrarse con jugadores por la calle, en grupos, con la vista fija en el móvil y con un cargador portátil en el bolsillo (chupa muchísima batería), intercambiando sonrisillas o saludos con otros grupos de jugadores. Imaginen que si esto ocurre en Cádiz, como estarán en otros sitios. El gimnasio de la Casa Blanca estuvo defendido por un pajarraco pokémon de nombre "Merica", el Pentágono, otro gimnasio, por un pokémon dormilón… Ha habido casos de unos jugadores que se han visto atraídos por otros y les han atracado, una chica descubrió un cadáver persiguiendo un pokémon, hay bares que se promocionan por su cercanía a los puntos de interés para captar clientes. Hay vídeos circulando por la red de verdaderas multitudes que peregrinan hacia un punto de alguna ciudad porque se corre la voz de la aparición de un pokémon difícil de conseguir. Y ya se puede reservar una pulsera en la web del juego que te avisa de los pokémon que hay cerca conectándose a tu móvil mediante Bluetooth, que ya se ha agotado en Estados Unidos y que en la reventa alcanza precios que quintuplican el original.
Con más de diez millones de descargas en la tienda digital de Android, todo parece apuntar a que este fenómeno social ha venido para quedarse. Y si no lo hace, al menos dará trabajo a los sociólogos del futuro.
Y sólo lleva una semana.
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