El Pópulo, el barrio más antiguo de Cádiz que se lamenta de su abandono

La Plataforma de Vecinos y Amigos del Pópulo quiere recuperar la Asociación para retomar la actividad que afirman haber perdido en estos años

Todas las imágenes del estado lamentable que presenta el barrio del Pópulo

Obras de emergencias en Entre Catedrales por rotura de cristales por el temporal 'Bernard'

Dos turistas en el barrio del Pópulo / Julio González

De las tres puertas que dan acceso al barrio más viejo de Cádiz y de occidente, el Pópulo, dos lucen en pésimo estado. El Arco del Pópulo, donde se encuentra una capilla perteneciente al Obispado, presenta desconchones y un estado lamentable, y el de los Blanco está repleto de suciedad, con alcantarillas arrancadas y hasta una paloma muerta, entre otros muchos despojos acumulados tras las cancelas cerradas que dan a su patio y al recinto amurallado.

El barrio casi al completo no brilla como merece, no amanece en el bullicio típico de un barrio turístico porque fue medieval, y por tanto el más antiguo de la ciudad, y cuyas calles, además, dan paso a la historia romana de Gades a través de su gran teatro, que fue el de Balbo el Menor. Pero tampoco invita a ello, pues las fachadas se van deteriorando sin visos de rehabilitaciones casi por ningún lado salvo en fincas de apartamentos turísticos; las calles ofrecen un firme cada vez más impresentable y los negocios sobreviven entre otros que ya no abren la baraja.

El Pópulo no es lo que era, ni mucho menos lo que debería ser, y de todo se lamentan muchos de sus vecinos y el actual representante de la Plataforma de Vecinos y Amigos de El Pópulo, cuyo representante, Antonio Gallardo, es el que fuera presidente durante años de su asociación, que pretenden recuperar. Su lucha es “la de prácticamente todos los vecinos del barrio, porque nadie conoce al actual presidente de la AVV del Pópulo, ni a su junta directiva, pues nunca aparecen, no abren ninguna de las dos sedes, ni la social, ni la administrativa, la gente no puede venir ni a pagar las cuotas por lo que muchos socios han sido dados de baja y sin notificación”, asegura junto a una de sus sedes con la puerta cerrada, la que yace frente al patio medieval, que también está cerrado al público. “Antes teníamos las llaves y entrábamos a limpiar, pero la Junta se la retiró hace unos años al actual presidente, y no podemos hacer nada porque no viene por aquí”.

Las palabras de Gallardo son reafirmadas por numerosos vecinos y comerciantes que encontramos en este paseo por las calles del longevo barrio. “Yo no lo conozco, está desparecido en combate, no nos representa”, afirma uno de ellos que viene cargado con la bolsa de la compra. Tampoco sabe nada de esta junta directiva Maite, de ‘El rincón de los sueños’, “y solo queremos recuperar la asociación para que vuelvan a hacer actividades y cosas por el barrio, que está dejado de la mano de dios”. “Mi calle tiene un socavón y mi mujer es dependiente”, añade un vecino; “no se hace nada, el barrio está cada día peor”, comenta Álvaro, de la tienda artesana Manos Gaditanas; “necesitamos ser socios y colaborar”, dice Fabiola.

La cuestión es que el barrio recibe subvenciones, “pero nos preguntamos a qué van dirigidas, nos dicen que hay talleres y cursos pero ni los vecinos ven nada, solo uno de guitarra con un alumno”, asegura Gallardo. Por este motivo, ya han presentado a la concejala Loli Pavón, de Participación Ciudadana, un escrito con más de 300 firmas de vecinos donde pedimos que nos acepten como socios y así poder asistir a las asambleas, de la que ni nos enteramos”. El próximo paso es “entregar un burofax que ya tenemos preparado con 900 firmas dirigido al actual presidente, José María Alonso y también tesorero de la Federación 5 de Abril, con esta misma petición”.

Y es que según Gallardo, “no queremos enfrentamientos, no queremos pelear, nos dicen que creemos una asociación nueva, pero no queremos una nueva, queremos llegar a un entendimiento y recuperar la nuestra para luchar por el barrio, que no es solo una sopa de tomate y una copla feminista en Carnaval, es mucho más”.

Lo dice mientras alcanzamos la otra sede, la de la Casa del Plátano, también cerrada, y cerquita de la Casa del Obispo, “que ya aprovechamos para pedir su reapertura, que el Ayuntamiento ganó el pleito a la concesionaria, porque ahí está la historia de Cádiz, aparte de crear puestos de trabajo”. Y en la otra parte del edificio, Entre Catedrales reaparece como viene haciendo desde antaño con los cristales rotos del cerramiento superior de la plataforma que proyectó el Premio Nacional de Arquitectura Alberto Campo Baeza.

“Santa Cruz al menos la está arreglando la Junta”, comenta aliviado, “ojalá también se ocuparan del patio medieval o nos entreguen las llaves”, desea mientras la visita continúa sorteando a una guía turística y a su grupo, muy cerca de donde “van a construir nuevos apartamentos turísticos, que esa es otra, los vecinos están aburridos con tanta vivienda turística”.

Es que hace falta reactivar el barrio y las ayudas, “pues nosotros intentamos con el bono social, pagar facturas, también hemos borrado pintadas, hemos emprendido campañas de desratización... pero queremos hacer muchas más cosas, talleres y cursos útiles para la gente mayor y joven, seguir luchando, porque definitivamente hay mucho por hacer. Y no lo digo yo, lo dicen todos. Pregunta...”.

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