El Pópulo vuelve a ser el comienzo
El barrio más antiguo de Cádiz pone ahora las bases para el crecimiento turístico y cultural
Cádiz/Una parte de los tiempos de mayor esplendor de Cádiz tuvieron su epicentro en lo que hoy denominamos el barrio del Pópulo.
En su más que limitado espacio podemos recorrer la riqueza del Cádiz fenicio, el esplendor de la ciudad romana, el parón de la ocupación árabe y la expansión de la ciudad americana.
Entre las tres puertas, hoy abiertas, de la vieja muralla medieval nos encontraban con varias de la fincas más antiguas de la capital, salvadas de los ataques angloholandeses; una iglesia convertida en Catedral donde quiso ser enterrado el Rey Alfonso X el Sabio; la antigua casa los Seises o el recuperado Teatro Romano.
Poblada hasta el límite, el siglo XX le sintió muy mal al barrio. Olvidado por los poderes públicos, donde la infravivienda era lo normal y la vivienda lo puntual. Un barrio que se bordeaba para no entrar en él y donde ya nacía, en los estertores del franquismo, un activo movimiento vecinal.
Como queriendo enmendar el nefasto siglo, Europa llegó en ayuda del barrio, y del vecino Santa María, con los 12 millones de euros, en esa época aún pesetas, incluidos en el Plan Urban. Estamos en 1995 y el barrio empieza a renacer, a lo que ayudará cuatro años más tarde el Plan de Rehabilitación del Casco Antiguo impulsado por la Junta.
El Pópulo pasó así de ser un barrio degradado a uno de los que más proyección turística tenían de la ciudad, aunque por el camino fracasó la idea de potenciar la industria artesanal frente a la apertura de pequeños y cuidados bares y tabernas.
Hoy el barrio, y media ciudad, mira con expectación la conversión de la Casa del Almirante en un hotel que, se supone, será el primero 5 estrellas de la capital. Un proyecto que bien puede ser ejemplo de la crisis económica de la ciudad: se comenzó a gestar en los buenos tiempos a principios de siglo, se paró de llenó con lo más álgido de la crisis bancaria y de la construcción y ahora se recupera con vigor a la vez que los datos macroeconómicos, que los micros aún se hacen esperar, ya son positivos.
El Pópulo se convierte de esta forma en espejo de lo que podría ser Cádiz a medio plazo. Un barrio que se recupera con una cierta vitalidad gracias a una hostelería de calidad, donde abre un hotel dirigido a visitantes con recursos y gran capacidad de gastos, y con la presencia de los restos del Teatro Romano que, inmerso en un ambicioso proyecto de recuperación tras años de abandono, será pronto uno de los referentes culturales y turísticos de la ciudad, pendiente de la catedral vieja y la reapertura de otra de las joyas de nuestra historia con el yacimiento de la Casa del Obispo.
Un barrio también abierto a la fiesta, es esencial en el Carnaval en la calle, o con los mercadillos medievales. Ya no es un barrio que se rodea sino que se ha metido de lleno en la trama urbana.
Si Cádiz creció, tras la Edad Media, a partir de las murallas que rodeaban a la villa, lo lógico sería dar el impulso que necesita la ciudad fijándonos en la evolución del Pópulo.
Quedan, en todo caso, aspectos negativos que quedan por solventar, como pasa con el resto de la ciudad.
La mejora de la vivienda sigue siendo uno de los grandes problemas pendientes, aunque apenas quedan algunas fincas por rehabilitar; lo mismo pasa con la peatonalización que, aunque es obligada en esta zona aún se cuelan vehículos, especialmente en la plaza de Fray Félix. Otra cuestión a mejorar es la ocupación de locales comerciales que están vacíos y la mejora de la señalización urbana.
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