Joaquín Benítez
Luces y sombras en navidad
Las murallas de Cádiz siempre son noticia por su mal estado, por las grietas, por el hundimiento de las estructuras, por el desgaste de sus lienzos, por los castillos cerrados o las bóvedas mal aprovechados.
Sin embargo, detrás de estos problemas siempre hay una solución técnica para salvaguardar una parte esencial de nuestro legado histórico y que únicamente choca, a la hora de su ejecución, con los problemas presupuestarios o la lentitud de los políticos cuando deben aprobar proyectos relacionados con el patrimonio.
La Demarcación de Costas de Cádiz Demarcación de Costas de Cádizlleva unos años volcada en la recuperación del frente marítimo de nuestras murallas, especialmente deteriorado por el paso de los años y la falta de inversiones. Para ello ha realizado un pormenorizado estudio de toda la fortificación sobre la que actuar, analizando su estado y las soluciones a adoptar. Desde Santa María del Mar hasta San Carlos, son nueve tramos con diferentes niveles de trabajo y, también, de prioridad en su ejecución.
Este documento, bajo el título de 'Restauración de la muralla marítima de la ciudad de Cádiz', firmado por Patricio Poullet, jefe de la Demarcación de Costas, ha sido galardonado con la primera edición del Premio Nacional de la Obra Pública 'Carlos Fernández Casado'.
El estudio presentado hace un recorrido por toda la muralla, y dedica un capítulo a la última actuación realizada, con carácter de urgencia, en el lienzo marino del castillo de Santa Catalina, donde se localizaron grietas de gran calibre.
Lo cierto es que la rehabilitación de las murallas no entra dentro de las competencias más directas de la Dirección General de Costas. Ha sido gracias a la presión de la propia Demarcación, y también a la reclamaciones políticas, por lo que se han logrado realizar diversas actuaciones desde 2013 con una inversión hasta ahora de 3,2 millones de euros, aunque aún hay que aumentar significativamente el presupuesto para lograr cerrar todo el anillo histórico.
Poullet defiende esta actuación pública al destacar que las murallas de Cádiz "son un patrimonio de indudable valor y es obligación de todos, administraciones, ciudades y entidades en general, su conservación y mantenimiento. Y es que el emplazamiento de estas murallas y la acción permanente del mar y el viento obligan a labores continuas de reparación y conservación. Este deterioro se ve acentuado en los últimos tiempos -advierte el técnico- por temporales de cierta intensidad cuya periodicidad puede estar influenciada por el cambio climático global".
Junto a la actuación de restauración y rehabilitación de las murallas, la Demarcación de Costas ha tenido muy en cuenta su propia integración urbana, teniendo en cuenta el tramo en la que se encuentra y analizando cada pretil, alféizar, imposta, ventanas... De este modo, destaca Patricio Poullet "la restauración y protección de las murallas de Cádiz permite también la integración paisajística de estos elementos, dotándolos de una terminación nueva pero integrada en el conjunto, empleando materiales autóctonos y originales".
En el documento Poullet resalta que "la rehabilitación de muralla ya realizada permite la reintegración urbana y paisajística de los tramos deteriorados, asegurando la plena funcionalidad de las antiguas murallas y su compatibilización con los nuevos retos urbanos planteados en la ciudad de Cádiz, como el establecimiento de un carril bici".
Menciona proyectos de integración que han sido un éxito, como los baluartes de los Mártires y Candelaria o el castillo de Santa Catalina, aunque en el texto evita hacer una crítica al abandono de la administración respecto al castillo de San Sebastián.
Desde 2013 la Dirección General de Costas está inmersa en un proyecto de recuperación de las murallas de Cádiz, considerado el plan más ambicioso de la historia que, sin embargo, ha chocado con la inestabilidad política que ha provocado la paralización de muchos presupuestos estatales, impidiendo dar una cierta continuidad a las obras ya diseñadas por la Demarcación. A la vez, se han realizado actuaciones de urgencias por daños, imprevistos lógicamente, por temporales especialmente en el Paseo de Fernando Quiñones y el baluarte de San Felipe, que se llevó una inversión de 1,1 millón de euros.
Hoy se está pendiente de una nueva fase de esta operación por un importe de 1.196.500 euros "y que pretende una ambiciosa rehabilitación de tramos en los que aún no se ha actuado, principalmente en las murallas del Campo del Sur.
En el trabajo galardonado se identifican tres tipos de daños en las murallas. Por una parte, los daños asociados al mal comportamiento resistente, como son grietas, agrietamientos verticales y horizontales, daños derivados del envejecimiento "y un entorno tan agresivo, unido a un escaso mantenimiento. Estos deterioros, que se localizan de manera generalizada en muchos tramos de muralla, pueden ser socavones, pérdida de mampuestos, ladrillos y sillares, pérdida de mortero de rejuntado, etc". Y daños provocados por la acción del hombre, como el vandalismo o actuaciones pasadas en las que se utilizaron rejuntados y enfoscados con mortero de cemento, empleo de ladrillos cerámicos en formación de paramentos y otros.
Se advierte que "el deterioro de las murallas es un proceso continuo e incesante. No menos importantes los estragos que provocan en la muralla los fuertes temporales, cada vez más frecientes y que afectan a la estabilidad estructural del muro en los flancos más expuestos".
También te puede interesar
Lo último
8 Comentarios