El primer “sí, consiento” desde marzo
Coronavirus en Cádiz
Leandro y Mary Paz, protagonistas de la primera boda en el Ayuntamiento de Cádiz tras el confinamiento
Solo once invitados en una ceremonia discreta y sencilla, oficiada por la edil Lorena Garrón
Cuando Leandro García y Mary Paz Ruiz reservaron fecha hace unos meses para casarse en el Ayuntamiento de Cádiz no podían imaginar que su boda iba a ser la primera tras el confinamiento. Ni que iban a acceder a la Casa Consistorial con mascarillas en tan importante día. Ni que tendrían que invitar a la familia más cercana por precaución de contagios. Este viernes llegaba el día señalado. Este viernes se dieron el “sí, consiento” en el Salón de Plenos.
Leandro y Mary Paz, 36 años ambos, viviendo juntos desde hace mucho tiempo, llegaban al Ayuntamiento sorprendidos por la atención prestada por este medio y contaban que traían a pocos invitados debido a las restricciones por la alerta sanitaria. Fueron finalmente once, familia cercana. El Salón de Plenos estaba preparado para 30, el aforo máximo permitido. Las sillas, separadas dos metros. Gracias a esta distancia los invitados pudieron descubrirse la cara. Una funcionaria comentaba que los contrayentes habían hecho varias llamadas con anterioridad, preocupados por la situación. Respiraron al saber que desde este viernes se iban a retomar las bodas en la Casa Consistorial.
Los novios accedieron cuando ya sus familiares esperaban. A la edil de Feminismos, LGTBIQ+ y Juventud, Lorena Garrón, le tocaba casarles. “No es la situación que esperabais para el día de vuestra boda, pero lo importante es el amor que os tenéis y que hayáis dado este paso”, dijo la edil de entrada. Luego, además de recordarles que “más que pareja seréis cómplices y compañeros”, leyó la obligada parte administrativa antes de la gran pregunta a cada uno por separado: “Consiente usted en contraer matrimonio con...”. No había anillos. Antes del beso de rigor, Garrón declaró a Leandro y Mary Paz “unidos en matrimonio”.
Quince minutos sin mascarillas. El tiempo justo para casarse. La pareja volvía a cubrirse antes de ir al balcón del Ayuntamiento para hacerse unas fotos. Después de tantear la posibilidad de un convite en un establecimiento hostelero, no les convencieron las restricciones ni las condiciones de seguridad para un día tan importante. Celebrar con miedo no es celebrar. La fiesta será este fin de semana en un campo. Con sus allegados y amigos, en familia. Una boda sencilla que hubiese pasado desapercibida de no ser la primera tras el encierro. Vivan los novios.
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