"Primero fue el sector de la juguetería, luego el calzado, ahora le toca al textil"
José Álvarez Portillo comenta la situación del comercio gaditano con el avance chino

José Álvarez Portillo es comerciante gaditano desde hace más de cincuenta años. Durante todo este tiempo ha visto como muchos negocios han ido apareciendo y otro han ido cerrando. Ha conocido multitud de crisis como la del petróleo o la que estamos viviendo en la actualidad. Pero lo que de verdad le ha estado llamando la atención es la evolución del comercio chino en la capital gaditana. "Empecé hace años a interesarme por este tema. Me llama mucho la atención como están evolucionando, adaptándose a nuestra cultura y a nuestra forma comercial. Empezaron hace años con esta especie de conquista, pero no nos hemos dado cuenta hasta ahora de la gravedad de la situación", explica José Álvarez.
Son muchos los comercios que han cerrado para dar lugar establecimientos de franquicias como Zara, Bershka o Desigual. "Todos vemos Zara y pensamos que está muy bien porque se trata de una marca española, pero nada más lejos de la realidad. Me apostaría 50, 100 o 200 euros a que no encuentras a que no se encuentra una prenda hecha en España en menos de quince minutos. Todo es de fuera. India, Vietnam, todos los países asiáticos es están convirtiendo en verdaderos productores de estas marcas. Lo que ocurre con China es que se ha dado cuenta de que le interesa más ser fabricante y vendedor que sólo productor", comenta José Álvarez mientras que señala varias etiquetas procedentes de algunas de las tiendas de su alrededor.
Pero cuándo China se convirtió en un enemigo para el comercio español. Todos sabemos que está despuntando como la futura potencia mundial, pero no nos hemos dado cuenta de la envergadura del asunto hasta ahora. "Primero afectó a la industria de la juguetería en Valencia. En un comienzo esta Comunidad se dedicaba a este tipo de industria, ahora creo que solo queda una empresa dedicada a ello. Todo proviene de China. Más tarde le llegó el turno al calzado y empezamos a tomar conciencia del fenómeno al que nos enfrentábamos. Ahora le ha llegado el turno al sector de la industria textil. Cádiz se está viendo afectado por ello. El pequeño comercio no puede hacer frente al avance chino", explica José Álvarez Portillo.
Según el comerciante gaditano, el comercio chino funciona por medio de un ciclo cerrado, es decir, que el dinero fluye, pero vuelve al mismo lugar de origen. "El dinero para financiar todo este tipo de establecimientos viene de China. Llegan, eligen el lugar, compran y ya tienen el negocio. Se están viendo casos de facturas donde no figuran datos como el IVA, lo que es ilegal. No pagan casi impuestos y sus beneficios no los ingresan en bancos españoles por lo que vuelve a China" explica Álvarez Portillo mientras señala algunos comercios chinos. "Cómo adquieren lugares situados en primera linea comercial. Muy fácil, cuando el propietario del local les exige el pago de alquiler para dos años, ellos lo pagan y encima lo pagan en metálico, explica Álvarez Portillo enfrente de un establecimiento chino situado en una esquina.
Las respuestas a este problema son difíciles de encontrar. Muchos son los que opinan que la calidad es lo que mejor define al producto español mientras que otros dicen que la regulación por parte de los responsables pertinentes es la mejor opción. "En 1993 el Gobierno se empezó a dar cuenta de la gravedad de la situación y su respuesta fue que se debía combatir con calidad, pero esa no es la solución cuando mientras aquí tienes un comercio de calidad que trabajan veinte personas, allí tienes una empresa con más de 200 trabajadores. La calidad no es un instrumento para combatir", explica José Álvarez Portillo. China es un mercado que está atento a la situación comercial del resto de los mercados mundiales. Vigila las tendencias y siempre está buscando cuál es lo que mejor se va a vender durante las próximos semanas. "El caso más fascinante fue el de la famosa pulsera Sara Carbonero. La novia de Casillas la llevaba durante las retransmisiones del Mundial, se popularizó y la gente empezó a demandarlas. Veinticuatro horas más tarde China ya había enviado cientos de contenedores llenos de estas pulseras de hilo. Ahí se ve la velocidad de actuación de esas empresas. Es como jugar un partido de fútbol sin reglas y como si ellos jugasen con 500. Por mucha calidad no se puede ganar", afirma José Álvarez Portillo mientras se dirige a su mercería.
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