Rastros invisibles de todo lo visible

Sistemas electrónicos de interceptación, helicópteros con cámaras termográficas y casi 3.000 policías y guardias civiles para seguridad alterarán de manera perceptible la vida cotidiana en la capital

Una pareja de policías hace labores de vigilancia junto al Palacio de Congresos.
Una pareja de policías hace labores de vigilancia junto al Palacio de Congresos.
Óscar Lobato / Cádiz / Corresponsal De Defensa

14 de noviembre 2012 - 01:00

Su teléfono móvil se corta brusca y momentáneamente. Su autobús se inmoviliza entre dos paradas. El semáforo cambia bruscamente, reteniéndole un tiempo anormal. Alguien ha quitado todas las papeleras en el trayecto que usted habitualmente recorre. La llave o la tarjeta electrónica de arranque de su coche no funciona y, para su pasmo, descubre que no hay quien tenga narices de levantar una tapa de alcantarilla en ciertas zonas de la ciudad… Bienvenidos a Cádiz y a la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.

Para una ciudad, convertirse en sede de un encuentro de gobernantes y dignatarios, es como el día de la boda para una novia. Y, como reza el dicho, para estar guapos hay que sufrir. De modo que háganse el cuerpo, de aquí al fin de semana, las cosas van a ser diferentes.

Para empezar, el tráfico aéreo civil ha quedado alterado a partir de ayer tarde sobre todo el entorno de la Bahía de Cádiz. Se ha establecido una zona de restricción de vuelo, con un radio de cuarenta kilómetros a la redonda tomando como centro el Palacio de Congresos. Eso viene a ser una circunferencia cuyos extremos comprenden desde Rota hasta más allá de Conil. Salvo aeronaves expresamente autorizadas, sólo los helicópteros militares y cuatro aparatos de las Fuerzas de Seguridad del Estado, podrán sobrevolar esa área. Pero dentro de ella se ubica una zona de exclusión total con un radio de cinco millas a partir del mismo punto central. Sobre esta queda vedado cualquier vuelo excepto los de helicópteros policiales de patrulla autorizados a un techo mínimo de tráfico de 1.000 pies (unos 300 metros de altura) sobre el suelo.

De esos cuatro helicópteros policiales dos pertenecen a la Guardia Civil y son un MBK-117, matrícula 09-232, adscrito a la Comandancia de Cádiz, y un Eurocopter EC-135 PC, llegado desde Málaga. Los otros dos aparatos son del Cuerpo Nacional de Policía: un MBB-105 con matrícula EC-DTM, perteneciente a la base de Sevilla y un Eurocopter EC-135 proveniente de Madrid. Estas cuatro aeronaves comenzaron a brindar ayer servicio de seguridad para la Cumbre. Su característica principal es ir dotadas con un soporte de rótula y cámaras de visión dual: convencional y termográfica, la última de las cuales le permite incluso captar el calor de un cuerpo humano oculto tras una pared. El Cuerpo Nacional de Policía mantiene también alertado a un tercer aparato, un Eurocopter CE-225, con capacidad para transportar hasta diecinueve agentes armados y su equipo de intervención, que trasladaría tres equipos de los GEO, si fuera necesaria su actuación.

Los organizadores de un evento de estas características no tienen voluntad de hacerles la vida imposible a los ciudadanos. Pero, la XV Cumbre Iberoamericana celebrada en Salamanca en 2005 colapsó esa ciudad. La falta de alojamiento en la villa y las propias características de esa urbe (estructura radial con doce carreteras de entrada al centro) comportó que el traslado de las delegaciones atascase el viario urbano.

Cádiz no presenta esa misma geografía y por eso la organización se ha decantado por un itinerario lineal, reservando como vía principal de acceso la avenida Juan Carlos I, (aunque existe una secundaria de emergencias) y optando por un sistema de "cápsulas" en lanzadera.

En la jerga de los servicios de seguridad, "cápsula" es un convoy donde viaja una alta personalidad. Su composición es, al menos, de un coche piloto (casi siempre de Guardia Civil de Tráfico); un vehículo primario de escolta con inhibidor de frecuencias electromagnéticas; un vehículo "sierra" o de reacción (generalmente un todoterreno con un equipo de guardaespaldas provistos de armas largas y ametralladoras); el vehículo blindado de la autoridad; uno o dos vehículos de séquito o acompañamiento; y un último automóvil policial de seguridad, designado "cierre" por completar la caravana. En el caso de SM el Rey o de SAR el Príncipe de Asturias, unos dos minutos por detrás de esta primera comitiva, circula una segunda cápsula de evacuación. Esta la integran un coche piloto de la Guardia Civil que precede a una uci-móvil del 061, por si fuera necesaria la asistencia clínica de la personalidad.

Este procedimiento se sigue con los Jefes de Estado o los Jefes de Gobierno invitados. Sin embargo, la eficacia de una "cápsula de seguridad" es inversamente proporcional a la longitud de esta y si se trata de ministros u otros dignatarios, se les agrupa en microbuses, trasladando así el mayor número de autoridades con menor implicación de vehículos.

Durante su recorrido por la ciudad, los impulsos del inhibidor de frecuencias del vehículo de escolta precedente producen interrupciones bruscas en la telefonía celular, los mandos a distancia y en las llaves o tarjetas electrónicas de los vehículos. Esas emisiones inhibidoras buscan impedir el detonar a distancia algún artefacto explosivo al paso de la comitiva. Idénticas interrupciones y alteraciones pueden producirse en el entorno de los edificios donde se celebren las actividades de la cumbre, debido al uso de los interceptores móviles que instalan los cuerpos de seguridad.

Además, el tráfico rodado, sea en vehículos propios o en autobuses urbanos puede verse paralizado de pronto, al modificarse el flujo de los semáforos para dar "onda verde" (todas las señales en ese color) a las comitivas oficiales y las delegaciones de participantes. Además circularán caravanas de autobuses para mover a los cerca de 2.000 periodistas que suelen acreditarse para estos eventos

En cuanto a medios humanos serán algo más de 3.000 funcionarios pertenecientes a las distintas Fuerzas de Seguridad del Estado y la Policía Local, así como a los ministerios de Presidencia, Fomento y Asuntos Exteriores y Cooperación. Para evitar interferirse, estos agentes se distribuyen en tres niveles perimetrales o escalones de seguridad denominados inmediato, próximo y lejano.

Aunque la Guardia Civil será la que congregue a mayor número de integrantes (casi 1.600 funcionarios), los ciudadanos de Cádiz verán mayoritariamente al millar de agentes del Cuerpo Nacional de Policía movilizados para esta ocasión.

La organización de una cumbre empieza a ejecutarse con un año de antelación, aunque policialmente, los trabajos se aceleren en las cuatro semanas previas al evento. Los primeros en ponerse en faena son los miembros de la Brigada de Información, cuyos investigadores llevan meses procediendo al filtrado de las identidades de los periodistas que solicitan acreditación, así como del personal laboral contratado para los diferentes escenarios y los trabajadores eventuales de los establecimientos hoteleros y de restauración, que atiendan a los participantes en la Cumbre.

Una docena de agentes de la Unidad de Subsuelo del CNP han establecido ya, por su parte, lo que se conoce como "perímetro de seguridad bajo Cota Cero". Esto consiste en reconocimiento de toda la red de alcantarillado del entorno del Palacio de Congresos, Oratorio de San Felipe Neri y Teatro Falla, así como de otras sedes de la cumbre. Estos policías han requisado además las redes de conducción subterránea y el itinerario del tendido ferroviario subterráneo. Una vez comprobados esos tramos, se procede al precintado de los accesos más cercanos a los lugares claves, e incluso a la soldadura de las tapas a las bocas de las alcantarillas, para evitar que alguien pueda introducirse por esa vía.

Los más visibles por su uniformidad y vehículos serán los agentes de control de masas (antidisturbios) que a su vez están divididos en tres unidades diferenciadas. De una parte se cuenta los veinte subgrupos (unos 45 integrantes cada uno) de las Unidades de Intervención Policial (UIP), llegadas desde Sevilla (UIP-2), Málaga (UIP-5) y Madrid (UIP-1).

Igualmente el CNP despliega a las cuatro UPR (Unidades de Prevención y Reacción) existentes en la provincia de Cádiz. Estos grupos están formado por una treintena de funcionarios especializados en operaciones de protección y misiones antidisturbios y tienen su bases en Cádiz, Jerez, El Puerto de Santa María y Algeciras. Como los anteriores visten uniformes de intervención color añil y van provistos de cascos y chalecos anti-trauma.

En menor medida, Policía Nacional desplazará también a la cumbre a dos de los tres Grupos Operativos Especiales de Seguridad (GOES), radicados en Sevilla, y a dos equipos del Grupo Especial de Operaciones (GEO), con sede en Guadalajara. Se les puede distinguir por sus uniformes de color negro, aunque los goes van tocado con boina azul y los geos con boina roja, además de lucir diferentes parches de brazo. Esencialmente se ocupan de cubrir carrera (proteger el circuito y edificios emblemáticos) en funciones de contra-francotirador.

Igualmente se cuenta con presencia de miembros del Escuadrón de Caballería del CNP, artificieros técnicos en desactivación de explosivos (Tedax), agentes de la unidad cinológica con perros entrenados y, por supuesto, miembros de la Unidad Central de Protección, encargada de la custodia de autoridades. Este órgano desplazará a unos 400 funcionarios a Cádiz, con independencia de los casi 200 guardaespaldas nacionales que acompañarán a cada uno de los respectivos jefes de Estado y altos dignatarios extranjeros.

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