Reabre en Sanlúcar el famoso restaurante El Veranillo
Gastronomía
El establecimiento en su nueva etapa está regentado por la familia Hidalgo Prat, muy conocidos en Sanlúcar tras su exitoso paso por el Club Naútico de Bajo de Guía
El restaurante está especializado en arroces y también ofrecerá algunos de los platos que le han dado fama como la ropavieja de corvina, el calamar relleno o los langostinos a la cochambrosa. La misma familia también ha abierto el gastrobar Doña Calma, frente a la playa de La Calzada
Para el guiso se aprovechan las cabezas de las corvinas. Su carne, la zona del cogote y la de las carrilleras son especialmente jugosas. Se hace como un puchero, con sus garbanzos, pero los avios cárnicos se sustituyen por la corvina. Luego se saca la carne de la cabeza, se parte en pequeños trocitos y se sirve, como si de una ropavieja se tratara, refrita con patatas, los garbanzos y un ajito. Se le da un solo toque personal, un poco de berenjenas, porque su textura recuerda a la del tocino que se le pone al puchero y que luego también se utiliza en este plato típico de aprovechamiento.
La fórmula la inventó José Ramón Hidalgo Otaolaurruchi, el patriarca de la familia. La cosa se le ocurrió en una Primera Comunión y la hizo con mariscos, pero luego en el restaurante del club naútico de Bajo de Guía, la desarrollaron con corvina y el plato se convirtió en el sello de la casa.
Los Hidalgo gestionaron el bar restaurante del club entre 2010 y el pasado año. Ahora han decidido hacerse cargo de todo un clásico de la cocina sanluqueña, el restaurante El Veranillo, un antiguo chalet acondicionado como restaurante y que fue muy famoso a finales del siglo XX, cuando lo regentaba Juana de los Santos, en unión de su marido Enrique Angulo. Su arroz con pato, su guiso de langostinos chiuatos con papas o su manjar celeste, una variante del tocino de cielo fueron platos muy celebrados al igual que la manzanilla de la casa de crianza propia. El sitio cerró hace ya unos años y acogió algún otro local de hostelería.
Pero ahora los Hidalgo Prat han recuperado el nombre del establecimiento, que hace referencia a un guiso típico de Sanlúcar, el veranillo. Se trata de un refrito de tomate, cebolla y pimientos verdes que se ponen en aceite "en crudo" y se dejan hacer hasta que la verdura está en su punto. Luego se le puede añadir cualquier cosa como pollo, conejo o pescado.
El nuevo nombre es El Veranillo de Santa Ana y está en la prolongación de la avenida de Cerro Falón, muy cerca de la playa de La Calzada. El local tiene unas 70 plazas, divididas en un salón y una terraza. El establecimiento ha sido totalmente renovado y ahora tiene mucha luz. Al frente están los hermanos Miguel, José y Gildo Hidalgo Prat. Su padre, José Ramón, ejerce de jefe de cocina, ayudado por Miguel, titulado en cocina por la Escuela de Hostelería de Jerez y de 27 años y de José, de 29 y que cursa estudios en la escuela de La Taberna del Alabardero de Sevilla. Ambos ya ayudaban también en el restaurante del club náutico. El mayor de los hermanos, Gildo, de 31, se ocupa de la atención al público y de las labores administrativas.
El sitio sólo funciona como restaurante. En la carta, además de la ropavieja (9,50 euros), otros platos que les han dado fama como la ensaladilla de la casa con gambas (2,5 la tapa), el calamar relleno a la antigua (14,50) o las croquetas de jamón ibérico (8,50). No faltan tampoco los langostinos y las gambas cocidas de Huelva y un peculiar plato, los langostinos "a la cochambrosa", unos langostinos que se guisan en un pisto de verduras con huevo. Los bichos se guisan con su piel lo que obliga a pelarlos y ponerse los dedos "cochambrosos", de ahí su nombre.
Pero la especialidad de la casa son los arroces. El catálogo contempla hasta 9 especialidades. Todos se sirven para un mínimo de dos personas. Hay clásicos sanluqueños como el arroz con pato (10 euros la ración) o el caldoso con marisco (9,50) pero también lo hay con verduras, negro, con alcachofas y espárragos o uno de presa ibérica con verduras.
El último apartado de la carta está dedicado a la carne con chuletones de vaca frisona (42 euros el kilo), presa ibérica, brazuelo de cordero o incluso cochinillo y también un plato de moda, el codillo, que se sirve para dos personas a 12 euros.
Pero la familia no sólo ha recuperado este emblemático establecimiento sino que también ha puesto en marcha, muy cerca, frente a la playa de La Calzada, en la calle Julián Cerdán, un gastrobar con el nombre de Doña Calma. El sitio, en esta ocasión dirigido al tapeo, cuenta también con la dirección de los tres hermanos y lo abrieron el pasado 7 de julio. Ahora, tras el descanso invernal, abren nueva temporada. Desde el interior, con barra, mesas altas y bajas, se puede contemplar la playa desde las cristaleras. Luego, una pequeña terraza en una zona elevada sobre la calzada. La especialidad de la casa es el atún que sirven imitando al jamón cortado en finas lonchas y aliñado con salsa de soja, en tartar, mojama, marinado o en tataki. El catálogo se complementa con tostas, con el estrellato a cargo de una de chicharrones con alioli, tomate y queso parmesano, varios tipos de ensaladillas, con una original de ahumados o tapas más bien de corte innovador como un carpaccio de solomillo de buey o un salmorejo de remolacha. No falta tampoco la ropavieja de corvina. Los precios oscilan entre los 2,5 y los 3 euros de las tapas, las tostas de 3,5 a 4 o los platos que están, la mayoría entre los 7,5 y los 9 euros.
Pistas
Quesos con algas
Suralgas acaba de dar a conocer un nuevo producto, el queso de algas. La empresa gaditana especializada en estos productos marinos se alía con otras empresas alimentarias para ofrecer nuevas alternativas. De una de estas colaboraciones surgió recientemente la regañá de algas. Ahora han hecho un queso de cabra que incorpora lechuga de mar y ogonori rojo.
Se trata de un queso caprí, elaborado con leche de cabra, cruda y entera, de raza florida sevillana autóctona, cuajo y sal. La empresa que se encarga de elaborarlo es Marenostrum, de Sevilla, una explotación de ganadería de pastoreo extensivo de dehesa que elabora sus quesos a la manera francesa. Durante el proceso de elaboración se le añaden artesanalmente al queso algas marinas naturales de estero deshidratada. El queso madura durante treinta días.
El resultado final es un queso con una corteza natural de pasta blanda y ligeramente enmohecida en su exterior y textura cremosa pero consistente en su interior. Las algas aportan aroma y sabor a mar al propio gusto del queso de cabra. El queso pesa 150 gramos y tiene un precio de 9,90 euros.
Atún con fresas, la nueva conserva de El Ronqueo
Atún con fresas. O con castañas. O en verbena, con fabes o tagarninas. Son sólo algunas de las propuestas de Conservas El Ronqueo, con sede en Barbate. De momento, ya tiene una quincena de estas peculiares elaboraciones; el objetivo es que sean treinta, que saldrán al mercado bajo el lema 'Treinta días sin cocina' y con un plato propio, en forma de pescado.
Francisco José Daza, gerente de la conservera barbateña, explica que desde hace más de un año vienen trabajando en estas especialidades (aunque una de las primeras creaciones llamativas, el atún con tagarninas, es de 2014), que están encontrando una muy buena aceptación en un tipo muy concreto de establecimientos: los tabancos y las abacerías. En estos locales, el cliente compra una conserva que puede consumir en el propio local, por lo que se ha convertido en el escenario adecuado para probar estas elaboraciones especiales, que se pueden consumir tanto frías como calientes. Daza indica que entre sus clientes del atún con castañas también está un cocinero reconocido con estrella Michelín.
Ya hay disponibles conservas de atún y choco. El atún está acompañado en estas peculiares latas por fresas, castañas, verbena, fabes, curri, en manteca, encebollado… El choco lo hay en salsa, al ajillo, con habitas o pimientos del piquillo. Actualmente, en Barbate se están probando nuevas preparaciones que implican a la raya y a la merluza.
Toni abre nueva heladería en Sanlúcar
Helados Toni, la conocida heladería artesanal de Sanlúcar, abrió el 25 de febrero un nuevo establecimiento en el número 10 de la plaza del Cabildo, a tan solo 20 metros del local de siempre. Se llama Helados Toni Selección y trata de complementar la oferta ya existente, según explica el director y maestro heladero Rafael Jordá.
El concepto, indica, es diferente: se trata de un pequeño local de estética vintage con una vitrina desde la que se despacha un selección de helados -16 sabores, frente a los 50 que hay en la heladería- además de gofres y creps artesanos y personalizados a gusto del cliente. Más adelante, y ya de cara al verano, la oferta se complementará con yogures helados también personalizables. En el nuevo local no hay mesas y sillas: todo es para llevar.
Puerta de América, nuevo asador de carnes en El Puerto de Santa María
Puerta de América es el nombre de nuevo asador que ha abierto en la avenida de la Bajamar, frente al río Guadalete. El nuevo local está gerenciado por un conocido profesional de la hostelería, Eulalio Oliva, un prestigioso cortador de jamón. Precisamente el jamón ibérico será una de las estrellas de la casa, aunque su discurso principal se centra en las carnes realizadas a la parrillla. Tienen ternera argentina, buey, vaca y terneras nacionales, con varios cortes cada una. Además cuentan con cerdo ibérico e incluso cordero. El local cuenta con comedor y terraza, además de una barra donde también sirven tapas.
Nuevo vino blanco de Sancha Pérez en Conil
La bodega y almazara ecológica Sancha Pérez presenta su segundo vino blanco, hecho con Palomino y Pedro Ximénez y de aroma a "frutas exóticas, albaricoque y plátano. Algo floral, toques minerales" y "fresco e intenso" en boca, explica la firma.
La explotación, situada entre Conil y Vejer, tiene entre sus objetivos la implantación y recuperación de las variedades tintas que se cultivaban en el siglo XIX en la zona. De hecho, ya llevan cinco años produciendo estos vinos de diferentes variedades tintas, como Tintilla de Rota, Petit Verdot, Tempranillo, Merlot…
El año pasado, la bodega dio a conocer su primer vino blanco, "un Sauvignon Blanc que refleja de manera fiel el sitio donde se cultiva". El segundo nace de la insistencia de "nuestros amigos Antonio y Pedro del Restaurante La Fontanilla", que les indicaron que era importante que hicieran otros blancos para complementar los distintos maridajes. Así, se pusieron manos a la obra con dos variedades "que intuíamos que ensamblaban bien y eran las más adecuadas: Palomino y Pedro Ximénez".
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