Restaurantes de Cádiz pierden hasta el 50% de sus comensales navideños por el alza del Covid
Las primeras en cancelar ya en noviembre fueron las grandes empresas, a las que siguieron las de compañeros de hospital, de colegios y de otros centros de trabajo, a raíz del caso de Málaga
Con todo, se mantienen los pequeños grupos y reuniones, con cada vez menos participantes, de manera que en el sector esperan compensar en parte las suspensiones
Cádiz/Primero fueron, ya en noviembre, las cancelaciones de comidas navideñas de las pocas grandes empresas, multinacionales y nacionales, industriales, bancarias y de la construcción, que quedan en la Bahía de Cádiz. Las que todavía siguen pagando el cubierto a sus directivos y trabajadores, una cortesía con las plantillas en franco peligro de extinción.
Luego vinieron, a raíz del contagio colectivo de todos los profesionales de la UCI de un hospital de Málaga, las de los sanitarios, especialmente los que trabajan en centros hospitalarios, a lo que contribuyó la más que razonable recomendación de no participar en estos encuentros que se hizo desde la dirección del Puerta del Mar.
A estas últimas se sumaron posteriormente las de profesores, un colectivo especialmente prudente por razones obvias, y las de compañeros de pequeñas y medianas empresas que no compartían el mismo espacio de trabajo. Y a renglón seguido vinieron las bajas individuales en las reuniones de amigos, familiares y colegas que a diario desempeñan su labor en la misma oficina, aunque mantuvieron las convocatorias. Muchas de ellas, previo sometimiento de todos a un test de antígenos. A veces, incluso ya sentados a la mesa, como una especie de prueba para romper el hielo. O la reunión. Un especie de: lo siento, pero estás nominado.
Las anulaciones o las reducciones del número de comensales en las comidas navideñas se han ido sucediendo, en general, en cascada en los restaurantes de la capital gaditana ante el ascenso, parece que de momento imparable a lo largo de las próximas fiestas y semanas posteriores, de los casos de contagio de Covid-19. Todo esto después de una previsión más que optimista por parte de los hosteleros a continuación de un verano excepcional que les llevó a afrontar importantes inversiones en una materia prima cada vez más cara por culpa de una inflación ya galopante. Y en personal extra con el que poder afrontar los compromisos iniciales. Hasta el punto de que algunos establecimientos cifran ya en torno a un 50% la pérdida de comensales, aunque no de mesas.
Pese a este panorama, el presidente de la Federación de Hostelería de la Provincia de Cádiz, Antonio de María, asegura que se está manteniendo el nivel esperado de ocupación. "Casi todas las comidas de empresa y de grandes corporaciones se han suspendido, pero se mantienen los almuerzos y las cenas familiares y de grupos de trabajadores, plazas que han venido a compensar, en general, las ya perdidas", explicó De María a este periódico.
El portavoz de los hosteleros gaditanos dice estar convencido de que el TSJA dará luz verde en breve a la exigencia del pasaporte Covid en los establecimientos como una garantía de seguridad para la clientela y para mantener la actividad de los negocios sin tener que lamentar nuevos brotes que desemboquen en restricciones de aforos y horarios. El único escollo, recuerda, es la exigencia de vacunación de los trabajadores que también pedía la Junta, requisito que entiende que quedará suspendido.
Raúl Cueto, gerente del Grupo Arsenio Manila, con cuatro restaurantes en la capital gaditana (Arsenio Manila, Bebo Los Vientos, Casa Angelita y Musalima), ha vivido en directo la secuencia y las consecuencias que relatábamos en el arranque de esta información, aunque no quiere mostrarse pesimista "porque sí que es verdad que estamos intentando compensar en parte con grupos más pequeños". Aún así, Cueto da prácticamente por perdido el cien por cien de ocupación de los días más fuertes, mañana viernes 17 y pasado, sábado 18 de diciembre, después de que el sábado 11 no respondiese en absoluto a las expectativas. Por otro lado, el tradicional desierto en el que hasta este año se convertían las calles de Cádiz entre octubre y diciembre, se ha trasladado en esta ocasión precisamente a la semana que ahora acaba, empeorando la situación.
Raúl Cueto dice que no le consta que en este contexto tan desfavorable para los hosteleros alguno de ellos haya cobrado los gastos de la anulación, pese a que es legalmente posible hacerlo previo acuerdo con quien iba a ser cliente, teniendo en cuenta la inversión previa que comporta la previsión de las cenas, sobre todo en la adquisición de materia prima perecedera y en personal extra.
En la misma línea que Antonio de María, el gerente del Grupo Arsenio Manila se muestra plenamente partidario de la implantación, lo antes posible, del pasaporte Covid para la clientela. Y valora de manera muy positiva la decisión espontánea de los comensales de someterse a tests de antígenos, incluso momentos antes de que se sirvan los aperitivos.
Quien también está notando las cancelaciones es Fabián Vidussi, responsable del Grupo Américas, con dos restaurantes en Cádiz, uno en el Paseo Marítimo, la Parrilla de Matilde, y otro en el casco histórico, Abuela Elfrídes. "Hasta anteayer todo iba sobre ruedas, con una única cancelación en la Abuela, pero hoy mismo me han anulado una mesa de 50 comensales en La Parrilla; otra para mañana, también de 50 comensales, y una tercera, pasado mañana, con el mismo número de personas.
"Teníamos muy buenas expectativas con las comidas de grupo, pero entre las prohibiciones o recomendaciones de las grandes empresas, los hospitales y otras entidades (tenían concertada una comida con trabajadores de Airbus y otra con el Cádiz Club de Fútbol) y que alguna gente está asustada, todo se ha ido todo al traste. En cualquier caso, tendremos más mesas disponibles para quien venga por libre y estoy seguro de que llenaremos los salones", espera el restaurador argentino.
Por su parte, Rafael Montero, gerente de Casa Rafael, situada en la antigua calle Corneta Soto Guerrero, recién rebautizada como Periodista Emilio López, un restaurante con tal éxito desde que abrió que cuesta conseguir mesa hasta entre semana, asegura no tener que lamentar cancelaciones de comidas o cenas completas, aunque sí algunas bajas de comensales en algunas de ellas.
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