Musealizar la ciudad antigua en la ciudad actual
Patrimonio | Una revisión de la gestión del modelo actual
La oferta patrimonial de Cádiz necesita un proyecto unitario que la haga comprensible a los ojos del turista y en el que deben implicarse, como mínimo, todas las administraciones
Hace unos meses apareció en la calle Barrocal los muros de varias estancias que podrían pertenecer a una instalación de uso doméstico del arrabal medieval de la ciudad, un descubrimiento hasta ahora único en Cádiz. Fueron localizadas en el control arqueológico preventivo al hilo de la construcción de un edificio de viviendas, en una zona donde el PGOU sólo establecía que era terreno ganado al mar, por lo que la protección es menor al que debe presentar, grado 2.
Ante tal sorpresa, la Comisión Provincial de Patrimonio estableció que tal hallazgo era muy importante para la investigación y de cara al futuro, a la hora de elevar a grado 1 de protección esta zona aledaña a Candelaria, pero que debía conservarse bajo tierra.
Aquello desató el malestar de los medios de comunicación y de los colectivos implicados en la protección del patrimonio, y ante la pregunta de por qué la administración que debe velar por su salvaguarda ha permitido que este vestigio único del Cádiz almohade permanezca enterrado bajo estas viviendas, se planta la triste realidad del discurso expositivo de nuestro patrimonio.
La respuesta la ofrece Ángel Muñoz, jefe del Departamento de Protección del Patrimonio Histórico de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía. “¿Cómo vamos a plantear la musealización de Barrocal, si todavía no tenemos un proyecto de ciudad que recoja cómo integrar lo antiguo en la ciudad actual?”.
El experto responde con esta otra pregunta, y la argumenta. “En Cádiz tenemos una oferta arqueológica dispar, poco comprensible, donde el consumidor de cultura y turismo difícilmente puede entender el objeto musealizado”. Ángel Muñoz habla de “estructuras arqueológicas descontextualizadas; de horarios dispares; baluartes y fortalezas infrautilizadas y en estado de semi-abandono y de espacios arqueológicos cerrados –Casa del Obispo por mantenimiento, la Factoría de Salazones y Columbarios, por falta de personal, así como de Gadir, por una cuestión de concesión administrativa–”.
Para qué invertir en Barrocal, puntualiza, “si se desconoce cómo se conservará en un futuro”. “Todos hemos sido testigos del deterioro de algunos de nuestros yacimientos excavados sin planteamientos paralelos de conservación, y lo que es peor, sin que se arbitren medidas protectoras o conservadoras al finalizar las investigaciones, lo que lleva irremediablemente al deterioro”.
Y es que no es lo mismo hacer lo que denomina “arqueología urbana”, donde todas las intervenciones puntuales se adecúan y se articula en torno a un proyecto urbano común, que hacer “arqueología en medio urbano”, que es lo que se hace aquí, “pues las investigaciones tienen un carácter aislado y se proyecta y se interviene de forma no unitaria, sesgada, sin criterios homogéneos de registro, y sin que la información se integre en un único discurso histórico de la ciudad, que sería el aglutinador de ese proyecto de arqueología urbana”.
Muñoz hace mención a un Gadir donde se ofrece una información de calidad de nuestro origen, pero que no está conectado con el Cádiz romano, donde impera el Teatro Romano, pero cuyo circuito a su vez está incompleto al estar cerrado Columbarios y Factoría de Salazones. Es decir, hay ejemplos más singulares y potenciales que destacan más que otros y sin interrelacionarse, “lo cual contribuye a dificultar la comprensión del episodio musealizado, que debe tener el entendimiento de la ciudad como último fin”. En Cádiz hay “pequeños oasis con los vestigios exhumados, que en la mayoría de las veces presentan un estado de abandono o desidia por parte de sus administraciones o titulares”.
Una situación que enmarca en lo que considera un “desencaje en la tutela del patrimonio histórico, que ya nace dispar desde la investigación y tiene su lógico reflejo en la conservación, al no estar planificado el discurso expositivo de la ciudad antigua en la actual y cada propuesta de integración responde a criterios unilaterales y no globales”.
Por este motivo, ante el hallazgo de nuevas piezas de nuestro puzzle histórico como el de Barrocal, conduce a plantear la siguiente cuestión: “¿Qué aporta la conservación de un resto concreto al relato histórico de una ciudad?”. Pues ante todo debe integrarse en un programa coherente de cómo musealizar lo antiguo en relación a lo actual, adoptando una postura intermedia entre la conservación a ultranza y el desarrollo urbano, asevera.
Propuestas
Para Ángel Muñoz el reto o desafío de futuro pasa por considerar la musealización de nuestro patrimonio desde una perspectiva única, a través de un programa de actuación global.
Una gestión que debe encauzarse “con fórmulas que permitan la integración de distintas administraciones, instituciones y, por supuesto, el sector privado”. En este sentido, apuesta por “la suma de fuerzas”, el entendimiento entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Cádiz e instituciones culturales y académicas como la Universidad de Cádiz, que es fundamental, así como otra serie de entidades “que pueden incluirse en una figura como puede ser un consorcio”.
Como ejemplo de ciudades que han afrontado con buenos resultados la conservación y musealización de su patrimonio histórico desde esta perspectiva unitaria menciona Mérida, Zaragoza, Tarragona o Cartagena.
Más información:artículo La musealización del patrimonio arqueológico en la ciudad de Cádiz: reflexiones y desafíos inserto en el el manual 7 metros de la Historia de Cádiz, de Darío Bernal, José Manuel Vargas y Macarena Lara.
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