Rubén, el joven al que conocía todo el mundo en Callejón Nuevo

Romero de la Torre vivía en San Fernando y era hijo de un antiguo vendedor de la ONCE

M.mateo Cádiz

09 de febrero 2016 - 06:00

En las viviendas de la calle Santo Entierro de San Fernando, o como se le conoce popularmente, Callejón Nuevo, no se lo podían creer. A Rubén Romero de la Torre lo conocía prácticamente todo el mundo y de la noche a la mañana había fallecido.

A sus 26 años de edad decidió ir con sus amigos a la capital gaditana para disfrutar del sábado de Carnaval, aunque dos de ellos prefirieron quedarse en San Fernando. Cuando pasaban por los alrededores del Mercado Central optaron por tomar un bocadillo en el establecimiento Bar Grimaldi, que se encuentra junto al Arco de Garaicoechea. No fue el único en la pandilla que pidió el bocata de tortilla.

La noche siguió tan normal pero al día siguiente Rubén empezó a sentirse muy mal, por lo que sus padres decidieron llamar a los servicios sanitarios de emergencia por la tarde, después de que por la mañana acudiera a un centro de salud. Allí mismo le hicieron una serie de pruebas y decidieron trasladarlo de urgencia al Puerta del Mar, aunque llegó allí plenamente consciente. Sin embargo pocas horas después fallecería.

La familia se encuentra destrozada. Por un lado su padre Emilio, un hombre con una discapacidad que se había dedicado durante muchos años a vender números de la ONCE, aunque ya se encontraba jubilado. Y por otro lado, su madre María del Carmen. Quienes le conocen dice que Rubén era prácticamente las manos y los pies de sus padres. De hecho, el chico ayudaba en algunas ocasiones a vender los números por los bloques ante las dificultades de movilidad que tenía el padre.

Rubén era estudiante y era un tipo muy alegre al que sus amigos apreciaban mucho. Precisamente dos de ellos, hermanos, también resultaron intoxicados y se encuentran ingresados en el hospital Puerta del Mar.

Rubén y su familia eran originarios de Cádiz pero se trasladaron a San Fernando hace años como tantas y tantas personas de la capital gaditana. Ayer en el tanatorio nadie daba crédito a lo que había sucedido con una vida por delante en la que su padre tenía como ilusión viajar con toda su familia con el coche que se había comprado tras su jubilación. Ya no será posible.

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