Rumbo al golfo de Guinea
armada
El patrullero 'Vigía' zarpa hoy de la base de Puntales para desarrollar una misión de cuatro meses contra la piratería
Colaborará con la Marina de países de la zona
Cádiz/El ritmo durante el pasado fin de semana en la base naval de Puntales ha sido constante. Y hasta frenético a bordo del patrullero Vigía, el buque de la Armada española que en la mañana de hoy zarpará de la bahía gaditana rumbo al golfo de Guinea para desarrollar una misión de cuatro meses enfocada en la lucha contra la piratería en esta zona atlántica de África y en la cooperación con la Marina de los distintos países del entorno. Una misión de cuatro meses, hasta junio, que ha obligado a la tripulación del Vigía, medio centenar de personas entre oficiales y marineros con masiva presencia de gaditanos y residentes en la ciudad y sus alrededores, a cuidar cada detalle en materia de aprovisionamiento de víveres y diversos materiales. Nada se puede dejar a la improvisación en una misión enmarcada en el Plan de Diplomacia de Defensa y de la iniciativa APS (Africa Partnership Station) que la Armada española tiene intención de prolongar de manera permanente una vez concluya la labor de este patrullero con sede en la base naval de la capital gaditana.
El capitán de corbeta Carlos Abadín López, comandante del patrullero, y el oficial de Relaciones Públicas, Carlos Bernal Hertfelder, reciben a este periódico el pasado viernes, el día en el que se trataba de ultimar las operaciones de logística y aprovisionamiento para que la tripulación pueda disfrutar del fin de semana y el festivo lunes de ayer con sus familias, antes de que hoy por la mañana el buque ponga rumbo al golfo de Guinea.
Los marineros se afanan por llevar a cubierta grandes cajas que lo mismo albergan latas de alimentos que productos higiénicos o farmacéuticos. Y de la cubierta de popa del Vigía, una toldilla preparada para el aterrizaje de helicópteros de tipo medio, se trasladan a las distintas dependencias por los estrechos pero bien comunicados pasillos del buque: la cocina, la enfermería, las bodegas. Cada material se almacena en su lugar para poder echar mano de él cuando llegue el momento. Explican los responsables del barco que la logística es una de las partes más complejas en los días previos a la partida. Cuatro meses es un periodo que obliga a contar con un perfecto aprovisionamiento, que se completará con productos frescos adquiridos a través de un provisionista en los puertos en los que haga escala el patrullero español.
La otra parte del despliegue, la que está más relacionada con la misión militar que les llevará desde hoy al africano golfo de Guinea, les resulta relativamente más sencilla a estos miembros de la Armada. No en vano, es su oficio y al fin y al cabo el objetivo de cualquier despliegue. Dividida en tres fases, la misión del Vigía se repartirá entre la estancia en los puertos de los países de la zona y la labor de patrulla y control en alta mar.
Acostumbrado a llevar a cabo sus misiones más cotidianas en la zona del estrecho de Gibraltar, esta misión del Vigía supondrá un salto cualitativo por sus fines y cuantitativo por su duración. En los puertos en los que haga escala se establecerá una estrecha relación con la Marina de cada país. Así, se han planificado actividades de cooperación y adiestramiento de la seguridad marítima. Una parte teórica que se completará con el patrullaje y maniobras conjuntas de ambas armadas en alta mar. El objetivo, además de luchar en primera línea contra la piratería, es formar a marineros y oficiales de estos países para que sean capaces de desarrollar por sí mismos una labor efectiva contra el pillaje en alta mar.
Mauritania, Cabo Verde, Ghana, Camerún y Senegal serán algunos de los países con los que se trabajará codo con codo estos cuatro meses. Estados del golfo guineano pero también de África occidental con los que el Ministerio de Defensa español ha firmado acuerdos técnicos en materia de cooperación militar y de defensa.
Aunque la piratería en el golfo de Guinea es radicalmente distinta a la que mantiene en alerta al mundo en el Índico -extremadamente peligrosa por los objetivos y medios de los piratas y por la escasísima preparación de la Marina de los países de aquel lugar-, la misión del Vigía no será sencilla y entraña sus peligros. El comandante Carlos Abadín confía ciegamente en los medios técnicos y humanos de su patrullero. Una aventura de cuatro meses para una tripulación altamente cualificada y preparada para hacer frente a las contingencias que surjan en la misión que hoy comienza.
Un patrullero de 25 años que estuvo en la 'guerra del fletán'
El patrullero de altura Vigía , de la clase Serviola, fue entregado a la Armada española en 1993 después de ser construido en los astilleros de Ferrol. Sus 68 metros de eslora y 10 de manga tienen base permanente en Puntales, en la capital gaditana, y una de sus primeras misiones fue la protección de los pesqueros españoles en la llamada 'guerra del fletán' tras los graves incidentes con la Armada canadiense. Preparado para albergar a una tripulación de medio centenar de personas, en esta misión no habrá civiles a bordo. Un militar será el encargado de cocinar -y avisan que muy bien, por cierto- para la tripulación, y militares también estarán al cargo del pequeño hospital con que cuenta el buque, con unas ocho camas para atender eventuales problemas de salud que surjan durante la misión.
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