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El sainete provocado por el Ayuntamiento para cambiar el nombre del estadio Ramón de Carranza parece no tener fin. Con la población claramente dividida, con una primera respuesta mayoritaria en favor de los nombres Carranza, Francisco Franco y Santiago Abascal (las dos últimas posiblemente en respuesta irónica a un proceso que se prestaba a ello), con la oposición frontalmente en contra de la actuación municipal y con el último proceso contra las cuerdas por reclamaciones y denuncias de irregularidades varias, la última perla la ha puesto el propio equipo de gobierno, que diez días después de acabar la segunda y definitiva votación habla de sabotaje al procedimiento, que además achaca directamente a la extrema derecha.
El alcalde accidental, Demetrio Quirós, ha sido quien ha anunciado esos “intentos de sabotear esta votación con votaciones automatizadas por máquinas dedicadas a proporcionar votos uno detrás de otro”. Y el resultado de este ataque que según trasladaron fuentes del equipo de gobierno a la Cadena Ser provienen de la extrema derecha es una “ardua tarea” para clasificar los votos entre los válidos y los no válidos.
El origen de este problema radica, no obstante, en el propio procedimiento de votación, habilitado a través de una web de Onda Cádiz Televisión en la que podía participar cualquier persona y cuantas veces quisiera, puesto que la votación on line carecía de filtro alguno. Esto es lo que ha provocado que cualquier persona, o máquina, haya querido participar en un proceso que, por otra parte, está dando la vuelta a España por las ocurriencias repetidas tanto de la ciudadanía como del propio gobierno local.
Así las cosas, el futuro del estadio Ramón de Carranza se debate ahora entre multitud de frentes donde también se contabiliza ya el sabotaje de la extrema derecha mediante robots informáticos, que ahí es nada. A este último incidente hay que sumar la reclamación que tiene el alcalde para suspender el proceso por incumplimiento de varias leyes, la denuncia que se ha presentado en la Agencia de Protección de Datos por anunciar el Ayuntamiento que comprobará ahora los datos de cada votante en el padrón municipal, el acuerdo plenario del pasado viernes para que el proceso quede en suspenso hasta que se redacte una ordenanza de nomenclator que ponga corduda a tanto sinsentido y tanta improvisación chapucera, el deseo mayoritario de la primera votación de que el nombre se quede en Estadio Carranza, y el rechazo al cambio de buena parte de la población, incluido las instituciones más afectadas.
Y en medio de todo ello, el equipo de gobierno anuncia por un lado que va a cambiar el nombre sí o sí, recurriendo ahora a la capacidad ejecutiva de los concejales de Adelante Cádiz, para pedir al día siguiente al PSOE que recapacite y apoye el cambio de nombre que tumbó el pleno. Sin ir más lejos, fuentes del equipo de gobierno trasladaban el miércoles que en apenas unos días ya se sabrá el resultado de esa cada vez más misteriosa votación al mismo tiempo que el concejal de Memoria Democrática, Martín Vila, pedía al PSOE que reconsiderara su postura y apoyara la propuesta del gobierno local.
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