San José, el abuelo de Puertatierra rejuvenece

Cádiz barrio a barrio | San José

El barrio de San José hunde sus raíces en la historia antigua de los extramuros gaditanos: la iglesia que le da nombre se construyó en 1787

La Avenida principal fue marcando la paulatina transformación de un barrio, no exento de diferencias entre sus zonas, que afronta promociones urbanísticas de calado

La promoción de viviendas del Grupo Q

Nueva promoción de viviendas junto al edificio abandonado, que será recuperado con un nuevo proyecto.
Nueva promoción de viviendas junto al edificio abandonado, que será recuperado con un nuevo proyecto. / Miguel Gómez
J. A. L.

02 de mayo 2023 - 06:00

Cádiz/Una inscripción en su fachada recuerda la antigüedad de la iglesia de San José: 1787. El 28 de enero de aquel neoclásico año fue bendecido un templo que unos días más tarde, el 10 de febrero, acogió su primer bautizo en una ceremonia oficiada por el sacerdote José García Carrera. Eran tiempos del obispo Escalzo. Estos simples datos históricos, que explican los nombres de dos calles muy cercanas al templo, sirven para situar el origen de un barrio que fue creciendo al amparo de la iglesia que le da nombre y que, además, hunde incluso sus raíces algo más en los años anteriores si tenemos en cuenta que, antes de la actual parroquia, existió en el mismo lugar una ermita con el mismo nombre de la que se tienen noticias escritas alrededor del año 1600. Ermita primero e iglesia después, por tanto, se encuentran en el nacimiento del barrio en el que se construyó el cementerio de la capital y que fue labrando su futuro a la sombra también del arrecife, de los corrales de pesca y de construcciones y viviendas de pescadores. Fue uno de los dos barrios en los que se dividía a finales del XIX la zona de extramuros: el otro se denominó San Severiano porque Puntales y su castillo, por entonces, se adscribió al de San José.

Estamos por tanto ante un barrio con historia que hasta hace poco mantuvo el antiguo empedrado de calles cercanas al camposanto (llamado también de San José), junto a esa zona hoy transformada por completo que se denominó Chinchorros y cuyo nombre se mantiene para englobar una parte de San José, incluso más allá de los límites de aquel minibarrio con personalidad propia que tanta historia tuvo.

Un barrio siempre en continua transformación en el que la Avenida principal de la ciudad, en este tramo denominada Ana de Viya, fue marcando sus cambios y al tiempo dividiendo el barrio en zonas que, con el paso del tiempo, no han disfrutado del mismo ritmo de transformación. Pues no es lo mismo la avenida, con sus siempre bulliciosos, y muy cambiantes, comercios de los soportales que la zona peatonal de los Balbo, muy dejada de manos municipales, o el primer tramo de la avenida de Portugal con muchas construcciones bajas abandonadas e inmersa en una prometida transformación a bulevar de la que poco se sabe a día de hoy.

El pasado más reciente y también el futuro del barrio de San José se articulan en torno al cementerio, que dejó de acoger enterramientos en 1992 y en cuyos terrenos se proyectó por entonces un parque que tres décadas después continúa sin ver la luz. Un parque llamado a rejuvenecer y modernizar el barrio en su límite con el Paseo Marítimo y que, además, debe ver (ya tenía que haberse visto hace años) cómo crece en los próximos años el parque de viviendas en la zona con las promociones ubicadas entre las calles Marqués de Crópanis y San Bartolomé.

Trabajos arqueológicos en el cementerio con restos de represaliados.
Trabajos arqueológicos en el cementerio con restos de represaliados.

En el caso del cementerio, el proyecto del parque se ha eternizado por culpa de la burocracia de los primeros años, casi entendible, y por el escaso interés político de la Corporación municipal anterior al actual equipo de gobierno a la hora de gestionar las demandas de las asociaciones de bebés robados y las relacionadas con la ley de la memoria histórica. Tras un trabajo arqueológico lento, se promete de nuevo (habrá que verlo) que el solar del cementerio acogerá pronto el deseado parque que dará nuevos accesos al Paseo Marítimo y la playa y aumentará las opciones de ocio en el barrio.

Y por el mismo camino ha transitado, hasta hace muy poco, la gran apuesta urbanística del barrio. Tras el tremendo ‘gatillazo’ del edificio que aún se contempla enladrillado en su fachada, la zona ha tardado dos décadas en desatascar este proyecto cuyo desarrollo futuro se ha beneficiado de la promoción de viviendas entregadas hace unos meses y con el anuncio de la recuperación del edificio a medio terminar y de la construcción de más viviendas de renta libre y públicas. Más pisos y nuevos inquilinos que ayudarán a crecer en habitantes y servicios el barrio de San José. Este proyecto se unirá a otras dos propuestas urbanísticas de la zona: promociones de viviendas en los terrenos del hospital, si por fin la construcción del nuevo centro regala al barrio un solar de enjundia, y la remodelación, ya en los límites del barrio con los Porches y Trille, de las viviendas de los patios situados tras el hospital. Pero vistos los precedentes de la historia reciente, más vale poner en cuarentena ambos proyectos.

El cambio de hospital dejará un gran solar para construir viviendas.
El cambio de hospital dejará un gran solar para construir viviendas. / Julio González

En otro orden de cosas, si algo caracteriza a este barrio de San José es la pujanza comercial de la avenida Ana de Viya con sus soportales. Una zona pujante, en ocasiones con demasiados cambios de negocios por crisis o proyectos no muy bien estudiados, pero que mantiene un alto número de tiendas de muchos sectores: textil, zapatería, moda infantil, ópticas, telecomunicaciones, loterías, peluquerías, hostelería y alimentación, entre otros servicios.

Una zona muy dinámica que ha vivido recientemente el cierre del mercado de San José. Los escasos puestos que quedaban en esta infraestructura, que compartía espacio con los también maltrechos juzgados, han emigrado al cercano mercado de Varela, al mercado central o se han ubicado en las calles cercanas a la zona para no perder el contacto con el barrio y, por tanto, con sus clientes. Y es que los escasos puestos que quedaban en ese mercado funcionaban muy bien.

El deterioro de este edificio va parejo al de la zona en el que se encuentra: los Balbo, un amplio espacio peatonal con un buen número de bares y zona de esparcimiento ‘seguro’ para los más pequeños pero que precisa de una reforma a fondo que nadie parece reclamar. Una solería antigua, jardines poco cuidados y unos soportales generalmente sucios (en su parte más cercana a la iglesia de San José) que reclaman a gritos un proyecto integral de rehabilitación que el Ayuntamiento tendría que afrontar en los próximos años.

Es el ejemplo de un barrio que, en ocasiones, parece crecer a dos velocidades. Una de crucero con el impulso urbanístico de los Chinchorros y otra con el motor gripado en los Balbo o, por ejemplo, en la avenida de Portugal y sus construcciones bajas, vacías y abandonadas a su suerte desde hace años. Nada se sabe, por ejemplo, de aquel proyecto de reurbanización de esta calle que también podría beneficiar a las calles adyacentes como Campos Elíseos, Gas o la propia plaza del Árbol. Retos, en todo caso, en un barrio y sus límites que está a obligado a rejuvenecer en todas su extensión y no solo en su zona más noble.

Lo mejor y lo peor

LO MEJOR: MÁS VIVIENDAS EN LA ZONA

No es noticia, sin duda, el hecho de que Cádiz sea una ciudad colmatada en materia de vivienda. Las evidentes limitaciones geográficas del término municipal impiden que la ciudad crezca en extensión y obliga a aprovechar espacios para aumentar el número de edificaciones y con ello poner la primera piedra (la otra fundamental es la oferta laboral) para subir también el cada vez más menguante número de habitantes de la capital. El barrio de San José se encamina a lograr este aumento de la edificación, tanto con los proyectos en curso en Marqués de Crópanis como con el aprovechamiento del solar del hospital, si es que en algún momento futuro cuaja la construcción del nuevo equipamiento.

LO PEOR: CEMENTERIO, UN PROYECTO ETERNO

Ya se sabe que la eternidad no entiende de límites temporales. Y eso le ha pasado al proyecto del parque en el antiguo cementerio de San José, un proyecto destinado a cambiar la fisonomía del barrio, de sus calles adyacentes y de la conexión con el Paseo Marítimo, que parece no resucitar nunca. Promesas y dibujitos con los proyectos han habido varios, pero la realidad es que la zona del camposanto continúa tapiada y constriñendo el crecimiento del barrio tanto por Amílcar Barca como por la calle San Juan Bautista. Desde que en 1992 se dejaron de enterrar fallecidos en el cementerio, hubo que esperar hasta 2016 para el cierre oficial... Retrasos y dilaciones que en nada han ayudado al proyecto original.

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