Santa Petronila, el vino hecho historia
De andar por casa
La viña, entre Jerez y Trebujena, posee la bodega más pequeña del mundo de vino del jerez, que conserva su esencia tras una rotunda rehabilitación
La casa que recorremos hoy comenzó su historia en 1722 con Nicolás José Alcántara. Compró dos viñas de diez y tres aranzadas con una casa. Tras varias generaciones de propietarios, en 2006 el matrimonio Agustín Benjumeda y Brita Hektoen adquirió la propiedad, ubicada en la carretera de Jerez a Trebujena.
A partir de ese momento, los nuevos propietarios comenzaron un proyecto de rehabilitación de tres años de la vivienda, respetando todos sus materiales originales.
En el proyecto también se incorporó el tema vinícola con la tradición del vino y su origen, donde se muestran los tres siglos de historia.
Con su rehabilitación, adaptó la casa a los momentos actuales sin perder su esencia. La vivienda, con una superficie de 250 metros cuadrados, se distribuye en ocho dormitorios con sus baños, salón, comedor y cocina.
El salón, comedor y cocina se encuentran en una misma estancia claramente delimitados. Su techo tienen una altura de seis metros, dando una gran visualización de todo el espacio con su piedra vista. El salón lo preside una gran chubesqui, sobre la que se distribuye un conjunto de sofás tapizados en crema con hojas verdes de parra.
En uno de los laterales de esta estancia se sitúa el comedor con una gran mesa de madera, para 22 comensales, junto a un conjunto de sillas de enea y de madera. Dos objetos antiguos de cobre de bodega ornamentan la mesa junto con un cuenco de cerámica. Entre los muebles auxiliares del comedor se ubica una vitrina realizada con antiguas puertas de la casa, las cuales han sido decapadas. En la parte posterior de la alacena se sitúa una pareja de damajuanas como elementos decorativo. Otra esquina de esta estancia se reserva para la cocina.
La cocina combina todo el mobiliario de color madera con la encimera de mármol. Un friso de azulejos de diferentes colores delimita el espacio entre la encimera y los muebles superiores de cocina. Algunos antiguos utensilios de viñas adornan algunas de las paredes de este espacio. En toda esta estancia cuelgan algunas fotos antiguas de la viña, que recogen diferentes etapas de sus historia.
El pasillo que comunica con las diferentes estancias de la casa se decora con una colección de fotos antiguas de la viña y para su iluminación se han utilizado las tejas antiguas de la casa.
Los dormitorios de las diferentes estancias conservan la altura de sus techos y la piedra vista de sus paredes. La decoración de cada uno se diferencia en sus cabeceros: algunos de hierro, otros de madera y otros tapizados. Muchos de los muebles como mesas y armarios se han hecho con materiales reciclados. Los baños están incluidos en las habitaciones, y todos ellos se diferencian en la decoración a mano de sus diferentes lavabos realizados por un artesano en Triana. Para los suelos del baño se han reciclados los suelos de mármol e hidráulicos antiguos de la casa.
Junto a la casa se conserva una de las edificaciones más mimada por sus propietarios, la gañanía y la bodega.
La gañanía, en su rehabilitación, ha conservado gran parte de los elementos originales de su construcción, haciendo de ello un espacio único e irrepetible en la zona. La cocina conserva los suelos; la piedra de sus paredes y los elementos que se han incorporado en su rehabilitación han ayudado a conservar la atmósfera de antaño. En toda esta estancia se ha rehabilitado su techo de viguería de madera y también la escalera de madera que comunica con la planta superior.
También en este espacio se encuentra la bodega más pequeña del mundo del vino del jerez, donde sus propietarios dedican horas para la elaboración del vino. Muchos de sus muebles y materiales han sido cuidadosamente restaurados.
La Viña Santa Petronila ha sabido unificar en su rehabilitación la historia y la tradición.
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