Sesenta años provisionales
Iban a tener un carácter de realojo y se convirtieron en construcciones permanentes
La explosión en la Base de Defensas Submarinas ubicada en San Severiano, en la noche del 18 de agosto de 1947, se llevó por delante la vida de más de 150 personas y provocó heridas en más de cinco mil. Junto a la tragedia física, la ciudad vio también cómo desaparecían cientos de casas y otras tantas quedaban inutilizadas, agravando aún más el problema de la vivienda que ya venía acarreando la capital desde hacía años.
Tras dar el último adiós a los muertos y atender a los heridos, la misión más inmediata fue buscar refugios a los que se quedaron sin casa. A cambio de las tiendas de campaña que proliferaron en diversos puntos de la ciudad, se levantaron con relativa rapidez casas que iban a tener una mera función de realojo, mientras que se construían los bloques de pisos que conformarían las barriadas de San Severiano y de España.
Las denominadas como 'casitas bajas' (por aquello de tener una única altura) nacieron así con esta función de realojo. Sin embargo, el fracaso en la política de construcción de viviendas de todos los ayuntamientos de la dictadura provocaron que lo que iban a ser unas construcciones provisionales se convirtiesen en construcciones permanentes hasta el punto que, cuando la piqueta ha derribado la última de ella, han transcurrido ¡60! años desde que se levantaron.
Nacieron a pie de la vía del ferrocarril y mueren junto a una moderna avenida y con la perspectiva, en una parte de ellas, de ser sustituidas por un edificio de 20 plantas. Se pasará entonces de las casitas bajas al primer rascacielos de Cádiz.
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