"Sigo siendo obispo con los mismos poderes que tenía hasta ahora"

El máximo representante de la Iglesia gaditana deja en un segundo plano el próximo nombramiento de su sucesor y apuesta por mantener el mismo ritmo de trabajo en este inicio de su probable último curso

Pablo-Manuel Durio / Cádiz

12 de septiembre 2010 - 07:05

El obispo de Cádiz y Ceuta, Antonio Ceballos, es un hombre de momentos. Dice saber en qué momento debe callar y en cuál debe hablar. Y ahora, al inicio del que posiblemente sea su último curso al frente de la diócesis tras presentar su renuncia al cargo al cumplir los 75 años el pasado 31 de julio, ha atendido la llamada de Diario de Cádiz para mostrar cuál es la situación del Obispado y la suya personal como máximo representante de la Iglesia gaditana.

Durante una hora de diálogo con Ceballos, hay una idea que remarca su sentir en este momento: nada ha cambiado en la diócesis. Antonio Ceballos no quiere que la maquinaria eclesiástica levante el pié del acelerador ante la espera del nombramiento de un nuevo obispo. De momento, todo sigue igual. Y cuando se anuncie oficialmente el sucesor, llegarán las despedidas.

- Hace algo más de un mes que presentó su renuncia como obispo, tal y como aconsejan las normas de la Iglesia. ¿Tiene noticias al respecto o ha recibido alguna comunicación desde el Vaticano?

- Nada.

- ¿Qué supuso escribir esa carta de renuncia?

- El mismo día 31 de julio, cuando cumplí la edad canónica, envié el Santo Padre la carta, como indica el canon 401 en su primer párrafo, en la que le notifico que pongo a su disposición mi oficio pastoral como obispo de Cádiz y Ceuta. Y los sentimientos que sentí cuando escribí la carta fueron placenteros, puesto que para mí no existe una paz mayor que el cumplimiento de la voluntad de Dios. Al escribir la carta cumplía la voluntad de Dios. Por eso estoy muy tranquilo y muy contento.

Yo considero que cada situación tiene su tiempo y su momento. Y ahora ha llegado este.

- ¿Va a tener su renuncia efectos inmediatos en la diócesis?

- No existe ningún efecto inmediato. Sigo siendo obispo con los mismos poderes que tenía hasta ahora. Obispo sigo siendo de esta diócesis de Cádiz y Ceuta hasta el día en que se haga público el nombramiento del nuevo obispo. Ese día, y a partir de ese día, seguiré siendo obispo de Cádiz y Ceuta como administrador apostólico. Y el día en que el nuevo obispo tome posesión seguiré siendo obispo de Cádiz y Ceuta, pero emérito. Y cuando muera, seré enterrado en esta Catedral de Cádiz. Es decir, mi condición de obispo me hace ser un gaditano más que vivió en esta tierra y en esta Iglesia y la sirvió con todo el corazón.

Esta situación es nueva, porque otras veces ha habido traslado. Pero esta vez lo que ocurre es que se cumple la edad requerida.

- ¿Y tiene Don Antonio fuerzas para seguir?

- Te lo diré con toda sinceridad, para que lo sepa todo el mundo. Seguiré trabajando en la diócesis con el mismo vigor hasta el día en el que el Papa Benedicto XVI nombre a un nuevo obispo. Salud de momento tengo, y con las fuerzas que me dé el Señor voy a continuar con la misma ilusión y el mismo entusiasmo. Hombre, ahora queda la interrogante sobre el obispo que venga. Pero yo voy a seguir igual. De hecho, ya está todo programado para el nuevo curso.

- ¿Y cuando nombren a su sucesor?

- El día en que se haga público el nombramiento del nuevo obispo comenzaré a despedirme y haré las debidas declaraciones en ese momento. Antes no haré nada. Todo esto lo hago por el bien de esta Iglesia de Cádiz y Ceuta a la que tanto quiero y amo y deseo seguir sirviendo hasta el final. Entonces diré dónde voy a estar como obispo emérito y a qué me voy a dedicar; antes no pienso decir nada. Los cristianos no debemos perder de vista el tiempo de Dios por el que pasa nuestra diócesis y ahora lo que tenemos que hacer es trabajar con las fuerzas que el Señor no dé y en su día decir y hacer lo que haya que decir y hacer.

- Entonces, ¿no hay ningún proyecto que vaya a quedarse a la espera del nuevo obispo?

- ¿Proyectos que se van a quedar en el cajón? De eso nada. Hasta el día en que el Santo Padre nombre a un nuevo obispo seguirá todo para adelante, sin guardar ningún proyecto en el cajón. Voy a continuar trabajando como obispo normalmente, como he hecho hasta ahora. Sigo con la misma ilusión y entusiasmo que años anteriores.

- ¿Cómo ha sido el camino que ha recorrido durante estos años al frente de la diócesis?

- Ha sido muy positivo, a pesar de las dificultades, problemas y obstáculos propios de toda Iglesia que hace una nueva travesía pastoral a final del siglo XX y comienzo del XXI. Han sido años de esfuerzo pastoral por parte de toda la Iglesia diocesana, sobre todo por la importancia y centralidad que ha tenido el Sínodo Diocesano. Durante estos años he realizado visita pastoral en todos los arciprestazgos y en todas y cada una de las parroquias. Y es muy importante esto de que el obispo se haya hecho presente un día , y otro día, y una semana, y un año, y otro... en todos los rincones de la diócesis. Eso me ha dado un conocimiento y una presencia y también ha facilitado que la gente me haya podido conocer. He vuelto a hacer una visita pastoral, pero ya no me da tiempo, claro. Todo esto para mí ha sido una fuente de riqueza. Han sido diez años seguidos de visitas pastorales intensas. Esta experiencia ha supuesto para las parroquias una verdadera revitalización. Y para mí un bien pastoral y personal inmenso; difícil de expresar. Realmente eso de encontrarte con las personas en reuniones, visitando personalmente a enfermos, alcaldes,... eso es maravilloso.

- ¿Pero conocía usted la problemática social de la diócesis antes de llegar aquí?

- Yo soy un andaluz, aunque fui enviado a Castilla. Así que conozco los problemas sociales de Andalucía. Concretamente los de Cádiz menos, porque para conocer a fondo la situación de una diócesis hay que estar en ella. Cuando estuve en Castilla conocí los de allí, y cuando vivía en Ciudad Rodrigo también. Siempre aproximativamente, porque de manera exhaustiva no se puede. Realmente sí conocía, pero estar aquí me ha permitido conocerlo en mayor profundidad y tratar también a esas personas me ha hecho caer en la cuenta de estos problemas.

- ¿Ha cambiado Don Antonio desde que llegó a Cádiz hasta hoy?

- El cambio yo creo que lo veis vosotros mejor que yo. Realmente, Cádiz por su configuración como diócesis te hace ser más abierto, pero no quiere decir que yo fuera de otra forma. Lo que sí creo es que la persona tiene que crecer y madurar humanamente, espiritualmente, intelectualmente y pastoralmente. Eso quieras o no debe darse, pero no voy a presumir si se ha dado en mí o no. Pero realmente se da en todas las personas, si está abierta y es fiel a la misión que se le encomienda.

Quizá a mí no se me ha conocido en este sentido, porque, claro, todo no puede ser. La cercanía, por ejemplo, de la gente la he tenido siempre. Pero aquí he tenido que destacarla más. He tenido más adversidades.

- En los últimos tiempos ha destacado usted por la contundencia con la que se ha manifestado en asuntos tan actuales como la crisis económica y el paro o tan polémicos como el aborto, ¿cree que le ha llegado la hora de la renuncia en su momento de plenitud como obispo?

- Hombre, ocurre lo siguiente: el tiempo no pasa en balde, los años no pasan en balde, y el ejercicio del ministerio episcopal no pasa en balde. Realmente se vive el ejercicio de la caridad pastoral. Más o menos, en las personas aparece cierta plenitud, claro. Por ejemplo, con esta franqueza, sencillez y al mismo tiempo profundidad con la que hablo hoy yo no podía hablar cuando fui nombrado obispo. Pero esto no ocurre solamente en mí, sino en cualquiera de nosotros. O al menos así debe ser, cuidado.

En cuanto a los mensajes sobre la situación económica o el aborto a los que te referías en el inicio de tu pregunta, es que la Iglesia siempre está a la altura de los tiempos en los que vive y lo que hace lo lleva a cabo con la valentía, sabiduría y experiencia de siglos. De ahí que en mis cartas pastorales exprese el pensamiento evangélico de la Iglesia en todo momento, ya que esas realidades me siguen interpelando como obispo.

Es más, yo creo la situación de crisis o la problemática del aborto nos interpela a todos. Tenemos que analizar en qué medidas somos responsables cada uno de nosotros. Urge recuperar un estilo de vida personal más austero y solidario. Y urge además impulsar un nuevo orden económico mundial al servicio de cada hombre o mujer y de todos los hombres y mujeres respetuoso, al mismo tiempo, con la creación.

- Permítame una última pregunta, ¿le gustaría ser el obispo de Cádiz durante el Bicentenario?

- La voluntad de Dios para mí es la que regula mis gustos y mi vida. Y mi verdadera paz. Así que esté o no en el Bicentenario para mí... he de decirte lo siguiente. Si estoy en la diócesis hasta 2012, magnífico; si no estoy, maravilloso. No sé si esto lo entenderán los demás o no. Yo sí lo entiendo. Lo que sí sé es que la Iglesia gaditana está preparando según sus posibilidades la celebración del Bicentenario de la Constitución de Las Cortes de Cádiz; y lo está haciendo con mucha ilusión. Ya lo dije en su día en una carta pastoral en la que indicaba que la Iglesia estuvo presente en 1812 y que la Iglesia seguirá estando presente en 2012 con lo que ella es, con lo que ella sabe y con lo que ella tiene. Que esté yo o no es secundario.

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