Temen la retirada de la gran bombilla de la Instaladora Eléctrica de Cádiz
patrimonio histórico
El exorno es obra de Antonio Accame en 1933 y un referente callejero del casco histórico desde los años 40 del siglo pasado en la esquina de las calles Novena y Barrié
Ramón Domínguez Valero, un gaditano formado en Nueva York
1959. La Instaladora Eléctrica cumple veinticinco años en el comercio gaditano
Cádiz/Corrían los años 80 del siglo pasado y el entonces alcalde Carlos Díaz había ordenado que se retirasen todos los letreros y carteles luminosos que sobresaliesen de fachada en el casco histórico gaditano. Ramón Domínguez Valero, fundador de la Instaladora Eléctrica, después de haberse formado en Nueva York, de haber conocido al mismísimo Henry Ford y de haber trabajado en los primeros Servicios Municipales de Electricidad (posteriormente SMAE), andaba preocupado.
Él, que había sido teniente de alcalde y concejal en varios mandatos, además de presidente de la Cámara de la Propiedad y del Sindicato del Metal, prioste de La Piedad y directivo del Cádiz, creía que tendría que desmontar aquella gran bombilla. La había rescatado del abandono a principios de los años 40 del siglo pasado de una gran nave de almacenaje. Después de haberle encargado su restauración al maestro hojalatero Manuel Díaz Santos, de la vecina calle Valverde, desde entonces coronaba la esquina de su establecimiento en la esquina de las calles Barrié con Novena.
El exorno había sido diseñado por el arquitecto Antonio Accame.En 1933 formó parte de una carroza de Carnaval de los Servicios Eléctricos dedicada a la luz, junto a una palmatoria y un quinqué. Aquel desfile se distinguió por la calidad de las figuras e incluía hasta una alegoría de la Segunda República.
“Igual la tenemos que quitar... y lo peor va ser la factura que nos pasen los bomberos...”, le dijo don Ramón a su hijo Álvaro. Pero Álvaro Domínguez Bensusan conocía al alcalde y una tarde se lo encontró por la calle y le preguntó. “¡Cómo vamos a quitar la Bombilla de la Instaladora Eléctrica, hombre! ¡Si es todo un referente callejero gaditano!”, le respondió Carlos Díaz. Y allí arriba continuó el gran bulbo luminoso, como una especie de faro-mascarón de proa urbano alumbrador de aquel comercio emblemático de la ciudad que había contribuido a llevar la luz a muchos hogares para volcarse posteriormente en la asistencia a los barcos de la entonces pujante flota pesquera y como contrata de unos todavía prósperos Astilleros.
En aquellos años 80, el especialista en luminosos comerciales Febus le instaló unos tubos de neón que simulaban los filamentos. Antes, Álvaro había tenido que ordenar que la desmontasen para reparar la antorcha sobre la que descansaba, que era de madera, pero se encontraba ya en un estado irrecuperable y tuvo que ser sustituida. Posteriormente, el grupo ISI abrió una tienda de ropa urbana en el local, Basic, y se le añadió la marca al núcleo de la bombilla. Aunque todo el edificio llegó a pertenecer a Ramón Domínguez y posteriormente a Isidro Tovar, el inmueble ya no es propiedad de ninguna de las dos familias.
Ahora están remozando la fachada y terminando la obra de un nuevo establecimiento, parece ser que una cafetería.Y a Álvaro le ha llegado que la Bombilla de la Instaladora Eléctrica podría ser retirada. Un familiar le ha dicho que se lo han confirmado los trabajadores. Justo enfrente, en ISI, dicen no saber nada, pero tanto el encargado como el gerente responden, de primeras y por separado, lo mismo: "No puede ser, creo que es patrimonio de la ciudad". Y el hijo de don Ramón lo ve aún más claro: "No pueden permitir eso. Más allá del cariño que yo le tenga y lo que represente para mí creo que es patrimonio de la ciudad y, como dijo Carlos Díaz, un referente callejero del casco histórico gaditano desde hace 80 años".
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