Tres deportistas gaditanas y sus experiencias en un mundo que ya no es solo de hombres

25-N

El año en el que el deporte femenino le ha sacado tarjeta roja al machismo, mujeres referentes de Cádiz como una entrenadora de la selección española, una árbitra de primera división y una entrenadora de fútbol sala analizan cómo se ha avanzado y la desigualdad que aún queda

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Deborah Fernández es entrenadora del Virgili

Llega el 25-N de 2023 y es un buen momento para reivindicar esta fecha desde la revolución del deporte femenino. Este año será recordado por todos los españoles como el que la Selección Española de Fútbol Femenino se encumbró internacionalmente, pero también como el que el deporte femenino sacó tarjeta roja al machismo.

Y es que más allá del inoportuno beso de Rubiales a Jenny Hermoso, el año en que el fútbol español femenino logró el mundial y ganó en visibilidad y reconocimiento, también vino a poner sobre el terreno de juego que aunque las mujeres avanzan, queda mucha liga por delante. Las distintas vertientes del machismo que han sacudido al deporte español femenino a lo largo de la historia se van disipando levemente, pero siguen latentes, y así lo cuentan con experiencias deportistas gaditanas de primer nivel, que ya son referentes, esos que tanto necesitan las mujeres de hoy y del futuro.

Begoña García, entrenadora Selección Española Baloncesto: "Todavía queda la equiparación salarial"

Begoña García, entrenadora de la Selección Femenina de Baloncesto Sub 18

Es el caso de la gaditana Begoña García, que tras más de 30 años de carrera en el mundo de baloncesto profesional jugando en la máxima categoría, puede hablar con perspectiva de la evolución, los avances y la situación actual. Para la actualmente entrenadora ayudante de la de la Selección Femenina de Baloncesto sub 18, el agravio más importante que ha sufrido en su carrera ha sido ya no solo la equiparación salarial, sino el propio reconocimiento a nivel laboral, pese a que ha firmado una brillante trayectoria con equipos nacionales, europeos y americanos, incluida la selección española en la máxima categoría, compitiendo en eurobaskets, mundiales y olimpiadas. La entrenadora gaditana cuenta que "lo peor con diferencia ha sido alcanzar la igualdad en cuanto a la equiparación en la seguridad social, pues cobrábamos con becas deportivas desde 1998 a 2008, mientras que mis compañeros tenían un sueldo y estaban dados de alta". Aquello, que era indignante, lo lucharon y hasta crearon una asociación para alcanzar este derecho, aunque todavía queda equiparar el salario, "que no es ni mucho menos igual, es menor".

También recuerda otras situaciones inaceptables como "las horas en las instalaciones, el derecho a los mismos recursos como las equipaciones o incluso un detalle como que a ellos les lavaban la ropa, mientras que nosotras teníamos que hacerlo en casa o en las habitaciones de hoteles, aquello no se entendía y finalmente también se consiguió, se erradicó", señala.

La falta de visibilidad del deporte femenino por parte de los medios de comunicación es otro de los hándicaps a los que se enfrentan las mujeres profesionales, "aunque en baloncesto quizás no tanto como en otros deportes, pues se televisan los fines de semana los partidos, aunque no sea en las más importantes cadenas televisivas".

Como jugadora que fue tanto nacional como internacional afirma que España se encuentra por delante y también por detrás de otros países de Europa y América. "En EEUU estaba muy valorado el deporte femenino, se nos valora más económicamente, aunque cuando jugaba en Detroit es cierto que el invierno era para ellos y a nosotras nos dejaban jugar en la liga en los meses de verano". También asegura que en Francia las mujeres tienen más derechos, si te lesionas tienes una paga del estado, y cuando dejas de jugar puedes pasar a un cuerpo de seguridad o cuerpo técnico, pues valoran el servicio que has desempañado a tu país". Por contra, afirma que en Italia es igual que aquí y en Rusia, mucho peor, "aquello es terrible, mucho machismo y la jugadora media está maltratada económicamente".

Nunca se ha sentido discriminada, sino más bien lo contrario, “arropada”, y asegura que es positivo que siempre haya representación femenina en el cuerpo técnico de los equipos, “pues aportan otras perspectivas y permiten comprender determinadas situaciones”.

Afortunadamente, el acceso a los deportes ha cambiado radicalmente desde que era pequeña, cuando la mayoría de deportes estaban reservados a los chicos. Rememora que empezó jugando al fútbol, "pero no había ni tan siquiera equipos femeninos, estaba muy masculinizado, ni si quiera podía federarme, así que afortunadamente empecé a jugar a baloncesto, que junto voleibol eran los únicos deportes para las niñas en mi época". Todo eso ya cambió, pero queda camino por delante.

Patricia Luna, árbitra de Primera División Femenina: "Luchamos mucho tiempo para tener un contrato"

La árbitra Patricia Luna durante un partido de la Liga F.

La polichera Patricia Luna es una referente de la provincia de Cádiz en una profesión que no hace tanto era sólo de hombres. Es árbitra de la primera división femenina de fútbol, y de Tercera División masculina y ha luchado junto a sus compañeras para poder dedicarse a ello de forma profesional, algo que consiguieron el pasado año.

“Llevábamos bastante tiempo intentando tener un contrato. No podíamos permitirnos lesionarnos, si no, no cobrabas y no teníamos bajas, y nosotras queremos estar al 100% en nuestro trabajo. El fútbol femenino está avanzando muchísimo, es más exigente, y las árbitras tenemos que estar al mismo nivel. No puedes estar pidiendo favores a los compañeros de tu trabajo para salir antes o salir de trabajar ocho horas y luego irte a entrenar y a formarte”, defiende la joven, que se prepara para seguir ascendiendo con la ilusión de ser internacional, pasando las difíciles pruebas físicas que deben ir realizando. “Pero me gusta ir dando pasitos cortos, salir de un partido y ver que me ha salido bien”, comenta, y más ahora, con las televisiones ya también captando su arbitraje en cada encuentro de la Liga F.

Queda mucho por hacer dice la de Puerto Serrano, que siempre ha sido muy futbolera y a la que un compañero la animó a hacer el curso, pero reconoce las diferencias con respecto hace pocos años. “Aunque parezca una tontería no teníamos ninguna ropa de chica y ahora tenemos nuestras propias tallas”, apunta como ejemplo.

En una profesión donde “los comentarios despectivos son constantes, “y lo veo diariamente porque voy a ver partidos de mis compañeros que están empezado”, reconoce que cada vez se afean más estos comportamientos y los insultos machistas. “Yo tengo una anécdota de hace unos años cuando iba de juez de línea y estaba aprendiendo. Un señor mayor detrás mía me dijo que me fuera a fregar y yo, por no llamar la atención y no parar el partido, no dije nada. Pero me impresionó como se hizo el silencio en esa parte de la grada y una mujer le dijo que no se pasara ni un pelo y finalmente lo sacaron de allí”, recuerda. “Entonces estaba normalizado eso y que nosotras siguiéramos tal cual, ahora yo puedo hablar con el delegado de campo, en uno pequeño, y decir que se expulse a tal persona o paramos el partido”.

Por eso, cree que ya es hora de “normalizar” la situación, de tener más visibilidad- "y en eso los medios de comunicación son importantes"-, y que la sociedad vea “el cambio y lo que está pasando” en el fútbol femenino, con mujeres “que son referentes que necesitamos”, que se preparan, estudian, y trabajan “al máximo nivel”.

Deborah Fernández, entrenadora de fútbol sala: "Los pasos que se han visto en el deporte rey hay que intentar aprovecharlos"

Deborah Fernández se dirige a sus jugadores en un partido.

Premio Ciudad de Cádiz 2022 por sus grandes resultados deportivos, Deborah lleva una vida ligada al fútbol sala, primero como jugadora -siendo internacional con la selección- y luego como entrenadora, consiguiendo el último ascenso del Virgili. “Y también fue de las primeras que hizo surf en Cádiz”, apunta cuando hablamos con ella sobre los avances de la mujer en el deporte.

“Es verdad que estamos dando pasos agigantados, pero nos queda mucho por hacer. Se ha visto sobre todo en el deporte rey (fútbol) pero quedan muchas modalidades que mejor ni hablar y lo importante es también que lleguemos a estar en cualquier ámbito del deporte, como representantes de las federaciones, y que no sea tan difícil ver una a entrenadora. Y es importante intentar tirar de todo lo que se consigue en el fútbol y aprovecharlo”.

Cuando ella empezó a entrenar, y además a chicos, cree que no había ninguna chica en los cuerpos técnicos. Tampoco era muy viable “porque tienes que tener tu trabajo aparte y eso también es complicado”, dice. “Y todavía es difícil encontrar a mujeres en los cursos de formación, aunque las federaciones están apoyando para integrarlas en los cursos. De hecho, cree que es destacable ese impulso de las federaciones, de clubes -como han hecho en el Virgili “donde siempre me he sentido muy apoyada”- y también el respaldo de las empresas, haciendo referencia a Iberdrola y “a la inversión que han realizado para la liga femenina”. “Junto a los medios de comunicación es la clave en esta evolución”.

Si antes no se encontraban equipos y no había nada oficial de competiciones, ahora hay campeonatos de Europa y del Mundo. "Yo empecé con 21 años porque no encontraba equipo. Me iba a jugar al Campo de las Vacas con mis compañeros y actualmente todos los equipos tienen equipo femenino y son muchas niñas las que juegan, porque no es un deporte minoritario. Hay muchas chicas que participan”.

Deborah recuerda algunos problemas que tuvo hace tiempo con algún jugador “más cerrado, que no le gustaba que una mujer le mandase”, pero “aquí he sentido el apoyo y valorada por mi trayectoria y me siento que soy referente en el fútbol sala después de los años de experiencia”, señala mientras recuerda “la ilusión” cuando le llamaron del Virgili. El año pasado dejó la primera línea pero sigue vinculada en el cuerpo técnico.

La gaditana asegura que no se ha sentido “discriminada”, ni de pequeña. “Sería porque era buena”, bromea, “y en el colegio siempre me elegían a mí para jugar. “La verdad es que yo no soy vergonzosa, nunca me he planteado si debo estar en un sitio o en otro ni miedo a asumir ningún reto”, que seguirán.

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