El Ayuntamiento de Cádiz intenta poner coto a un crecimiento descontrolado de los equipamientos turísticos

La oferta turística de Cádiz

Prepara una ordenanza para evitar un futuro colapso de la oferta en la capital

Habrá un límite para la apertura de nuevos establecimientos en las zonas más saturadas

Uno de los edificios reconvertidos en apartamentos turísticos en Cádiz / Jesús Marín

Cádiz/El Ayuntamiento de Cádiz está trabajando en un proyecto para evitar que la capital sufra el fenómeno de la turistificación que ya suportan otras poblaciones en diversas zonas del país.

En apenas unos años Cádiz se ha integrado, cada vez con más fuerza, entre las ciudades con mayor interés turístico, a lo que está ayudando su presencia, elogiosa, en grandes medios de comunicación internacionales. Junto al aumento notable de visitantes se une el crecimiento espectacular de nuevas formas de acogida a este colectivo, como los apartamentos y las viviendas turísticas, como complemento de la oferta hotelera, tradicionalmente escasa en la capital.

El gobierno municipal pretende evitar que este crecimiento se descontrole y lo que es un beneficio para la ciudad, económico y social, pueda acabar siendo un perjuicio para su imagen exterior.

Igualmente, no se quiere que una proliferación de este tipo de oferta vaya en detrimento del parque de viviendas residenciales ni vaya acompañado por un incremento de los precios de alquiler, ya bastante elevados en la ciudad, aunque hoy por hoy no hay señales de alarma en ningún barrio de la capital. Para ello, y bajo la máxima de ‘más vale prevenir que curar’, se está trabajando en la regulación de la oferta turística para que ésta sea sostenible y continuada y no acabe de forma abrupta.

Con el apoyo de una empresa consultora, Ibermad, se ha elaborado un extenso estudio en el que se ha analizado la situación actual en cuanto a número de apartamentos turísticos, viviendas turísticas y hoteles, así como las plazas que ofertan, y la situación de todo ello dentro del plano de la ciudad. Se fija de esta forma un mapa por sectores, 30 zonas en la ciudad, para calibrar cuál de ellas soporta una mayor carga turística en comparación con las viviendas residenciales y la población que tiene.

El objetivo del gobierno local es fijar la “capacidad máxima de acogida” en cada uno de estas zonas urbanas. Será un límite que, en base de una futura ordenanza, no se podrá traspasar. Un control que, en todo caso, como destaca el teniente de alcalde de Urbanismo, Martín Vila, mantendrá la fortaleza económica del turismo en la ciudad evitando su colapso.

Junto a esta división/control de la ciudad, la nueva ordenanza limitará la apertura de las viviendas con fines turísticos a las primeras plantas (baja y los dos primeros pisos) de los edificios donde se ubiquen para conseguir una mejor relación con el vecindario; y, finalmente, se propiciará que los apartamentos turísticos utilicen aquellos edificios que, por contar con una protección especial dentro del PGOU, difícilmente puedan adaptarse como uso residencial, mientras que los solares hoy vacíos se dedicarán exclusivamente para este último tipo de viviendas.

Todo este planteamiento se trasladó ayer a los colectivos ciudadanos que forman parte del Observatorio de la Vivienda, en un debate en el que también participó la concejala de este área, Eva Tubío. Igualmente ya se ha contactado con empresas gaditanas que gestionan muchas viviendas turísticas, y que inicialmente han apoyado este tipo de normativa. Todo, según destaca Martín Vila, "para conseguir el mayor consenso posible".

Según el estudio presentado por el Ayuntamiento, la zona de San Francisco-Mina es la que soporta una mayor carga turística, en cuanto a alojamientos y plazas. Así, acumula el 11,10% del total de las viviendas turísticas de toda la ciudad: 91 sobre 820 (según la estadística cerrada el pasado mes de noviembre). Soporta también el mayor número de plazas, 362 (10,01%, de un total de 3.618), y de dormitorios, 155, sobre 1.582.

En el otro lado de la balanza están Puntales, Cerro del Moro, La Paz y Trille, donde apenas hay en el conjunto una vivienda turística.

Si comparamos los datos de viviendas turísticas respecto a las viviendas en general que hay en cada una de las zonas estudiadas, el mayor porcentaje se da en San Antonio (6,79%) mientras que San Francisco-Mina de nuevo se sitúa en los puestos de cabeza con el 6,20%. En este grupo están también Mentidero, Callejones, San Juan y el Pópulo. Todos los barrios de extramuros se encuentran por debajo del 1%, salvo Asdrúbal, que apenas llega al 1,3%.

En cuanto a los apartamentos turístico, sobre los que el Ayuntamiento plantea un control mayor pues ocupan edificios en su totalidad, el mayor porcentaje de plazas se da en el barrio de la Viña, donde en algunas calles se llegan a concentrar varios de estos equipamientos muy cerca unos de otros. Aquí se acumula el 24,22% de la oferta total, seguida de Candelaria y San Francisco-Mina, ambos con el 20%.

En el conjunto de la ciudad, las viviendas turísticas suponen el 54% de la oferta total de la ciudad (3.618), quedando los hoteles en un 40% (2.627) y un 6% los apartamentos turísticos (479). Sumando las tres formas de alojamiento, en San Francisco-Mina se ofertan 873 plazas; en el Paseo Marítimo, donde se levantan varios hoteles, hay 833; y en Candelaria 608.

El estudio incluye también los proyectos que están sobre la mesa para nuevos apartamentos turísticos. Y es allí donde ya hoy se cuenta con una mayor oferta donde se anuncian otros equipamientos, como Candelaria (82 plazas más), San Antonio (74), Alameda- San Carlos (52) y San Francisco-Mina (50).

Martín Vila: “Garantiza lo bueno y elimina lo que pueda ser negativo”

El proyecto que elabora el Ayuntamiento pretende "garantizar las bondades del fenómenos turístico y eliminar lo que pueda ser negativo. Debemos prepararnos para que el sector turístico siga creando riqueza y empleo con garantía de futuro", que no haya una saturación que obligue a dar marcha atrás. Pone como ejemplo el teniente de alcalde de Urbanismo el caso de Conil, donde hace décadas se diseñó un crecimiento alejado de la especulación que hoy es un éxito. "Cuando lo público no interviene es el mercado el que manda, con efectos negativos como la última burbuja", por lo que es necesario actuar desde lo público para un mejor control.

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