Un proyecto de la UE impulsará tres salinas artesanales de la Bahía de Cádiz
Medio Ambiente
Preciosa y Roqueta, perteneciente Al complejo ambiental y de ocio Marambay, en el término municipal gaditano, está entre las elegidas
Medartsal, de la UICN y la UCA, trabaja en un modelo sostenible en cuatro países del Mediterráneo
Cádiz/En los últimos 60 años, el número de salinas en los 22 países de la cuenca del Mediterráneo ha descendido notablemente. Hasta el punto de que sólo quedan unas 170 y nada más que 90 siguen funcionando. De ellas, apenas 34 continúan su producción bajo técnicas artesanales. Una actividad cada vez más preciada gracias al alto valor directo que está alcanzando este producto en el segmento gourmet y a los beneficios ambientales y socioeconómicos que lleva aparejados en otros ámbitos como el de la cría de algas o el turismo ecológico, cultural y de bienestar.
Son datos de Medartsal, un proyecto financiado por la Unión Europea en el marco del Programa ENI CBC Med, puesto en marcha en España, Italia, Túnez y Líbano, para la construcción de un modelo sostenible de desarrollo de estas explotaciones. Los proporcionaron ayer en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz expertas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Universidad de Cádiz (UCA), instituciones socias de Medartsal.
Tres de estas salinas artesanales, situadas en este espacio protegido de la Bahía de Cádiz, una de ellas en el término municipal gaditano, han sido elegidas dentro de esta iniciativa científica comunitaria con el fin de fomentar actividades que ayuden a consolidarlas. Estas salinas son Preciosa y Roqueta, ligada al complejo medioambiental y de ocio Marambay, de Cádiz; la del Centro de Recursos Ambientales Salinas de Chiclana y la Salina San Vicente, de San Fernando. A ellas se suman en España las Salinas de Marchamalo, en Murcia, que gestiona la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE).
Lourdes Lázaro, científica de la UICN, y Macarena Castro, de la UCA, explicaron ayer, Día Internacional de la Gastronomía, en la casa salinera recuperada de Marambay, los detalles de este proyecto y las cuatro propuestas innovadoras que serán subvencionadas con un total de 60.000 euros. Lo hicieron en el marco de unas jornadas de debate sobre el futuro de las salinas artesanales en las que participaron también productores locales ligados a ellas como los de Productos La Salá, Estero Natural, Suralgas, Mar Natural y Ostras de Cádiz.
Una de las acciones que se llevarán a cabo con estos fondos será el “Cultivo sostenible de microalgas mediante raceways para la diversificación en la salina Preciosa y Roqueta”, con la que se apoyará la puesta a punto de un sistema de cultivo de microalgas para la comercialización en sectores como la alimentación o la salud. Está dotado con 15.000 euros y supondrá en breve el arranque de una nueva actividad en el complejo medioambiental y de ocio que dirige el ingeniero isleño Héctor Bouzo en uno de los últimos terrenos rústicos del término municipal de Cádiz, en pleno Parque Natural de la Bahía de Cádiz. Se trata, además, de la idea inicial de la que surgió este proyecto ejemplar fruto al cien por cien de una iniciativa privada.
En la Salina Santa María de Jesús de Chiclana se pondrá en marca el “Aprovechamiento de los recursos naturales para la salud y el ocio”, donde sus impulsores, Inmaculada Salado y Francisco Flor, desarrollarán una nueva línea de productos cosméticos a partir de los frutos que ofrece la salina, como las macroalgas, el fango y la sal, para su uso en su original y único spa salinero.
La propuesta “Adecuación al entorno y de producción salinera en la salina San Vicente”, en San Fernando, consiste en la restauración y habilitación de un elemento importante del patrimonio cultural de la salina, como es el edificio del antiguo molino de sal, como tienda física para así fomentar la actividad turística. Esta salina es la única que ha sobrevivido en San Fernando de las numerosas que existían, manteniéndose activa desde 1725.
En Cartagena, el proyecto de “Restauración de las salinas de Marchamalo” lo pondrá en marcha ANSE, que ha obtenido la concesión de esta salina abandonada y pretende rehabilitarla y devolverla a la actividad productiva.
Durante la presentación de Medartsal también se destacó la importancia de la salina La Esperanza, que gestiona la UCA, como servicio central universitario. “El contar con una salina propia ha permitido desarrollar toda la experimentación necesaria para poder transferir los resultados ya testados directamente a las empresas beneficiarias de las ayudas”, comentó Macarena Castro, coordinadora del proyecto por la Universidad de Cádiz.
Los productores claman por el fin de las trabas administrativas y la Junta promete apoyo
Gestionar una salina artesanal o una actividad ligada a ella como el cultivo de algas es hoy en día en España como un peligroso y tortuoso descenso por aguas bravas repleto de escollos administrativos. Así se puso de manifiesto ayer en la jornada sobre este tipo de explotaciones sostenibles que se desarrolló en el complejo medioambiental y de ocio Marambay.
A los interminables trámites que tienen que afrontar ante Costas, las Consejerías de Medio Ambiente y de Cultura, los parques naturales, los ayuntamientos y sus delegaciones de Urbanismo, los productores de sal artesanal deben enfrentarse también con los requisitos que exige la administración minera. Hasta el punto que veteranos como Pedro García, de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) llegan a desaconsejar el dedicarse a esta actividad.
El delegado territorial de Desarrollo Sostenible en Cádiz, Daniel Sánchez Román, presente en la jornada, destacó la necesidad de impulsar la colaboración público y privada para recuperar y apoyar las salinas artesanales de la Bahía de Cádiz y explicó cómo desde la Administración se está revisando el plan de ordenación del parque para favorecer el impulso de actividades de desarrollo sostenible que complementen a la tradicional salinera y acuícola.
El director conservador del Parque Natural Bahía de Cádiz, Rafael Martín Ballesteros, por su parte, explicó las iniciativas que están llevando a cabo en el entorno del parque natural y abogó por la constitución de un lobby, de un grupo de presión, que consiga incluir la producción de sal artesanal en el terreno de la política agroalimentaria europea.
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