A Valcárcel se le acaba el tiempo
El regreso del proyecto de traslado a Cádiz de la Facultad de Educación al punto de inicio y la absoluta incertidumbre respecto a su ejecución se convierten en grandes enemigos
Si no se actúa pronto, la UCA tendrá que renunciar a la idea y solucionar los problemas de la actual facultad
El edificio de Valcárcel está maldito. Como si del protagonista de una novela de misterio se tratase, la histórica finca sigue sumando meses de abandono mientras que los distintos proyectos que surgen a su alrededor acaban en punto muerto. Pasó con el hotel de cinco estrellas que hace años quedó descartado; y pasa ahora con la Facultad de Educación soñada por muchos y cuyo inicio de las obras parecía acariciarse. Después de años girando en torno a este último proyecto para volver a dar vida a Valcárcel, el escenario ha vuelto exactamente al punto de partida, con una absoluta incertidumbre respecto a su financiación y, por tanto, a su consecución. Y lo peor de todo es que el tiempo se agota. El proyecto tiene los días contados, y en un plazo aún indeterminado tendrá que resolverse o bien su puesta en marcha, o bien su definitivo -y doloroso- descarte.
Mientras la Junta se posiciona de una vez con firmeza, o el resto de administraciones públicas se sientan a la mesa y se busca una solución conjunta al deseo de establecer en Cádiz la Facultad de Educación, en el Río San Pedro se vive una realidad cada vez más acuciante: la actual facultad reúne cada vez peores condiciones para la docencia del millar de alumnos que se forman como futuros profesores. Dicho de otro modo, o se construye la nueva sede en Valcárcel, o se descarta esta opción y se rehabilita la del Campus de Puerto Real.
Sobre esta cuestión se refirió hace apenas unos días el propio rector, Francisco Piniella, que planteó las opciones de buscar otros espacios en la capital o en el campus vecino para construir una nueva facultad, debido a que la actual “está en condiciones que no son dignas”.
También se ha pronunciado así la plataforma Valcárcel Universitaria, que a finales del pasado año indicaba que si el proyecto queda en el olvido “a la Universidad de Cádiz no le quedará más remedio que hacer una inversión importante en Puerto Real para convertirlo en un edificio digno y acorde con las necesidades que tiene esta disciplina universitaria”. “No quiero parece derrotista, aunque cada vez me parece más difícil pensar que este traslado pueda llevarse a cabo alguna vez”, confesaba el portavoz de la plataforma, Carlos Gentil.
A esta realidad del edificio que hoy en día acoge la actividad de Magisterio, Psicología, Ciencias para la Actividad Física y el Deporte y distintos másteres se le une la del propio edificio Valcárcel, que suma veinte años cerrado a cal y canto (salvo el paréntesis de su ocupación ilegal que se alargó varios meses) con el consiguiente deterioro. Al respecto, conviene recordar que el Ayuntamiento anunció a principios de 2020 que Valcárcel tenía patologías, entendiendo que si no se actúa sobre ellas con relativa urgencia podrían derivar en problemas irreversibles.
Además de esto, hay que tener en cuenta otro factor: en 2017 se suscribió un acuerdo entre la Diputación Provincial y la propia Universidad para la cesión de Valcárcel y el desarrollo del proyecto universitario. Acuerdo que establecía que las obras deberían iniciarse en un plazo de cinco años, en caso contrario el edificio revertiría nuevamente a la administración provincial. Ese plazo culmina en el año 2022, y aunque bien es cierto que desde la Diputación se dijo en su día que no pondría fuerte resistencia a ampliar la vigencia del acuerdo, la situación actual no invita a una prórroga ante la falta de concreción respecto a la ejecución del proyecto.
Todo esto juega en contra del traslado a Cádiz de Educación mientras la financiación sigue estando en el aire. Posiblemente más en el aire que nunca, después de que el consejero Rogelio Velasco tumbara en su visita a Cádiz de hace unos días la posibilidad de que Valcárcel saliera adelante con los fondos Next Generation. “No cabe un proyecto así”, dijo el responsable de Universidades de la Junta de Andalucía, descartando así esa posibilidad de financiación y abriendo la puerta a una operación en la que participen todas las administraciones públicas implicadas. Una puerta que posiblemente requiera años de conversaciones, anuncios de promesas para incumplir, inicio de trámites que atascar… un mundo por delante para hacer realidad el ansiado proyecto. Demasiado tiempo, posiblemente, para el que necesita Valcárcel y la UCA.
Por el momento, la Universidad insiste en que el único plan respecto a Educación es su traslado al barrio de la Viña; y de igual forma, rechazan fijar un plazo determinado para tomar una decisión definitiva. Pero desde la UCA reconocen que el tiempo se agota.
El ejemplo de Medicina
Al hilo de Valcárcel y el proyecto que empieza a eternizarse sin avanzar un ápice, desde la UCA realizan una comparativa con el proyecto que en su día se puso en marcha para construir una nueva facultad de Medicina en el entorno del hospital que se iba a levantar en Puntales y junto a los depósitos de tabaco del Cerro del Moro. “Mientras se planteaba esa opción se dejó de actuar en el edificio de la Plaza de Fragela”, recuerdan. Y una vez descartada esta operación y reafirmada la continuidad de la actual facultad, “en los últimos años se han invertido cinco millones de euros en mejoras del edificio y en modernizar los equipamientos”, señalan.
Este ejemplo sirve a la perfección para el escenario actual de Educación, cuya facultad presenta cada vez más carencias a la espera de un traslado a Cádiz que no avanza. “El día que se cierre esa puerta, la UCA podrá invertir en la actual facultad o en otra nueva que se vaya a construir”, señalan.
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