Valvanuz busca fondos para ampliar la cocina de su comedor social

Las pequeñas dimensiones de la actual y requerimientos técnicos obligan a hacer una inversión de más de 30.000 euros

Cocina del comedor social que atiende la fundación Virgen de Valvanuz / Lourdes De Vicente

La parábola de la multiplicación de los panes y los peces bien puede tener su versión del siglo XXI en el comedor social de la fundación Virgen de Valvanuz. En una minúscula cocina, más pequeña incluso que las de muchos hogares, se prepara y sirve a diario comida para unos noventa comensales. Una situación que provoca a diario no pocos problemas organizativos para dar la asistencia debida a las personas que se acercan a cenar a la calle Santiago.

Por este motivo, en la fundación se han propuesto realizar una reforma para ampliar la cocina, utilizando para ello un cuarto contiguo que actualmente se utiliza como despensa y que serviría para ampliar el espacio de preparación de los platos.

El proyecto, ya elaborado por un arquitecto colaborador de la institución, supera los 34.300 euros; una cantidad del todo inalcanzable para una entidad tan limitada y con tanta actividad cotidiana como Valvanuz. “No damos más abasto, sólo mantener lo que tenemos ahora es horrible, y lo conseguimos con los pocos socios que siguen aportando periódicamente”, explica una de las responsables de la fundación, Mila Aragón.

La fundación ha abierto una campaña de donaciones para poder realizar estas obras en la cocina –para la que se pueden aportar donativos en las entidades bancarias BBVA, en la cuenta ES32 0182 1600 2102 0189 0135; en Caixabank, ES72 2100 8694 6102 0012 4612; y en Unicaja, ES27 2103 4000 6800 3005 0776–. A través de estas vías se han recibido hasta ahora 4.435 euros. O dicho de otro modo, la fundación sigue necesitando otros 30.000 euros para poder ejecutar el proyecto de su cocina.

Por este motivo, los responsables y voluntarios están realizando contactos y peticiones a diversas administraciones, instituciones y entidades privadas solicitando la colaboración económica; opciones que hasta ahora han caído todas en saco roto. Y también están participando de procesos de selección de proyectos para dotación económica, como el caso del premio municipal Jesús Gargallo, al que han concurrido. “Llamamos a todas las puertas que se nos ocurre que pueden colaborar. Cualquiera que se abra, será bienvenida la ayuda”, explica María de los Ángeles Jaques.

La obra en la cocina es, además de necesaria, relativamente urgente; ya que a los problemas organizativos que ocasionan una cocina tan pequeña para atender a noventa personas diarias (cuando no se incrementa el número a unas 120, como puede ocurrir con la llegada de las fiestas de Navidad o de Carnaval) se unen algunas deficiencias y errores a nivel técnico que ya han sido reseñados en algunas inspecciones y que podrían desembocar en la amenaza de cierre del comedor si no se subsanan. Esto ocurre, por ejemplo, con la obligación de contar con un extractor de humos y del correspondiente ‘tiro’ que suba por el edificio hasta la azotea.

“Queríamos haber hecho la obra en verano, pero no fue posible por falta de fondos. Ahora nuestro propósito es hacerlo de cara a Carnaval, aprovechando que se suele cerrar también unos días”, señala Jaques sobre este proyecto que Virgen de Valvanuz quiere poner en marcha con el único objetivo de garantizar una mejor atención a los usuarios que a diario cenan en el comedor de la calle Santiago.

Volcados con la mejor atención posible a quienes lo necesitan

En Virgen de Valvanuz tienen la preocupación constante de prestar la mejor atención posible a la media de 90 usuarios diarios del comedor y a las más de 250 familias a las que entregan alimentos de manera periódica. Por ello, por ejemplo, dotaron a la sede de la calle Santiago de una sala de estancia con televisión, libros o revistas en la que los usuarios pueden esperar a la hora de la cena, entregándoles también ropa y productos de aseo.

El número de familias ha bajado algo en estas últimas fechas. “Pero porque ahora sólo pueden ir a un sitio a recoger comida desde que el Ayuntamiento creó la base de datos junto a Cruz Roja y el Banco de Alimentos”, explica Mila Aragón, que valora positivamente esta medida que facilita un reparto más equitativo de los alimentos.

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