La 'Vencedora', un buque con un cargamento sorpresa
Tribuna libre
Un bergantín-goleta español que partió de Cádiz en 1837 rumbo a Puerto Rico y Cuba fue apresado por la Marina británica tras descubrirse en su bodega a 26 africanos hacinados y en unas condiciones deplorables
Los pasajeros alertaron a la tripulación del olor nauseabundo que salía de la bodega del buque
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A primeros de agosto de 1837 hacía su entrada en la Bahía gaditana el bergantín-goleta español Vencedora, de 80 toneladas de porte, al mando de su capitán Antonio Lloret de Jaime, muy experimentado en aguas del Atlántico. El capitán había nacido en Villajoyosa, localidad de la provincia de Alicante, y como otros miembros de su familia se trasladó a Cádiz al iniciarse la regencia de María Cristina. Muy pronto se involucraría en el tráfico ilegal de africanos a la isla de Cuba.
Ya en Cádiz, Lloret tenía previsto dar la vela primero a Puerto Rico para rendir viaje en Cuba. Sin embargo, antes tenía que poner en orden la documentación del buque y obtener su despacho de la autoridad portuaria. Autorizado por el comandante de Marina, a la sazón capitán de navío José María Orozco, la Vencedora se hizo a la mar en demanda de San Juan de Puerto Rico cargada de frutos nacionales y con 19 hombres de tripulación y 28 pasajeros.
La jornada se presentaba agradable. En la mar hacía un tiempo espléndido, pues el calor sofocante de agosto era atenuado por la virazón, que hacía más llevadera las faenas de la tripulación en cubierta. Días más tarde, sin embargo, ya en alta mar, un olor nauseabundo y asfixiante proveniente de la bodega se extendió por la cubierta e impregnó la atmósfera de la pequeña cámara y camarotes. Los pasajeros comenzaron a quejarse con razón y el capitán tuvo que prometerles que investigaría las causas de aquel hedor para erradicarlo cuanto antes.
Aunque un mes de travesía del Océano Atlántico parece tiempo suficiente para satisfacer al pasaje, no creemos que lo lograse, así que, o bien los pasajeros eran de buen conformar o, sencillamente, no tenían mejor sitio adónde ir. Lo cierto es que el 28 de septiembre la Vencedora arribó a Puerto Rico y, tras una estadía de ocho días en puerto, zarpó con destino a Cuba. El 14 de octubre, cuando navegaba en latitud 23º 03' norte y longitud 80º 08' oeste, fue detenida para su reconocimiento por el bergantín HMS Ringdore, bajo el mando del commander Horacio Stopford Nixon, de la Royal Navy, que patrullaba en aguas de las Antillas.
Visitado el bergantín-goleta español se hallaron bajo cubierta 26 africanos transportados en unas condiciones deplorables. Casi todos se encontraban en un estado visible de flaquencia (sic), padeciendo alguno de ellos, además, diarreas y principios de escorbuto. La mayoría eran jóvenes como de diez años para arriba. Afeitadas sus cabezas, no llevaban más vestuario que un pedazo de lienzo atado alrededor de la cintura. Algunos se hallaban marcados, unos en la cara, otros en el cuerpo, y no sabían expresar su propio nombre.
El bergantín fue apresado y conducido a La Habana en virtud del Tratado de Represión de la Trata concertado entre ambas naciones dos años antes, quedando detenido e incomunicado en Bahía bajo vigilancia del buque británico hasta su entrega a la Autoridad de Marina.
Ignoramos si los desdichados pasajeros desembarcarían en Puerto Rico o lo harían indignados en La Habana al conocer lo sucedido puesto que, al margen de la tolerancia de la sociedad del tiempo hacia la esclavitud, era evidente que desconocían por completo el otro pasaje que el buque conducía.
En los meses siguientes la Vencedora fue condenada por llevar a bordo esclavos al parecer procedentes del Río Coanza, en Angola, y el capitán Lloret fue juzgado por la Comisión para la Represión de la Trata. Según consta, el consignatario de La Habana trató de negar la mayor, contra toda evidencia. Pero en la declaración del capitán Lloret leemos que "no tomó los esclavos en Puerto Rico, sino que directamente los traía de África por vía Cádiz, donde los mantuvo con otros muchos ocultos en la bodega conduciéndolos de este modo inhumano para que no fuesen vistos de los pasajeros hasta que en Puerto Rico desembarcó el mayor número…"
Otro pasaje, otros armadores, otros marineros, otro tiempo. Otro Cádiz, tan desconocido.
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