Vía Augusta Julia, la gran olvidada de la ciudad de Cádiz

Cádiz

Paseantes, corredores y ciclistas conviven con vehículos a motor y eléctricos

Las aceras están inservibles por la falta de mantenimiento

La acera cubierta por la duna de Cortadura.
La acera cubierta por la duna de Cortadura.

La Vía Augusta Julia, pese a su nombre de matrona romana, presenta un aspecto deplorable. Aunque para muchos Cádiz acabe en la rotonda de Cortadura, la realidad es que la capital de la provincia extiende su término municipal hasta el río Arillo, que hace de frontera natural con San Fernando. Sin embargo, el mantenimiento de esta vía de servicio es, desde hace mucho tiempo, más que deficiente. La acera por la que deben transitar los peatones se ve invadida constantemente por la arena de la duna sin que nadie haya encontrado hasta el momento una solución duradera, pero es que, además, la solería está deteriorada, hay boquetes por doquier, tapas de alcantarillas rotas y la sensación permanente de que nos adentramos en territorio comanche, una especie de carretera sin ley en la que conviven peatones, corredores, ciclistas, patinetes, camiones, caravanas y, por supuesto, vehículos con motores eléctricos, lo que los hace casi inofensivos para el medio ambiente pero muy peligrosos para la integridad física de los paseantes, expuestos a su transitar sigiloso.

Pues sí, la Vía Augusta Julia es esa lengua de tierra que, como dijera Pérez Galdós en el capítulo dedicado a La Pepa en sus Episodios Nacionales, sirve para que el continente no tenga la desdicha de estar separado de Cádiz. A un lado, la Bahía, con ese mar que nos une bañando nuestras orillas; al otro, el imponente Atlántico, bravo, abierto, indómito. ¿A quién no le gusta disfrutar de ese trocito de tierra? Pero la cuestión es que ese paseo debe estar mejor cuidado y mantener unas reglas de convivencia a fin de evitar accidentes desagradables.

Hay que entender que estamos ante una vía de servicio y no en una calle más de la ciudad. Una vía de servicio que, para más inri, acaba en uno de los restaurantes más prestigiosos de la provincia, el Ventorrillo de El Chato, uno de los templos del buen comer y cuya historia es motivo de orgullo para los gaditanos. Hasta allí no sólo acuden clientes, sino también muchos trabajadores, algunos de los cuales ha mostrado su preocupación ante el peligro que corre por no poseer vehículo propio y tener que usar un patinete eléctrico para desplazarse hasta su centro laboral.

José Manuel Córdoba, propietario del Ventorrillo de El Chato, perteneciente al Grupo El Faro, reconocía a este diario esta semana que lleva décadas solicitando a las diferentes administraciones mejoras en la Vía Augusta Julia “sin ningún resultado. Se pasan la pelota unos a otros. El Ayuntamiento dice que depende del Estado y el Estado que es del Ayuntamiento. Y mientras la casa sin barrer”, comenta.

El mal estado de la acera hace que los viandantes tengan que transitar por la calzada

Relata que hace escasos días incluso tuvo lugar un desagradable incidente cuando un empleado volvía hacia Cádiz y se topó “con un policía local que se puso en plan abuso de la autoridad, le quitó el patinete eléctrico, lo requisó, le obligó a ir a su casa y llevar la factura de compra del patinete y le multó. En fin. Poco más que decir. Y todo porque a veces las verdades duelen, pero la autoridad no la da un uniforme sino la razón. Y la razón es que no se puede circular con un patinete por la acera cuando dicha acera no existe o está cubierta de arena. Eso es así”, decía Córdoba.

Y es que para muchos usuarios de esta zona, la Vía Augusta Julia es la gran olvidada de Cádiz. Es más, se pregunta Córdoba cómo es posible que la Junta proyecte un primer tramo de la ruta cicloturista Eurovelo 8, que discurrirá entre Cádiz y San Fernando sobre las dunas comprendidas entre el Ventorrillo de El Chato y Torregorda y por varias zonas del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, “sin tener en cuenta que para llegar en bicicleta hasta El Chato no hay un carril-bici, no hay ninguna zona habilitada, sino que hay que jugarse la vida por una vía de servicio por donde circulan hasta camiones que aparcan a sus lados o caravanas. Eso también está prohibido, sin embargo la Policía Local no es capaz de encararse con los dueños de caravanas o furgonetas que estacionan ahí durante días y días como lo hacen con jóvenes que vuelven a sus casas tras un duro día de trabajo en un patinete eléctrico. Los agentes no se ponen de acuerdo. ¿Cómo pones una multa por ir en patinete y no lo haces por ir en bicicleta o por gente que va corriendo por en medio de la carretera?”.

En su momento, se estudió la posibilidad de crear una zona azul en esta vía de servicio, extendiendo la que se habilitaba en el Paseo Marítimo antes de su peatonalización. Sin embargo el proyecto no salió adelante. En la Vía Augusta Julia hay aparcadas caravanas y hasta trailers de camiones. Y todo ello, en una vía que discurre paralela a la playa más salvaje que tiene Cádiz.

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