Viajes pagados, disfrutados y padecidos

Manolo Rocha, profesional del turismo durante 35 años, narra en un libro sus vivencias por el mundo

Manolo Rocha muestra un ejemplar de su libro 'Viajes pagados' en la hemeroteca del Diario.
Manolo Rocha muestra un ejemplar de su libro 'Viajes pagados' en la hemeroteca del Diario.
J.m. Sánchez Reyes Cádiz

20 de mayo 2016 - 01:00

Dice Manolo Rocha que leer este libro es un "acto de fe". No guarda documentación que acredite lo que cuenta, pero asegura que todo lo relatado es "verdad". Tirando de memoria ha reunido recuerdos y anécdotas de sus múltiples viajes por el mundo, primero como director en Cádiz de Viajes Marsans entre 1972 y 1982, luego como gerente del Patronato Provincial de Turismo desde 1982 a 1994 y por último, antes de su jubilación en 2007, como responsable de la promoción internacional en destinos lejanos, Reino Unido y turismo de golf. Y por eso, el libro se titula 'Viajes pagados'. "Siempre, por mi profesión, viajé gratis. Antes de que me digan que he viajado por la cara, ya lo cuento yo", se apresura a aclarar. La obra, publicada por la editorial tarifeña Imagenta y prologada por la periodista Ana Barceló, puede encontrarse en librerías de la capital como Quorum, Las Libreras y Manuel de Falla.

Cada capítulo es un viaje. En la mayoría de los casos, un pasaporte a la risa. Situaciones incómodas, equívocos, "cosas de tirarse al suelo" y malos momentos, los menos, se reparten entre las más de 150 páginas. Rocha explica que, curiosamente, fue el suceso más desagradable el que le llevó al negro sobre blanco. "En el mercadillo Izmáyolovo de Moscú compré unos iconos que me encargaron desde Cádiz. No tenían valor, pero al regresar, en la aduana estaban convencidos de que eran obras de arte que yo intentaba sacar ilegalmente del país. Estuve metido tres días en una cárcel hasta que se aclaró todo", evoca Rocha. La historia tiene mucha más miga -es la más extensa y en la que el autor más se ha esmerado- y no es cuestión de desvelarla al completo en esta información.

'Viajes pagados' recoge vivencias tan cómicas como un viaje a Tierra Santa con dos hermanas patosas como protagonistas o una estancia en Roma con 300 rocieros. "Era una época en la que los españoles no estábamos bien vistos en Europa. Pablo VI había pedido a Franco, sin éxito, el indulto de cinco condenados a muerte. Sin atender a mis recomendaciones, los rocieros se pusieron a cantar y bailar en plena calle de Roma y cortaron hasta el tráfico. La Policía intervino y con diálogo hicieron ver a los romeros que no podían hacer eso. Ahí entendí la diferencia entre un país en democracia y España", señala Rocha. Y si en un hotel de Venezuela le robaron mientras dormía en su habitación y poco más o menos que le echaron la culpa "por no echar la cadena a la puerta", en Vigo, con motivo de un viaje con el Cádiz Club de Fútbol, hace muchos años, tuvo que presenciar un suceso tan escabroso como la desaparición de buena parte de la cubertería de plata del hotel donde se alojaba el equipo.

Entre tanta anécdota, Manolo Rocha intentó vender las excelencias de la provincia, que era al fin y al cabo su cometido como empleado de la Diputación. Cuenta que si bien en sitios como Colombia Cádiz era "una absoluta desconocida", en países como Alemania "sí conocen bien la Costa de la Luz". A nivel nacional "tenemos un gran cartel, sobre todo en el País Vasco y en Castilla-León. Y nuestros campos de golf se conocen en todo el mundo", apunta. Para algo habrán servido tantas peripecias.

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