La UCA descubre bajo el Olivillo uno de los tesoros del Gades romano
Un nuevo yacimiento arqueológico en Cádiz
Localizada una inmensa escombrera con miles de restos de las fábricas de pesca de la época
Se abrirá un centro de interpretación en el subterráneo del edificio
Cádiz/Las excavaciones arqueológicas dentro de la trama urbana son una lotería. Lo mismo no encuentras nada, en parte por culpa de lo que se ha ido construyendo sobre el espacio investigado con el paso de los tiempos, como localizas un auténtico tesoro histórico. Lo decía ayer Darío Bernal, doctor en Arqueología de la Universidad de Cádiz y director de las excavaciones que se han realizado en el Olivillo y en el Colegio Mayor, dos operaciones de gran calado desarrolladas en los últimos años por la UCA para ampliar sus equipamientos en el Campus de Cádiz.
Bernal y los suyos tuvieron suerte. Bajo las entrañas del edificio del Olivillo, levantado hace 75 años, los arqueólogos encontraron referencias históricas únicas de la ciudad romana que, una vez estudiadas y catalogadas, han permitido reforzar aún más el papel relevante que Gades tuvo durante el periodo más floreciente del Imperio Romano.
La excavación ha sacado a la luz una parte de los restos de una gran escombrera en la que durante un siglo (se supone que entre los 75/50 antes de Cristo a 60/70 después de Cristo) se vertieron restos de la rica industria pesquera y de salazón y de las fábricas de ánforas que funcionaban entonces en la ciudad.
Las dimensiones que se manejan son espectaculares, con una altura que se calcula pudo llegar a los 30 metros y una extensión sobre la que se barajan dos posibilidades. Una, que se basa en los trabajos realizados y que elevan la cifra a unos 4.400 metros cuadrados y, otra, que lo dispara hasta los 12.266 metros cuadrados. En este segundo caso se tienen en cuenta los montículos que ya se veían con claridad en diversos planos elaborados en el siglo XVIII y que ahora ya tienen una explicación muy clara.
Jugando con estos cálculos, se compara esta montaña creada por el hombre con el Testaccio de Roma, más conocido y estudiado y que duplica al menos el tamaño del ahora descubierto en Cádiz.
Este Testaccio haliéutico juega un papel referente en la exposición que la Universidad de Cádiz ha organizado sobre este yacimiento en sus instalaciones del Edificio Constitución 1812 y que se podrá ver hasta el 26 de abril (de nueve de la mañana a nueve de noche y de lunes a viernes). La intención es que posteriormente se pueda visitar en el Campus de Puerto Real antes de, previsiblemente, realizar un recorrido por diversas capitales andaluzas, algunas de cuyas universidades han colaborado en esta investigación.
El rector de la UCA, Eduardo González Mazo, inauguró la muestra en presencia de una extensa representación de la comunidad universitaria, así como de la delegada provincial de Cultura, Mercedes Colombo, y del director del Museo de Cádiz, Juan Ignacio Vallejo, que ha colaborado con esta muestra cediendo algunas piezas arqueológicas. Junto a Darío Bernal han trabajado como comisarios de la muestra José Manuel Vargas y Macarena Lara mientras que Dolores Barroso se ha encargado de la edición del catálogo, con más de 700 páginas.
La exposición se denomina 7 metros de historia de Cádiz, aludiendo a los siete metros que se han excavado, lejos de la altura que pudo llegar a tener el Testaccio haliéutico romano de Gades.
Junto a este montículo se han localizado miles de restos de diversas especies marinas así como materiales de las fábricas de la época, especialmente ánforas, que ayudarán a dibujar aún con mayor nitidez esta parte de nuestra historia.
González Mazo destacó "la pasión y el entusiasmo" con el que había trabajado el equipo en los últimos dos años y medio y recordó que las obras de acondicionamiento del Olivillo podrían haber terminado antes si no se hubiera priorizado "la recuperación de nuestra historia", dentro del "compromiso social con el territorio que tiene la Universidad de Cádiz".
Directamente unido con este compromiso social se encuentra la apertura en el mismo Olivillo, que funcionará como un centro de transferencia empresarial, de un centro de interpretación de los restos localizados, a modo de una gran cripta arqueológica. Se han redactado algunas propuestas preservando una parte del yacimiento, donde se ven los estratos del montículo.
Este equipamiento supone un ejemplo más de la apuesta de la Universidad de Cádiz, en la etapa de Eduardo González Mazo como rector, por el Campus de Cádiz y su implicación en su desarrollo económico, social y cultural. Es también, un proyecto nada habitual, acostumbrados como estamos a ocultar bajo el hormigón nuestra historia. Este centro de interpretación recuperará varios de los elementos que componen la exposición abierta ahora en el edificio de la Constitución de 1812, especialmente los grandes paneles y la maqueta que nos permiten realizar un especial viaje visual a la época del Gades Romano.
En este sentido, el rector destacó ayer que "no solo hemos actuado sobre un edificio: se ha investigado y se ha transferido a la ciudad todo el conocimiento encontrado". Como decía uno de los investigadores: "Podemos concluir que los hallazgos de el Olivillo constituyen uno de los conjuntos más significativos de toda Hispania".
Desde una ballena a restos de sardinas y asnos
El Testaccio haliéutico romano de Gades acumula decenas de miles de restos procedentes de las pesquerías e industrias de salazón que funcionaban en una de las etapas de mayor esplendor de la historia de Cádiz.
La exposición muestra huesos de caballa y de sardinas y la investigación arqueológica ha llegado a recuperar una veintena de restos óseos de una ballena franca, Eubalaena glacialis, que transitaba por aguas del Mediterráneo en época del Imperio pero que ya se ha extinguido. Es uno de los primeros hallazgos de cetáceos de la época julio-claudia y refuerza la importancia de Gades en esta industria, como uno de los referentes de todo el Imperio.
Más allá de esta peculiar pieza, el vertedero del Olivillo nos ha dejado restos de ánforas con la salsa garum aún adherida a las mismas; miles de cañaíllas y abundantes huesos de caballa, jureles, sardinas, boquerones...
La investigación ha llegado a detectar un singular patrón de corte en bisel del cráneo de algunos peces, destinado a la extracción de sangre por presión, se supone que para la confección del garum.
El vertedero se complementa con restos de materiales propios del trabajo de las pesqueras, incluyendo también tintes y miles de restos de ánforas.
También se han encontrado restos de escombreras supuestamente producidas por desechos de materiales de construcción procedentes de edificios cercanos, así como cerámica romana, especialmente jarras
En las excavaciones en el Olivillo también se ha localizado un enterramiento fechado en la época tardorrepublicana: una niña de apenas unos meses de edad y sin un ajuar en sus inmediaciones, lo que hace suponer a los arqueólogos que fue un caso muy puntual.
A medida que se estudiaron los diferentes estratos, fue cambiando el uso del propio vertedero pues a partir de Augusto ya hay una mayor concentración de restos constructivos.
Las dimensiones de este vertedero obligó a la instalación de un sistema de contención de la propia estructura, para evitar derrumbes, con la localización de un muro realizado utilizando ánforas en disposición vertical, similar al Testaccio de Roma.
El uso de animales para el traslado de los residuos, a través de caminos abiertos para ellos, se confirma con la localización de restos de caballos y de asnos.
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