El 'Yas' se queda, de momento
El octavo megayate más grande del mundo parece haber encontrado en Cádiz el puerto ideal
Su dueño paga unos 900 euros diarios por el atraque
Cádiz/Podría estar en Mónaco, en Saint- Tropez, en Lisboa o en la recién inaugurada este verano marina Sovren Ibiza, con capacidad para 16 megayates de entre 60 y 185 metros de eslora justo enfrente del casco histórico. Sin embargo, el Yas, el octavo barco de recreo privado mayor del mundo, sigue atracado en Cádiz. Desde el pasado seis de agosto, diecisiete días seguidos lleva ya en el Puerto de la Bahía, catorce de ellos en el Muelle Ciudad, después de un breve amarre de tres días en el Marqués de Comillas. Al cabo de tanto tiempo parece haberse integrado en el paisaje del corazón de Cádiz y no hay excursión de turistas, ya sean nacionales o extranjeros, que no haga una parada más o menos larga para recorrer con la vista sus 141 metros de eslora. Salvo a algunos tripulantes haciendo labores de mantenimiento en cubierta y a varios provisionistas se observa poca actividad en torno al buque. Y a diferencia de la pasada primavera, nadie parece haber visto a su propietario, un jeque de los Emiratos Árabes Unidos que algunos aseguraron descubrir a bordo de un ferrari o un lamborghini dorado o plateado, según versiones. Lo cierto es que el armador desembarcó el pasado día seis y no ha vuelto desde entonces, según ha podido saber este periódico.
"Está aquí porque le interesa y se quedará hasta que su propietario quiera", comenta con indudable satisfacción una fuente del sector portuario que prefiere permanecer en el anonimato. Efectivamente, el Yas, procedente en esta ocasión de Gibraltar, a día de hoy no tiene prevista su fecha de partida, sino que se encuentra entre los buques en operaciones y con destino a órdenes de su dueño, según recoge la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) en su último boletín de movimiento de buques. En torno a unos 900 euros al día le cuesta a su propietario el atraque más privilegiado del puerto. Aunque sea una paradoja, buscaba discreción y en un primer momento se barajó la posibilidad de que atracase en el muelle de la Zona Franca.
No es el primer barco de su categoría que recala en el puerto gaditano ni tampoco es la primera vez que lo hace, pero sí es la primera vez que un superyate de sus características permanece tanto tiempo atracado en el Puerto de Cádiz. "Un barco de sus dimensiones necesita lo que le puede ofrecer un puerto comercial como el de la Bahía de Cádiz, no entra en un sitio como Puerto Banús", señala la misma fuente, que no descarta que pueda marcar tendencia, gracias también a las buenas condiciones meteorológicas que ofrece la ciudad, a excepción de los temporales de levante. Porque el incidente del hombre que se coló hasta la cocina al final fue una raya en el agua que no pudo empañar la reputación de puerto seguro de la que goza Cádiz. No en vano, la Holland America Line, una de las navieras de lujo más exigentes con los puertos en los que permite la escala de sus buques de pasajeros, otorga un 9,3 sobre 10 al de Cádiz, considerándolo uno de los más seguros del mundo.
Durante este verano el Yas ha recalado en Barcelona, Gibraltar, Palma de Mallorca, Tánger, Barcelona, Marbella , Cartagena, Ibiza y Mónaco. Sin embargo, sigue atracado en Cádiz.
De fragata antisubmarinos holandesa a buque de lujo
Con nada menos que 141 metros de eslora y tan sólo 15 de manga, el afilado casco de acero y fibra blanco inmaculado del 'Yas' revela sus orígenes militares. Bajo su estructura se esconde una fragata antisubmarinos de la clase Kortenaer de la Armada de los Países Bajos, la 'Piet Heyn', construida en 1978. Junto con su gemela, la 'Abraham Crijnssen', fueron adquiridas en 2007 por el astillero Abu Dhabi MAR, que la modificó totalmente y la convertió en 2011 en el octavo superyate más grande del mundo. El diseño interior y exterior de ambos proyectos, denominados Swift 141 y Swift 135, fue obra del estudio francés Pierrejean Design, dedicado a los aviones y barcos de lujo. Con capacidad para 60 pasajeros navega gracias a una tripulación de 56 miembros de diferentes nacionalidades, de los que casi un tercio son mujeres.
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