Yoga para mantenerse sanos y activos

La residencia geriátrica San Juan de Dios de Cádiz desarrolla por segundo año consecutivo un programa de yoga terapéutico dirigido a mayores, adaptando las posturas para practicarlas en sillas

La monitora, Irene Díaz, dirigiendo una de las sesiones de yoga en el patio de la residencia la pasada semana.
La monitora, Irene Díaz, dirigiendo una de las sesiones de yoga en el patio de la residencia la pasada semana. / Loreto Camacho
Pilar Hernández Mateo

26 de abril 2021 - 06:00

Cádiz/Practicar yoga influye de forma positiva en nuestra salud, algo que ha sido reconocido por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Teniendo en cuenta los beneficios que aporta a las personas de edad avanzada, la residencia geriátrica San Juan de Dios de Cádiz, gestionada por la Fundación Gerón, desarrolla un programa de yoga terapéutico para mayores, cofinanciado por la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y conciliación de la Junta de Andalucía.

Irene Díaz Rodríguez es la monitora de esta actividad y destaca, entre los múltiples beneficios de la práctica continuada de yoga, el fortalecimiento de los músculos de la espalda y la columna; el aumento del rango de movimiento en cadera y hombros; mejora en el funcionamiento de los órganos abdominales; se adquiere más energía y mayor flexibilidad; estimula la circulación y el metabolismo; mejora problemas de estreñimiento; aumenta la capacidad pulmonar y la resistencia para realizar esfuerzos físicos; además de generar tranquilidad y paz mental; revitaliza el cuerpo; ayuda a controlar las emociones y a desarrollar la concentración, entre otras muchas cosas.

Cuenta que la "madre del proyecto" de yoga terapéutico para mayores es su compañera Mari Carmen Castilla, monitora de yoga de las residencias que la Fundación Gerón tiene en Sevilla. "Ella presentó el proyecto y la Fundación Gerón apostó por él, y se puso en marcha de forma simultánea en dos residencias de Sevilla y en la de San Juan de Dios de Cádiz", relata.

Empezó el año pasado y, dada la buena experiencia que han tenido, "este año presentamos de nuevo el proyecto a la Junta con mejoras en la organización", apunta Irene, quien explica que esta iniciativa está dentro de los programas que fomentan el envejecimiento activo, la promoción de la autonomía y la prevención de la dependencia.

Antes de entrar en el programa de yoga, se realiza una valoración integral del estado físico y anímico de cada persona que quiere participar, apoyándose en el servicio de fisioterapia, terapia ocupacional y psicología de la residencia.

La monitora cuenta que las sesiones de yoga terapéutico para mayores comienzan con una relajación trabajando diferentes técnicas de respiración (pranayama) y continúan con las posturas (asanas), que, en el caso de los residentes de San Juan de Dios, se adaptan para practicarlas en sillas y en este programa se centran en el equilibrio, estiramientos, torsiones y extensiones. También se practica meditación.

Algunos de los mayores que participan en la actividad.
Algunos de los mayores que participan en la actividad. / Loreto Camacho

Debido a la pandemia de coronavirus, tuvieron que modificar la dinámica de las clases. Inicialmente, las hacían en pequeños grupos y con la participación de las familias, pero cuando empezó el confinamiento, "atendiendo a la sectorización que tuvo que hacerse de la residencia, al plan de contingencia, a la normativa vigente y a las directrices de la dirección, reorganizamos las clases", comenta la monitora, detallando que esto les llevó a centrarse en la meditación individualizada, adaptándose a las necesidades y expectativas de cada residente, "trabajando con el objetivo de disminuir la ansiedad, ayudar a conciliar el sueño, aumentar la tolerancia a la frustración y la gestión de emociones a través de técnicas basadas en el mindfulness".

Tras superar la primera ola de la pandemia, de nuevo adaptaron las clases para trabajar con los grupos de convivencia, que es el modelo que continúa actualmente. Respecto al año pasado, han incluido como novedad la práctica de yoga focalizada hacia algunas partes del cuerpo donde el dolor se cronifica.

También han introducido una vez a la semana lo que han denominado yogayuno, que es una merienda tras la sesión de yoga en la que se genera un debate y preparan las siguientes clases.

Rogelia: "Noto que he mejorado la flexibilidad y el equilibrio, y tengo más fuerza en las rodillas”

Los residentes de San Juan de Dios están encantados con esta actividad. Amelia Arias cuenta que ella hacía yoga de joven, así que cuando empezaron las clases en la residencia, se apuntó sin pensarlo. Ella hace, además, gimnasia por su cuenta porque dice que quiere mantenerse activa todo el tiempo que pueda. Y se agacha para mostrar la agilidad que tiene.

Antonia Richarte entró este año en la residencia y desde el principio se incorporó a la actividad. No había hecho yoga antes pero asegura que le gusta mucho porque nota que tiene más flexibilidad y ha mejorado en la coordinación.

Pedro es chileno y ya había practicado yoga anteriormente en su país. En la residencia San Juan de Dios, empezó a ir a las sesiones con su mujer, pero cuando llegó el confinamiento, ella no podía entrar en el centro y continuó yendo él solo.

Antonia Cobos es otra de las residentes que no se pierde una clase. Ella tuvo una caída que le ha dejado un brazo con poca movilidad, por lo que la monitora le adapta las posturas. Reconoce que además de hacer ejercicio, va a las sesiones de yoga porque le sirve para relacionarse con los demás, "porque me gusta mucho charlar".

Rogelia dice que a ella le encanta ir a yoga "porque me gusta hacer ejercicio y mantenerme activa, y esto me ayuda. Noto que he mejorado la flexibilidad y el equilibrio, y tengo más fuerza en las rodillas". La monitora comenta que eso le ha dado mucha confianza en sí misma. Esta mujer también hace ejercicio por su cuenta: "No quiero dejar de estar activa para retrasar lo máximo posible el deterioro, para no ponerme más torpe y no llegar a no poder moverme. Hay que hacer ejercicio. Yo me apunto a todo lo que sea moverse".

Irene Díaz incide en que este programa sigue la premisa de mantener a las personas mayores activas. Ella cree que "no es sostenible continuar considerando la vejez como una etapa de deterioro físico y mental inevitable, que desde el ámbito sanitario se aborda básicamente a través de la atención a los trastornos de salud y desde los servicios sociales a la atención a la dependencia. Es necesario poner más énfasis en la prevención y la promoción de la salud en las personas mayores".

Esta monitora está muy agradecida al director de la residencia San Juan de Dios, Juan Ramón Benítez Ucero, que "tiene como objetivo la atención centrada en la persona y, por ello, fomenta el trabajo en equipo y genera un ambiente en el que interactuamos los diferentes profesionales". Asegura que él "ha hecho de su pasión por el cuidado de los mayores y de sus familias su trabajo, y esto hace que nos contagie su entusiasmo y fomente nuestra creatividad en aras de dar un servicio que fomente la calidad de vida de los mayores, aumente su capacidad de autodeterminación, bienestar emocional y físico, promoviendo un envejecimiento activo".

Un instante de una de las clases de yoga de la semana pasada.
Un instante de una de las clases de yoga de la semana pasada. / Loreto Camacho
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