Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
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Hace poco más de tres años años la Zona Franca decidió dar un cambio de rumbo a su gestión, a su visión de futuro de Cádiz y a los planteamientos que hasta entonces habían estado vigentes en el Consorcio, que se acerca ya a su primer centenario de vida.
La Zona Franca acumuló en la décadas de los 90 con problemas legales y económicos que se le fueron acumulando tras el apoyo a determinados proyectos empresariales y a algunas decisiones de sus propios gestores, que acabó con alguno de ellos entre rejas. En otra época posterior el Consorcio fue utilizado como la lámpara maravillosa con la que cumplir deseos (desde un estadio nuevo a un hospital pasando por aparcamientos subterráneos o la salvación de edificios históricos), todo muy alejado de los fundamentos con los que nació la Zona Franca en los años veinte del pasado siglo.
La llegada de Fran González como delegado del Estado en el Consorcio en julio de 2020, significó un vuelva de 180 grados al funcionamiento de esta institución. Institución que siempre ha estado en la boca de economistas y políticos a la hora de buscar un referente que sirviese de motor de la provincia, pero que nunca dio los pasos adecuados para jugar este papel.
Metidos en una economía en profunda transformación, donde el futuro (o presente ya) se centra especialmente en los nuevos modelos de desarrollo centrados en las economía verde y azul, se presentaba una oportunidad para la Bahía de Cádiz de auparse a este tren, no bajarse del mismo, y llegar hasta la locomotora para convertirse en uno de los conductores referentes de esta transformación.
Esta es la apuesta a la que se ha apuntado con ganas la Zona Franca de Cádiz. Y por el momento el trabajo realizado aporta un resultado positivo que no solo le permite mirar con garantía al futuro, sino que permite a la Bahía de Cádiz meterse de lleno en los puestos de cabeza entre los territorios de todo el país donde hay una apuesta clara por las nuevas economías. Un plan en el coincide en el tiempo con la apuesta de la Universidad de Cádiz por la Economía Verde, y de la Autoridad Portuaria por la plataforma logística.
Incubazul ha sido la marca elegida por el equipo de Fran González para hacer realidad este proyecto. Mientras que se levanta la Zona Base, el complejo de oficinas, investigación y servicio que acogerá a este concepto de economía junto al antiguo edificio de Iberica Aga, que encara ya su última etapa de obras, se funciona en el Edifico Europa. Y se funciona bien, pues ya hay 71 nuevas empresas que trabajan es este nuevo sector económico
El propio diseño de la Zona Base es vanguardista, alejado de una arquitectura convencional marca de buena parte de las empresas radicadas en la zona, con un uso inédito en Cádiz de los grandes contenedores. Así, el edificio aspira a ser un centro de referencia de la economía circular en la ciudad de Cádiz, un emblema de la industria sostenible, creando una nueva forma de hacer y vivir el lugar de trabajo, dándole una segunda vida a los contenedores –que suelen tener una vida útil de 10-15 años–, conformando un proyecto amplio, complejo y original que, además, iniciará la transformación de la zona industrial de Cádiz.
Todas las plantas tendrán terrazas y espacios libres y en la baja se incluye coworking, salas de formación, cafetería y aparcamiento de bicicletas, además de un aparcamiento en superficie en la misma parcela. En la planta primera se han previsto siete oficinas y trece en la segunda. La planta tercera se plantea con espacios para gestión, salas de reunión, dotacional y laboratorio tecnológico. Asimismo, se proyecta la apertura de las instalaciones a espacios verdes y áreas libres o la utilización de energía procedente de la cubierta fotovoltaica.
Este será el eje físico de la Economía Azul, un sector que engloba subsectores tan diversos como los biorecursos marinos, el turismo costero, la navegación marítima de larga y corta distancia, navegación de recreo y puertos, servicios de transporte marítimo de pasajeros o mercancías, la pesca, la acuicultura, la protección de las costas, la energía eólica marina, el seguimiento y vigilancia, la biotecnología azul, la desalinización, los productos acuáticos marinos, la extracción de minerales marinos, las energías renovables oceánicas, etc.
Tal cantidad de sectores de desarrollo pueden, lógicamente, despistar al ciudadano de a pie. Con tantos proyectos fallidos como se han ido acumulando la Bahía en las últimas décadas, incluso puede producir un rechazo producto de la ignorancia. Y más, cuando Incubazul ya es una realidad empresarial, hasta el punto que un tercio de los proyectos en marcha ya cuentan con su propia facturación, paso esencial para su afianzamiento.
Para ayudar a trasladar lo que es ya la Economía Azul para Cádiz y la importancia que va adquiriendo poco a poco esta incubadora económica, la Zona Franca junto a Diario de Cádiz y el Ayuntamiento han inaugurado, en la plaza de San Juan de Dios, una exposición en la que se unen imágenes y textos para aclarar lo que es esta apuesta que nos sitúa en la vanguardia de todo el país.
La exposición, que está compuesta por 21 paneles y permanecerá abierta hasta el próximo 3 de diciembre, destaca la importancia de la Economía Azul en la provincia de Cádiz, recrea las oportunidades que ofrece el mar en esta tierra y la forma en que las está canalizando la incubadora de alta tecnología de la Zona Franca de Cádiz.
También ofrece información detallada sobre las startups que forman parte de Incubazul, muchas de ellas en proceso de consolidación ya que un tercio de las startups que están siendo aceleradas se encuentra ya facturando. La tasa de éxito del modelo de aceleración es del 34,8%, una tasa superior a otras experiencias similares y supone un respaldo efectivo a las ideas de las personas que emprenden, la gran labor del equipo de mentores en el asesoramiento y el buen aprovechamiento que hacen las empresas del programa de aceleración.
Esta exposición callejera, forma parte de un proyecto aún más ambicioso desarrollado por la Zona Franca de Cádiz: la celebración del Congreso Blue Zone Forum, centrado en la Economía Azul y que tendrá lugar los días 29 y 30 de noviembre en el Palacio de Congresos y que contará con la participación de 38 ponentes nacionales e internacionales de diferentes sectores.
El congreso congregará en Cádiz a emprendedores, empresas, instituciones, expertos y conferenciantes y donde además habrá una zona de stands en la que se podrá asistir a demostraciones en vivo por parte de las startups expositoras de distintas tecnologías y artículos.
La relevancia que se quiere dar a este encuentro se demuestra en la presencia, en la jornada de apertura de Gunter Pauli, economista belga considerado creador del concepto Economía Azul. Ángel León y Theresa Zabell acudirán también, en este caso para trasladar el amplio abanico que abarca esta apuesta por nuevos desarrollo sostenible, en el que Cádiz comienza a jugar ya un papel más que relevante en el conjunto de España.
El objetivo es el fomento de la Innovación y la Transferencia de la Tecnología a las Micropymes en el Sector de la Economía Azul en Andalucía desde el término municipal de Cádiz.
La investigación, la biodiversidad, la sostenibilidad o la innovación desde la educación en sectores transversales son claves de esta iniciativa que tiene como núcleo la Economía Azul, entendida como un ámbito que tiene como nexo común el mar, formado por distintos subsectores independientes basados en competencias comunes e infraestructuras compartidas, tal y como lo define la Comisión Europea en la “Comunicación sobre un Crecimiento Azul. Oportunidades para un crecimiento marino y marítimo sostenible”.
Se trata, por tanto, de acompañar, alimentar y consolidar iniciativas empresariales que se vinculen al mar y a los recursos naturales y que pueden incluir subsectores como los biorecursos marinos, el turismo costero, la navegación marítima de larga y corta distancia, la navegación de recreo y puertos, la acuicultura, la pesca, la protección de las costas, la energía eólica marina, la biotecnología azul, la desalinización, los productos acuáticos marinos, la extracción de minerales marinos y un largo etcétera que abarca todo lo que haga de los océanos y su sostenibilidad un hábitat donde desarrollar proyectos que redunden en el desarrollo económico y social
La primera es la incubación (presemilla), en la que se trabajará con iniciativas empresariales en fase incipiente y que tendrá una duración inicial de cuatro meses que podrán prorrogarse otros tantos. La segunda es la fase de aceleración (semilla y crecimiento), orientada a construir el modelo de negocio y facilitar las condiciones necesarias para ser comercializables y cuya duración también será de cuatro meses. Finalmente, la de consolidación, un periodo en que la empresa se encuentra implantándose en el mercado. Esta tercera fase tendrá un plazo de duración máximo de cinco años.
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