El abandono del Garaje América

Los vecinos de tres fincas de Ciudad de Santander viven preocupados ante el riesgo de que se declare en el local un incendio de mayores proporciones que el del lunes y piden que se tapien todos los accesos

Basuras acumuladas en el interior del antiguo Garaje América, en plena Avenida.
Basuras acumuladas en el interior del antiguo Garaje América, en plena Avenida.
Emilio López / Cádiz

24 de septiembre 2012 - 01:00

Los vecinos de tres fincas de la calle Ciudad de Santander, las número 1, 3 y 5, viven preocupados después de que el pasado lunes se declarase un incendio en el antiguo Garaje América, afortunadamente sin consecuencias, pero que de haber adquirido mayores proporciones hubiera afectado a sus viviendas y alcanzado incluso a otras tres en la calle Santa María de la Cabeza.

El antiguo Garaje América pasó de la Seat a convertirse en un aparcamiento privado y luego comprado por la empresa Construcciones Ubriqueñas, que más tarde lo vendió al grupo sevillano Casasur Ocios S.L. desconociéndose actualmente su propietario.

Fue hace dos años cuando los vecinos de las fincas citadas, en cuyos bajos Seat tuvo la tienda de recambios y una exposición, descubrieron un día que la puerta de uno de los establecimientos, que la propia comunidad de vecinos se había preocupado de bloquear, había sido forzada, detectando además que había personas en su interior, lo que denunciaron a la Policía Local.

Desde entonces las denuncias han proliferado, llegando también a la Policía Nacional, que hasta en una ocasión detuvo en el interior del Garaje América a varias personas con reclamaciones judiciales, según los propios vecinos.

Ellos han dado a conocer igualmente su situación a las delegaciones municipales de Sanidad y Urbanismo y denunciado el estado de abandono del inmueble, que se ha convertido en lugar de residencia para indigentes, pese a carecer de las mínimas condiciones higiénicas, lo que ha provocado que en su interior se acumulen basuras, las que en el incendio del pasado lunes sirvieron para avivar las llamas, y que el hedor llegue hasta las propias casas.

Los vecinos se quejan de que las personas que allí viven han pasado de limitarse a pernoctar a disponer de bombonas de butano para cocinar, y que se alumbran con velas, lo que aumenta aún más el riesgo de que se produzca un accidente de graves consecuencias.

A todo ello unen las molestias que les ocasiona la música a todo volumen que suena durante las madrugadas y el griterío procedente del interior del local, donde señalan que actualmente viven cinco personas, además de ser frecuentes las riñas que protagonizan entre ellos.

El remate es que la primera persona que accedió al antiguo garaje mantiene abierto al público una especie de tienda en uno de los locales de Ciudad de Santander, a los que se puede acceder igualmente desde la entrada principal, en plena Avenida.

Los vecinos aseguran se ha hecho el dueño del garaje y de los dos locales, uno de los cuales es el destinado a presunto bazar, que abre en horario comercial, en tanto el otro permanece con la reja cerrada y sujeta con un candado, con viejos colchones a modo de protección de los cristales de los escaparates.

Los vecinos de los tres bloques afirman que en invierno el citado individuo llega a alquilar parcelas a los indigentes que acuden allí a pernoctar y se quejan de que posee varios perros, de los que desconocen si están sometidos al obligado control sanitario, y que suponen por tanto un riesgo añadido si muerden a alguien, especialmente para los niños que viven en la zona.

Reconocen que lo que al principio consintieron, ya que se trataba de dar cobijo a una persona que entendían que carecía de otro lugar donde pasar las noches, se ha convertido en un problema, al que no encuentran solución.

Aseguran que viven intranquilos hasta que no se tapien los posibles accesos al garaje, desde el principal en plena Avenida, que en la tarde del pasado viernes estaba abierto, pese a tener un precinto, hasta el establecimiento convertido en bazar, lo que trae también de cabeza a los contados comerciantes de la calle Ciudad de Santander, donde son muy numerosos los establecimientos que han cerrado en los últimos años debido a la crisis económica.

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