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Así afecta el calor y el levante de Cádiz a su estado de ánimo

No es leyenda urbana sino que la ciencia encuentra explicaciones al aplatanamiento, al cansancio, al mal humor e incluso al aumento de suicidios que viene asociado, a veces, con las altas temperaturas o los temporales de levante.

La playa se convierte en una batalla cuando el viento de levante hace su aparición / Jesús Marín
J. Benítez

14 de junio 2022 - 11:12

Cádiz/Muchos se plantean aún si se trata de una leyenda urbana o si realmente el levante afectada directamente a la salud mental de las personas. Incluso se añade que algunas variables bioclimáticas como el viento tienen correlación con el índice de suicidios.

En psiquiatría se llama meteorosensibles a las personas cuyo estado de ánimo cambia con las alteraciones meteorológicas. Y eso ya tiene nada de mito o leyenda urbana sino que los propios especialistas ya le dan base científica al hecho de que muchas de nuestras patologías se agravan en jornadas como las que estamos viviendo estos días pasados, y que seguro volverán, en las que el viento o los vientos -no sólo el levante- están azotando a la capital y a la provincia en general.

Con el viento de levante se hace muy desagradable estar en la calle / d.c.

Y aparte, las altas temperaturas. Tanto es así que en estos días, no todos el mundo, pero sí muchos gaditanos se sienten cansados, con ganas de poco o nada y con el ánimo por los suelos. Hay que habla de aplatanamiento y todo responde a esa meteorosensibilidad que nada tiene de mito o leyenda urbana.

Le dio un siroco

Algunos estudios lo explican de manera más sofisticadas y dicen que "las causas de esta incidencia son las variaciones en la polaridad e intensidad de la carga iónica de la atmósfera, que alteran la actividad neurotransmisora central"... o sea, que pueden alterar, al fin y al cabo nuestra salud mental. Y hasta tal extremo de que muchas teorías indican que no todos los suicidios están motivados en estas variantes pero muchos de ellos sí están relacionados con la meteorología que condiciona nuestra agenda, nuestros planes y nuestro ritmo de vida.

Se habla mucho en Cádiz del levante pero, ¿quién no ha utilizado alguna vez la expresión "le ha dado un siroco"? El siroco es un viento de componente sur que se origina en el desierto del Sahara. Es una masa de aire tropical que alcanza velocidades muy altas en el norte de África, Mediterráneo y zonas de la provincia de Cádiz. Arrastra polvo del desierto y torna el cielo de color rojizo y suele acompañarse por lluvias de barro.

Pues ese viento, el siroco, se asocia a la locura. Genera una atmósfera que oprime y pone muy nerviosa a al gente.

El viento de la locura

Científicos y meteórologos estiman que la influencia de las circunstancias meteorológicas alteran física y psíquicamente a personas sensibles a su influencia, llegando en algunos casos a grados de violencia extrema como la violación, los homicidios o inclusive el suicidio.

Según la revista Hypatía, el científico Fred Soyka señala que una breve exposición a dichos vientos genera, en un primer momento, efectos beneficioso asociados a una sensación de euforia acompañados de ansiedad e hiperactividad pero luego de algunas horas el efecto se transforma en un insomnio y depresión crónicos, agotamiento psicofísico, dolores de cabeza y detona, especialmente, la aparición de actitudes agresivas y violentas.

Según esta publicación, lo anterior se debe a que el cuerpo humano se comporta como una máquina bioeléctrica polarizada sensible a toda la actividad electromagnética de su entorno. Cuando el aire tiene una carga excesiva de iones positivos, adquiere efectos perturbadores que afectan la salud y el estado de ánimo de las personas. Los episodios de Foehn y los vientos desérticos son ejemplos evidentes de la manera en la que una descompensación en las cargas eléctricas del aire puede traducirse en la aparición o agravamiento de determinadas enfermedades meteotrópicas o meteoropatías.

Todo puede parecer demasiado complicado pero cierto es, y en estos días en los que Cádiz se ha visto sumida en fuentes rachas de viento que han hecho imposible mantener una sombrilla clavada en la arena o que ha destrozado el tocado de más de una madrina de boda, nos deja sin ganas de movernos del sofá.

El calor nos afecta igualmente a todos. Signos de cansancio y de apatía cuando suben las temperaturas son ya habituales y, a veces, nos condiciona en el día a día no sólo en el trabajo sino en casa, donde se amontonan las montañas de ropa sin planchar o los armarios sin arreglar para la nueva estación que entrará de aquí a una semana.

Estas personas meteorosensibles, además de ese agotamiento y desgana, pueden llegar a sentirse malhumorados sin razón aparente. Tal como apunta Fernando Miralles, profesor del Grado en Psicología de la Universidad CEU San Pablo, estos síntomas negativos que manifiestan las personas meteosensibles se ven agravados cuando, además del calor excesivo, existe humedad y viento caliente. «Es entonces cuando manifiestan falta de atención, un carácter más impaciente y más impulsivo y cambios de humor», revela.

Además este año se aprecia, como reconoce el profesor Miralles, que las personas meteorosensibles están sufriendo estos cambios negativos en su conducta de manera más acentuada, ya que casi toda la población está con niveles más elevados de ansiedad debido a los efectos de la pandemia que estamos sufriendo.

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