Un agosto "magnífico" en Cádiz
El mes está salvando en general un tardío verano con una ocupación hotelera ligeramente superior a la del año pasado
La hostelería del Paseo Marítimo recupera algo, pero la del casco histórico sigue tirando del carro
Cádiz/Que la patronal hotelera y hostelera en Cádiz diga que una temporada le ha ido muy bien es más raro que escuchar a un político reconocer que ha perdido las elecciones. Pero esto es lo que afortunadamente ha pasado al menos durante agosto. Después de un verano que arrancó tarde, con un julio más que fresco y con el hándicap además de las secuelas de los temporales de primavera, el presidente de Horeca, Antonio de María, calificó de "magnífico" el último mes en lo que a ocupación hotelera se refiere.
Según los datos que maneja la organización, durante los últimos 31 días se alcanzó en los hoteles de la capital gaditana un 92,55% de ocupación, 1,70 puntos más que en el mismo mes del año pasado. Pero es que julio de 2018 también superó en algunas décimas al de 2017: un 87,51% respecto al 87,36% del año pasado. Los porcentajes de agosto se traducen en unas 2.750 pernoctaciones diarias de media, consolidando a Cádiz -según De María- como "un destino que no sólo se defiende, sino que crece respecto a otros nacionales que están cayendo frente a la reapertura de otros internacionales como Túnez, Croacia o Egipto", este último evidentemente ya en otra liga. Además, a la ocupación de los hoteles habría que añadir la de hostales, pensiones y apartamentos turísticos y las de las viviendas de uso turístico, que han experimentado un crecimiento espectacular en los últimos años. Y todavía queda septiembre, con la buena expectativa de que el verano se prolongue hasta finales de octubre, como el año pasado. No obstante, la previsión de ocupación de Horeca para este mes es menor que la del mismo mes del año pasado: un 87,76% respecto al 93,44% del año pasado.
Pero más allá de los porcentajes siempre con centésimas de Horeca, en agosto bastaba darse una vuelta desde la estación hasta El Mentidero, de La Viña a la Alameda y desde Santa María del Mar hasta Cortadura para intuir que efectivamente agosto ha sido un mes magnífico para el sector turístico en general y para el hospedaje en particular. Parecía Cádiz la ciudad de las maletas rodantes, con viajeros para arriba y para abajo casi por cualquier calle. Cruceristas aparte, cuya incidencia, que no ha sido poca este año de récord de barcos, se nota casi en exclusiva en tiendas de calzado, de ropa y souvenirs del centro comercial abierto del casco histórico.
En el sector de la hostelería las estadísticas son siempre más difíciles, pero se puede decir que en agosto apenas si ha habido un día que no fuera difícil encontrar mesa en un comedor o en una terraza o hueco en la barra de un bar. Al menos en el casco histórico y particularmente en la actual milla de oro gastronómica, la calle Plocia, sobre todo por la noche. La apertura de dos nuevos negocios ha asumido el excedente y la reapertura de un tercero ha recuperado a mediodía a su veterana clientela.
Los conciertos en el muelle, en el Castillo de Santa Catalina y el Baluarte de la Candelaria, las actuaciones en la Catedral, el Carnaval de Verano y el Mercado Andalusí -este año, en versión reducida- han hecho que el centro siga siendo el que tira del carro, mientras que el Paseo Marítimo se recuperó algo después de un mes de julio muy flojo e incluso desolador a la hora de la cena. Hasta el punto de que la patronal hostelera volvió a reivindicar el encendido del alumbrado de la playa. A esto, algunos empresarios añadieron la organización de más eventos en la zona. Sólo la Batalla de Coplas de la noche del Trofeo Carranza consiguió congregar a miles de personas en el Paseo Marítimo, donde se disfrutó de la fiesta hasta bien entrada la madrugada, con el consiguiente reflejo en las cajas de los establecimientos.
En este punto, Antonio de María reconoce el esfuerzo hecho en los últimos años por el Ayuntamiento por dinamizar la zona, pero vuelve a reivindicar la iluminación de la playa, asunto que considera vital para que se reactiven los negocios. "La gente no va a lugares tristes y en los animados, el público atrae a más público. El apagón de la playa ha sido un gran error ", argumenta. No es nuevo, pero conviene recordarlo: los hosteleros están dispuestos a pagar los aproximadamente 8.000 euros que cuesta encender los focos las dos horas que van de las once de la noche y la una de la mañana durante el verano. "Y si persiste el argumento de que es perjudicial para la fauna marina, cosa que dudamos, que encarguen un estudio a la Universidad de Cádiz y asumimos sus resultados", vuelve a plantear.
Con todo, tampoco ha sido un mal agosto para los chiringuitos. "En nuestro caso dependemos del calor y de que no sople mucho viento, de manera que si julio fue desalentador, agosto resultó excepcional, con muchísimo público", explica Iván Periano, del chiringuito Pikachos. Sin embargo, la última semana de agosto "se ha notado un gran bajón respecto al resto del mes, que en general ha estado mejor que otros años", resume Raúl Cueto, propietario de dos chiringuitos, un restaurante y copropietario de otro, todos a pie de playa.
En lo laboral, Horeca asegura no disponer de las altas en la Seguridad Social por municipios, pero de María recuerda que a nivel provincial el sector empleó a más de 50.500 personas el año pasado, "el 70% de manera estable y el 30% de manera temporal".
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