Lo que tiene que aguantar la Catedral de Cádiz: Desperdicios a sus pies

EL PASEANTE

Instalar a pie del primer templo de la ciudad, el principal referente turístico, un contenedor para la recogida de residuos dice mucho de la dispersa atención que se le dan a nuestras plazas

Hay que plantear un plan de actuación en los espacios libres de Cádiz

Cien años en imágenes del Paseo de Canalejas de Cádiz

El punto limpio instalado esta semana en la plaza de la Catedral.
El punto limpio instalado esta semana en la plaza de la Catedral. / Jesús Marín

LA Catedral de Cádiz es el monumento más visto de la ciudad, con más de 300.000 visitantes al año. Si aquí las cosas se hicieran como se tienen que hacer, el liderato lo tendría el Teatro Romano. Pero ya sabemos: esta joya histórica acumula años de despropósitos desde la administración regional, y sigue sin alcanzar el potencial que debería como referente cultural de la capital.

Así que nos quedamos con la Catedral. Que logre cifras tan excelentes no es solo porque toda Seo que se precie, en medio mundo, atrae al turista. También acumula años de excelente gestión por parte del Cabildo.

Más allá de su principal función como templo de referencia de la Diócesis, sus rectores han sabido exprimir al máximo su potencial turístico y cultural, lo que supone un plus extra para quienes nos visitan. Una organización perfecta de su interior, equipos de sonidos y de guías, tienda de recuerdos (el gran déficit del resto de espacios culturales de la ciudad). Y todo, con un beneficio económico que después revierte en la conservación de la propia iglesia.

La Catedral se ubica además, y como no puede ser de otra forma, en un punto referente de la trama urbana del casco histórico. A un paso de la plaza del Ayuntamiento, a dos del mercado de abastos (otro polo de atracción para el visitante), a escasos metros del mirador del Campo del Sur... Todo ello debería de tenerse en cuenta a la hora de mimar la plaza donde se levanta. Pues parece que no.

El recinto se reformó hace ya más de 30 años, durante el gobierno del socialista Carlos Díaz. Se peatonalizó tras eliminarse las plazas de aparcamiento que llenaban la plaza, y en su centro se ‘pinto’ con piezas de mármol la planta principal de la iglesia.

Con el tiempo, la apertura de restaurantes y cafeterías ha dado su propia imagen a este espacio urbano, que soporta un intenso paso de peatones (y más de un vehículo que acaba colándose), lo que ha provocado un deterioro de la calzada que solo se ha arreglado de forma muy puntual, con destrozos aún visibles en las piezas de mármol.

Si este es uno de los déficit que tiene la plaza de la Catedral de Cádiz, otro es su uso masivo como sede de distintos eventos a lo largo de todo el año.

Esta claro que la ciudad necesita ocupar sus limitados espacios abiertos que tiene en el recinto interior. Bien planificados, dan vida al entorno y atraen a un público que consume en la zona, enriqueciendo por ello al comercio y a la hostelería.

Son escasos los espacios abiertos que quedan en la ciudad. San Antonio ya tiene la presión de muchos de estos eventos, abierta como es al ser la antigua plaza de armas de la capital.

Tenemos pendiente la asignatura de la renovada plaza de España. Su peatonalización anima a incluirla como espacio cultural y de ocio al aire libre. Lo poco que se ha organizado ha funcionado muy bien, pero queda por plantear un programa más intenso y bien pensado.

Canalejas, la oportunidad pendiente

Canalejas es, en todo caso, el gran suelo público abierto hoy infrautilizado. Hay que recordar, ya hace muchas décadas, cuando era el lugar elegido para la Feria del Libro, o para las actuaciones de los títeres. Ahora, es un mero espacio de paso entre San Juan de Dios y la plaza de España.

Pendiente de que se ejecute la conexión entre el Muelle Ciudad y la trama urbana, en el que va a ser uno de los proyectos más relevantes para los próximos años, habría que empezar a planificar qué se puede hacer en este suelo. Y también, planificar eventos en el mismo desde ya mismo, en coordinación con los que se puedan celebrar en la plaza de España.

La creación de la Zona de Bajas Emisiones, con la esperada limitación del tráfico rodado por el centro urbano, y la necesidad de ir ampliando el suelo peatonal son referentes en la mejora de la movilidad y el uso público del suelo.

Todo ello debe salir adelante con una planificación en la que se impliquen todas las áreas de gestión del Ayuntamiento. Desde Urbanismo a Tráfico, desde Juventud a Fiestas, desde Cultura a Movilidad Urbana. Uno de los lujos de esta ciudad son sus plazas, sus balcones al mar, su conexión con el puerto. Una forma de crear riqueza sin especular, sin contaminar. Todo con sentido y, sobre todo, con mucha imaginación.

Por todo ello, chocan imágenes como las que nos topamos a veces. Imágenes que duelen solo con verla y que nos hacen preguntar cómo funciona la administración para que ello ocurra.

Es, por ejemplo, la imagen del contenedor del Punto Limpio ubicado esta semana a pie de la escalinata de la Catedral de Cádiz, en dura competencia visual con la rampa instalada para el Corpus (aún sin retirar).

¿Cuántos turistas se habrán hecho en estos días una foto de la Catedral apareciendo en primer término este contenedor? ¿Qué ciudad que defienda su patrimonio histórico pone a pie de uno de sus grandes edificios un espacio para la recogida de material de desecho?

¿Nadie del Ayuntamiento ha cruzado la plaza de la Catedral y ha visto este despropósito? ¿Por qué no se ha instalado este contenedor en la esquina de Arquitecto Acero con el Campo del Sur, donde hay un impacto visual menor?

No es un tema menor. Es un ejemplo del maltrato a la estética de la ciudad. Porque si es esencial la vivienda, el empleo, la limpieza de las calles, la mejora de la movilidad, también lo es el cuidado del patrimonio.

Y si hay que ser comedido a la hora de planificar los usos de nuestras plazas, y la de la Catedral tiene un listado amplio y variado de los mismos, también hay que tener cuidado a la hora de instalar elementos urbanos que rompan la estética del entorno.

Y poner un contenedor para la recogida de residuos frente por frente a la fachada de uno de nuestros grandes referentes históricos, parece que no es lo más adecuado.

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