De andar por casa: Un hogar sostenible y elegante en Cádiz con vistas a La Caleta

Cádiz/En el reportaje de esta semana visitamos la casa del diseñador de interiores Celso Garrido y su mujer Ana Rodríguez en Cádiz. Celso con una trayectoria profesional de muchísimos años en el mundo del interiorismo y un enamorado de la zona, hace años decidió tras visitar la provincia por trabajo, trasladar su residencia a la capital gaditana. Tras una intensa busquedad encontró una vivienda que se adecuaba a sus necesidades en la avenida de Duque de Nájera protagonizada por las vista a la Caleta y al Castillo de San Sebastián y Santa Catalina. 

Tras adquirir la vivienda, y pasada una reforma de seis meses, transformó el antiguo espació en una nueva casa donde las vistas y la iluminación creada por el propietario juegan el papel principal. 

La casa tiene una superficie de 180 metros cuadrados repartidos en un hall, salón, comedor, estudio, dormitorio principal con su vestidor y baño, dormitorio de invitado con su baño, la cocina y el baño de cortesía.

Para el interiorista la decoración es importante pero más importante es la vista exterior, por lo que este espacio está protagonizado por la luz natural que cambia de tonalidad dependiendo de la hora del día. 

La entrada de la casa tiene un gran hall que hace un guiño a Cádiz con el diseño de su suelo de damero inspirado en los antiguos patios de las casas gaditanas. Varias piezas de cerámicas chinas ornamentan el espacio. En sus paredes cuelga un cuadro de la artista Belén Ordovás y otro cuadro abstracto francés en tonos rojos. Ello conduce al salón comedor con un original bar, que delimita los espacios pieza fundamental para recibir.

El salón refleja el estilo moderno y clásico en todas sus piezas con una mesa central de bronce y mármol negro acompañado de dos sillones estilo art déco y una pareja de sofás tapizados con telas de la firma Nobilis. Diversas figuras art déco forman parte de la decoración de esta estancia junto a un jarrón de Lalique. Entre sus cuadros hay obras de los pintores Álvaro Delgado y Javier Torres. 

El mueble bar, anteriormente mencionado, con cierto toque de estilo art déco, conduce al comedor que lo preside un retrato del círculo del pintor francés Jean-Marc Nattier. Una mesa de comedor lacada en rojo lacre junto con un conjunto de sillas Cesca de los años 30 del siglo pasado ocupan su parte central. Una de sus paredes la decora un mural con plantas tropicales de la firma Casamance. Una lámpara clásica con un diseño posterior de una bola armilar cuelga del techo iluminando el espacio descrito. Dos pinturas de Javier Torres en tonos grises decora esta habitación 

 La cocina de la casa es uno de los espacios más vividos por sus propietarios. La conforma un mobiliario de madera de teka que combina con el lacado color caldera y encimeras marmorizadas. Una copia del cuadro del artista Camille Pisarro titulado La cosecha decora de una de sus paredes. Otra de sus paredes se cubre con una tapizado en papel de Fornasetti. 

El dormitorio principal cubre una de sus paredes con un papel de la firma Osborne & Little. El cabecero esta tapizado en una tela color verde jaspe de Nobilis.  Una pequeña zona de esta habitación se reserva como zona de estar con un sillón Charles Eames y una silla Le Corbusier. Entre las piezas que ornamenta este dormitorio se encuentra un crucifijo del siglo XVIII y una litografía de Picasso. 

El baño está tapizado en color verde jaspe de la misma tonalidad que su mobiliario junto con un pavimento vertical con placas de mármol de ónix.

El estudio es una estancia de trabajo ocupado por un sofá color terracota y una gran biblioteca con temática de arquitectura e interiorismo. 

Todas las estancias descritas en la casa tiene una luz diferente dependiendo de la tonalidad del día destacando el naranja y el rojo.