Ángeles Reiné entra en la Academia de Bellas Artes de Cádiz: el arte que abraza lo humano
La cineasta gaditana ingresa en la entidad provincial con un discurso sobre la ternura en el proceso creativo
El camino de Ángeles Reiné hacia su ópera prima
El arte y el proceso creativo como herramienta infalible para acercarse a la misma raíz de la condición humana. Sobre este acercamiento a las emociones a través de la creación artística giró el discurso con el que la realizadora gaditana Ángeles Reiné ingresó ayer como académica de número en la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz. Bajo el título ‘La ternura en el arte’, la cineasta proyectó con sus palabras en el salón de plenos del Ayuntamiento de Cádiz, donde se celebró el acto, un sencillo alegato en favor de la creatividad a través de una ternura productiva y humana: “La ternura es esa forma modesta de amor que aparece cuando miramos con cuidado y atención a otro ser”, dijo Reiné, cuyo discurso fue contestado por la laudatio del académico y fotógrafo Joaquín Hernández Conde, Kiki.
Citando al Nobel Ramón y Cajal y su llamada a la voluntad, a la tenacidad, como forma de afrontar el éxito de un proyecto, Ángeles Reiné sumó a la necesidad de esta persistencia una ternura que considera “crucial” para los artistas: “La ternura no tiene emblemas ni símbolos; es espontánea y desinteresada, y va mucho más allá de la empatía. Es el compartir consciente de nuestro destino común, la percepción de nuestra fragilidad y de los lazos que nos unen. En el arte, la ternura es la capacidad de personalizar lo que tocamos, de darle vida a las pequeñas cosas y, a través de ellas, descubrir nuestra humanidad compartida”.
Y continuó la directora de cine gaditana: “La ternura, además, nos permite crear historias. Crear significa dar vida constantemente a las cosas, hacer visibles las experiencias humanas, las situaciones que las personas han vivido y sus recuerdos. La ternura personaliza todo con lo que se relaciona, lo que hace posible darle una voz, un espacio y un tiempo a aquello que de otra manera quedaría silenciado”.
Reiné utilizó un pensamiento del psicólogo suizo Carl Gustav Jung para redondear su llamamiento a la humanización del arte y sus creaciones: “Conoce todas las teorías. Domina todas las técnicas. Pero, al tocar un alma humana, sé apenas otra alma humana”. Y estas palabras, subrayó Ángeles Reiné, recuerdan que “antes de ser artistas, somos seres humanos. Y es nuestra humanidad la que debe brillar a través de nuestra obra. No podemos disociar nuestra vida interior de nuestra vida profesional; ambas se entrelazan, y esa conexión es lo que otorga autenticidad a nuestro trabajo”.
Fue aquí donde la realizadora aterrizó en su especialidad, el cine, una profesión que, “como muchas otras formas de arte”, tiene sus propias dificultades: “Cada día presenta un nuevo reto, una nueva duda o miedo sobre si seremos capaces de resolver lo que tenemos frente a nosotros. Pero he aprendido que los obstáculos no están para ser evitados, sino para ser confrontados. Es en esa confrontación donde encontramos las mayores oportunidades de aprendizaje y de crecimiento”.
“El cine es el arte del artificio”, dijo Reiné antes de profundizar en lo que significa la creación artística desde el encuadre de una cámara: “Es a través de ese artificio que tocamos las emociones más reales: el miedo, la alegría, el deseo. La razón para hacer cine es tener algo que decir y sentir la necesidad de expresarlo. Es un trabajo demandante, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Implica colaborar con muchas personas y asumir una gran responsabilidad. Pero en el fondo, lo más importante es establecer un vínculo emocional con el proyecto. Ese vínculo es el que nos guía en cada decisión, desde la elección del ángulo de la cámara hasta los detalles del decorado, y es lo que otorga sentido y dirección a lo que hacemos”.
Tras defender el “poder transformador del arte” y el poder que tiene para “replantear nuestros valores”, Ángeles Reiné concluyó su discurso con un plano final en el que volvió a enarbolar la bandera de la creación artística desde su insistente apuesta por las emociones humanas: “Reivindico la ternura en el arte, porque la ternura es el arte de personificar, de compartir sentimientos y, por lo tanto, de descubrir las similitudes entre nosotros. La ternura es lo que da vida a las historias y lo que nos permite ver el mundo como un todo interconectado. Y es en ese proceso de conexión y descubrimiento donde reside el verdadero poder del arte: la capacidad de transformarnos, de cambiar nuestra visión, y de mostrarnos que, aunque cada uno de nosotros ve el mundo de manera distinta, todos compartimos el mismo deseo de comprender y ser comprendidos”.
Tras el discurso de contestación de Joaquín Hernández, Kiki, y antes de la intervención de la concejala de Cultura, Maite González, clausuró el acto el presidente de Bellas Artes, Pablo Juliá, quien se congratuló de la entrada del cine en la Academia en la persona de Ángeles Reiné, a quien animó a participar en el debate público que sobre el conocimiento pretende ofrecer la Academia como aportación a la cultura actual.
Kiki describe a Reiné con un título suyo: “Una heroína de barrio”
El fotógrafo Joaquín Hernández, Kiki, fue el encargado de pronunciar el discurso de contestación para recibir a la nueva académica de Bellas Artes. Kiki parafraseó una de las películas de la cineasta gaditana para describir su persona. “Una heroína de barrio”. Y añadió: “Su trayectoria como directora y guionista de cine es un ejemplo de perseverancia y superación. Ángeles ha roto barreras y techos de cristal, enfrentándose a los desafíos de ser una mujer de provincias que ha logrado destacar en una industria a menudo centralizada lejos de su Cádiz natal”.
“Ángeles nació en Cádiz, en el seno de una familia trabajadora y emprendedora, valores que ha heredado y que, sin duda, han sido el motor de su carrera. Estudió en la primera promoción de niñas del colegio San Felipe Neri y más tarde cursó Publicidad en la Universidad Complutense de Madrid. Años después, con gran valentía, se trasladó a Londres con sus tres hijos y culminó sus estudios en The London Film School, iniciando una carrera de más de 25 años que la ha llevado a trabajar en España, Portugal, Inglaterra, Europa del Este, Oriente Medio y Estados Unidos”, señaló el fotógrafo y académico.
Kiki repasó también su trayectoria cinematográfica y concluyó con una cita de la propia Ángeles Reiné: ““El cine es mi pasión y, después de mi familia, es lo que más me completa.”
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