La APBC repone las barreras de acceso al puerto de Cádiz

Cádiz/Dicho y hecho. Ha bastado la denuncia por parte del comité de empresa de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz para que el organismo que preside Teófila Martínez optara por solucionar un problema que llevaba preocupando al personal de seguridad del recinto.

Las dos puertas de acceso principales a la dársena comercial del puerto de Cádiz, la de la Plaza de Sevilla y la de la Plaza de la Hispanidad llevaban ya varios meses sin la barrera de control de acceso al recinto portuario, lo que dificultaba las labores de seguridad por parte de la Policía Portuaria, que es el Cuerpo que tiene encomendada la vigilancia de los vehículos y las personas que quieren entrar en el Muelle de Cádiz por ambos espacios.

Así, según indican desde la propia Policía Portuaria, fue a finales de la semana pasada cuando trabajadores de matenimiento de la APBC se dispusieron a restablecer estas dos barreras de control, una decisión y una opción que este mismo lunes aplaudían desde la propia Policía Portuaria.

"Así ha sido. Nos hemos llevado varios meses sin barrera en ninguna de las dos puertas y ya está todo solucionado desde finales de la semana pasada.

Cabe recordar David Pérez Elías, presidente del comité de empresa de la APBC, sumaba esta denuncia a otra más relativas a la falta de mantenimiento en distintos lugares del recinto portuario de la capital. Y es el hecho de que desde hace ya mucho tiempo, según Pérez Elías, "pueden ser ya varios meses", ni la puerta de acceso a la dársena comercial por la Plaza de la Hispanidad ni la de la Plaza de Sevilla cuentan con una barrera de seguridad para evitar o controlar el acceso al recinto de vehículos.

Esta situación, según David Pérez Elías, se agravaba a la vista del déficit de personal que sufre la Policía Portuaria del puerto de la Bahía de Cádiz, en la que se detecta y denuncia que faltan policías para poder dar el servicio adecuado que merece un puerto como el gaditano.

Según el presidente del comité de empresa, se da la circunstancia de que tan sólo hay un miembro del cuerpo en estos puestos de control que no sólo está ahí para controlar el acceso de personas y vehículos al recinto sino que, además, tiene que atender el teléfono y la emisora, por si en algún momento requieren su ayuda en algún otro puesto en el que esté ocurriendo algo en un momento dado.