Autobuses urbanos de Cádiz cumplen 25 años en circulación
Media docena de vehículos acaba de cumplir 25 años en funcionamiento, edad excesiva para la vida útil que suelen tener
El nuevo contrato sigue pendiente de fijar las condiciones e iniciar el proceso de licitación pública
Hay aniversarios y aniversarios. Un 25 cumpleaños en la vida de cualquiera es una juventud repleta de ilusiones, proyectos y sueños por cumplir; y unas bodas de plata para cualquier institución es motivo de un programa de actos extraordinario y de una satisfacción también grande de sus miembros. En el mundo de las hermandades, de hecho, un 25 aniversario se traducirá, en muchas ocasiones, en una procesión garantizada. Pero para un autobús urbano, en una ciudad como Cádiz, cumplir 25 años es una pésima noticia, un ejemplo claro de fracaso en la gestión, un signo de preocupante dejadez para una administración local que lidia con apenas medio centenar de autobuses (número ínfimo en relación al servicio que se presta en grandes ciudades).
En concreto, son seis los autobuses que en la actualidad siguen circulando pese a ser matriculados, y empezar a prestar servicio, en el año 1999. Son, hoy en día, los más viejos de la flota, teniendo en cuenta que la entrada en circulación de seis vehículos híbridos en la recta final de 2022 permitió jubilar a los seis que se matricularon en 1998, y que según han confirmado fuentes cercanas al anterior gobierno municipal se dieron de baja y se desguazaron para poder usar las piezas a modo de recambio para arreglo de otros autobuses.
Cumplir 25 años es un auténtico despropósito, teniendo en cuenta la vida útil que se considera óptima para este tipo de vehículos y con el uso que suelen tener. No hay cifra exacta para determinar el período de uso, que suele oscilar entre los 10 y los 15 años; es decir, el mismo tiempo que acumulan ya fuera de plazo estos seis autobuses.
El Ayuntamiento, de hecho, tenía establecida la vida útil para estos autobuses de 12 años, especificando -en un informe técnico del año 2022- que ese baremos “no significa que los mismos carecen de valor alguno, ya que se conoce la existencia de un mercado de recompra de autobuses con destino a chatarra, fabricantes de vehículos o servicios con edades máximas de flota superiores, principalmente en Europa del Este”. Es decir, que en caso alguno se contemplaba mantener en circulación autobuses más allá de los 12 años, edad que duplican algunos de los vehículos que siguen en servicio actualmente.
A estos seis autobuses de 1999 le siguen, por cuestión de meses, otros cuatro que fueron adquiridos en el año 2000; es decir, que en apenas unos meses cumplirán también ese sonrojante cuarte de siglo. Y todo ello a la espera de una renovación de la flota y la licitación de un contrato que se eterniza, que no fue capaz de sacar el anterior gobierno en sus ocho años al frente del Ayuntamiento y que por ahora el PP tampoco lo ha logrado después de más de un año ya desde que tomó posesión.
Fue el anterior gobierno el que inició la renovación de los autobuses con la entrada en funcionamiento de los seis nuevos híbridos que desde octubre de 2022 prestan servicio, a los que según han reclamado en varias ocasiones debían sucederle otros tantos cada año, en un supuesto plan que quedó frenado tras las elecciones municipales.
Sí contaba el Ayuntamiento en 2022 con una renovación de la flota que precisamente culminaría el próximo año y que afectaría a 14 vehículos que debían estar activos desde el pasado año (‘jubilando’ los que se adquirieron en 1999, 2000 y 2003), otros 14 para este año en curso (seis adquiridos también en 2003 y ocho de los que se incorporaron en el año 2005); y los 14 últimos para 2025 (dos de 2005, los tres comprados en 2006 y los nueve que llegaron, por último, en 2007). A todos ellos, eso sí, habría que sumar otros 8 autobuses nuevos, ya que el objetivo entonces era aumentar la flota de 48 a 56 vehículos.
Así pues, el retraso en la tramitación y actualización del contrato del transporte urbano de viajeros (que lleva años, con el anterior y el actual gobierno, ultimándose sin que termine nunca de conocerse y aprobarse las bases que determinarán las condiciones futuras del servicio) sigue afectando gravemente al servicio en sí y a la propia ciudad. Y lo peor es que el proceso que conlleva un contrato de estas características hace temer que aún deberán pasar muchos meses hasta que llegue una nueva empresa -o que siga la actual- y adquiera los nuevos vehículos que hace más de una década que deberían haberse sustituido. Para colmo, el ejemplo que está dando el servicio de limpieza, con la flota de camiones antigua después de año y medio de contrato en vigor, no invita especialmente al optimismo ante este cumpleaños tan triste.
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